Fe y oración – Parte 1

Meditación sobre la Fe y la Oración basada en Marcos 11:20-26 (v.22-24) por el A.I. Saulo Murguia

Todo creyente tiene fe, sólo que la mayoría no la vive. No sabe como activar esta enorme fuerza, la fuerza más grande y especial que como hijos de Dios tenemos: la fe.

La esencia de la fe se expresa cuando el hombre, por medio de ella habla con Dios sobre todas sus necesidades.
Si la fe del hombre no lo lleva a conversar con el Creador, no es una fe completa.

Hablar con Dios sobre nuestras necesidades y conversar con Dios se llama oración.
Por tanto, siempre que hablamos de fe tenemos que involucrar de una manera u otra la oración.

No hay fe sin oración.

Es importante que sepamos que la oración está por encima de lo natural.
Veamos Marcos 11:22-24 las palabras del Señor Jesús a Pedro cuando se maravillaba de que la higuera que había maldecido se había secado.

22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.

23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.Marcos 11:22-24

Si usted le pidió algo a Dios y nunca recibió lo que deseaba, es comprensible que pueda preguntarse si Dios le escuchó en realidad.

¿Recuerda haber pensando alguna vez: ¿Qué pasó, Señor? Dijiste que si te pedía con fe, lo harías, ¿No me escuchaste?

Deténgase para pensar en esta pregunta: ¿Puede recordar alguna ocasión en que trajo una petición al Señor y al parecer no fue contestada? ¿Cuál fue la situación? ¿Qué pidió en su oración? ¿Qué dijo a otros en cuanto a esa oración? ¿Que hizo al respecto?

Creo que una de las razones más comunes por las que experimentamos una crisis de fe es que nuestras palabras y nuestra actitud no armonizan. Nos decimos que estamos orando al Padre celestial, buscando su voluntad y pidiendo su intervención, pero lo que realmente estamos haciendo es quejándonos con Él.

Le decimos: «Señor, realmente metí la pata», o «No merezco esto». Podemos decirle, también: «¿Cómo sucedió esto?» O, quizás, incluso, clamar: «¿Por qué permitiste que esto sucediera?». Nos lamentamos llenos de angustia por la situación, y después le pedimos a Dios que la arregle.


¿Es esta una oración que honra a Dios?
Debemos orar de una manera que se centre en la gloria de Dios, no en la nuestra.
En Marcos 11.24 Jesús enseña que si pedimos algo, debemos creer en nuestro corazón que ya ha sido concedido. Este nivel de fe no se encuentra en nuestros lamentos sino en nuestras alabanzas. Dios quiere que clamemos a Él y que traigamos nuestras peticiones a sus pies.

Algunos predicadores de la prosperidad han hecho creer a muchos que aquí Jesús se refería nada menos a lo que conocemos como el «ley de la atracción» – Esa falsa enseñanza dice algo así como:

A menudo nos convertimos en lo que creemos ser. Si creo que no puedo hacer algo, me hace incapaz de hacerlo. Cuando creo que puedo, adquiero la capacidad de hacerlo, aunque no lo tuviera al principio.Gandhi
Puedes cambiar tu mundo cambiando tus palabras … Recuerda, la muerte y la vida están en el poder de la lenguaJoel Osteen
Por supuesto, el Señor Jesús no se refería a ninguna «ley de la atracción»

El Señor Jesús inicia diciendo «Tened fe en Dios» y luego relaciona eso con la oración.

No sin antes indicar que las leyes de la creación de Dios obligan a las cosas que sean de una forma, y la oración la cambia.

Cuando dice «tened fe en Dios» se refiere a que vivamos con fe. Algo que es continuo.

Es necesario que vivamos con fe. ¿Pero, como es esto? ¿Qué es lo que nos impide vivir con fe? La Escritura nos lo responde.

Hay varias cosas que impiden al hombre vivir con fe, hoy veremos una de ellas:

  1. La falta de creencia de en la existencia de Dios en forma perceptible y activa, es decir reconocen que Él existe, pero que no supervisa cada detalle de su vida.
    La fe de estas personas se resume en que hay un Dios Creador de universo y -en su opinión- Él está ahí en algún lugar del cielo y no interviene en la vida diaria. Por esa razón no piensa en dirigirse a Él cuando tiene una gran necesidad.
En Hebreos 11:6 está escrito:

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Hebreos 11:6

Reflexionemos en esto…

Continuaremos hablando de este tema.. Sus comentarios son bienvenidos.


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