Regocijaos en el Señor siempre
Texto bíblico: Filipenses 4:4-9 (v.4)
Transcripción
Las cartas del apóstol Pablo, tienen una estructura similar a otras cartas escritas en esa época (siglo 1 de nuestra era).
Los autores de esa época, usaban una forma de ensñanza llamada en griego ‘paraenesis’ que es un tipo de exhortación moral e instrucción que tiene que ver con la vida práctica.
En Filipenses 4:4-9 vemos un ejemplo de esa ‘paraenesis’ en las cartas de Pablo.
El apóstol enfatiza la importancia de regocijarse en el Señor siempre.
En Romanos 14:17 dice «porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.»
Allí vemos que el «gozo en el Espíritu Santo» es una de las marcas que caracterizan a los ciudadanos del reino de Dios.
Entonces, llevar una vida sombría, de continuo lamento y disgusto es algo inconsistente con ser ciudadano del reino de Dios.
Pablo se refiere a ‘regocijarse’ como un imperativo. Es un mandato que tengamos gozo en Cristo. Debemos tomar esto muy en cuenta.
Seguramente, en ocasiones, como creyentes, vamos a pecar y eso va a ser un obstáculo para que sigamos disfrutando de ese gozo, entonces nos arrepentimos, pedimos perdón y regresamos a ese gozo en Cristo. Eso es muy diferente a que llevemos una vida de constante ansiedad y angustia.
La palabra traducida «regocijarse» también es un afín de caris que significa «gracia». Literalmente, regocijarse es experimentar la gracia de Dios (favor) y estar consciente (contento) de su gracia.
Las palabras xaírō χαίρω («regocijar»), 5479 /xará («gozo») and 5485 /xáris («gracia») – Son cognados: tienen un mismo origen etimológico, pero con distinta evolución fonética.
La razón por la cual los creyentes pueden tener una actitud y una expresión de alegría – de gozo- es por la gracia de Dios.
Podemos, y debemos, alegrarnos, porque no nos regocijamos en nuestras circunstancias; Nos regocijamos en el Señor.
Y podemos y debemos alegrarnos siempre.
Incluso en los malos tiempos. Incluso en los tiempos difíciles. Incluso en los tiempos oscuros.
No nos regocijamos por lo que estamos soportando; nos alegramos a pesar de lo que estamos soportando.
Reflexionemos:
¿Qué ocupa tu pensamiento, tu problema o hacia la gracia de Dios?
¿Te enfocas en lo negativo o lo positivo de quién es Dios y lo que ha hecho por ti?
La fe cristiana no niega la realidad del dolor y la lucha, pero tampoco se revuelve en ella.
No nos afligimos como aquellos que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13).
Acudimos el Señor que nos da fuerzas.
«El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas» (Isaías 40:29).
Cuando te apoyas en el Señor…
puedes regocijarte en Él siempre a pesar de las circunstancias.
Dios sabe a lo que te enfrentas en este momento. Apóyate en Él y Él renovará tu fuerza. Montarás con alas como las águilas. Correrás y no te cansarás.
Basta con recordar Isaías 40:31, que dice:
«pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.»
Asi que… reocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo regocijaos.
A.I. Saulo Murguia A
Hermosa Enseñanza!!!