MESÍAS

La significación de la Navidad estriba en el hecho de que el niño en Belén nació siendo Mesías. El ser Mesías no es un premio que se da, ni un logro, ni tampoco una carrera que se estudia. El título es una designación, realizada simbólicamente por medio de un ungimiento por aceite.

La designación es lo que hace ser mesías, no la unción; la unción lo señala. La unción se da al que es el Mesías, pues por serlo es ungido.
El ejemplo más claro es el ungimiento de David, para ser rey sobre Israel (1Samuel 16:1-13). Cuando llegó David a la presencia de Samuel, Jehová dijo: “Levántate y úngelo, porque éste es” (v.12). En el primer versículo de este capítulo, ya había dicho Jehová a Samuel “de sus hijos Yo me he provisto de Rey”. La designación fue mucho antes del ungimiento. Lo mismo pasó con Jeremías. Al llamarle, le dijo Jehová “Antes de que te formases en el vientre… y antes de que nacieses… te di por profeta a las naciones”. Era lo mismo con los sacerdotes: todos los varones que nacían de padres de familia de Aarón automáticamente eran candidatos del ungimiento ya que cada uno era Mesías desde niño, aunque no entraba en el oficio sino hasta cumplir con la edad y el entrenamiento adecuado.

La práctica de ungir, en el sentido de un rito religioso para entrar en el oficio, se hacía en el pueblo de Dios en los tiempos del Antiguo Testamento en relación con tres oficios: de profeta, de sacerdote y de rey. El que fue designado como “mesías” fue designado para uno o más de esos oficios. Ezequiel y Jeremías, por ejemplo fueron sacerdotes y profetas. Jesús el Cristo es el triple mesías ya que Él es nuestro profeta, sacerdote y Rey.

El que fue designado profeta podía afirmar “el Espíritu de Dios está sobre mi… para predicar” (Isaías 61:1; cf. Lucas 4:18). Los profetas que dieron el mensaje de Dios para el pueblo de Dios, fueron inspirados para esto (ii Pedro 1:18-21). Jesús mismo repitió las palabras de Isaías 61:1 aplicándolas a sí mismo, cuando predicó en la sinagoga en Nazaret (Lucas 4:18).

Los sacerdotes también, antes de que pudieran oficiar fueron ungidos públicamente para funcionar en su oficio. Servían como representantes del pueblo en los servicios a Dios, eran intermediarios entre Dios y su pueblo, a favor del pueblo.

Más prominente entre los oficios con que solamente el mesías podía cumplir era el oficio de Rey. Aun notamos en la Biblia que cierto énfasis se da la idea de que el Mesías es el eterno Rey. Este énfasis, por supuesto, no elimina los otros oficios del Mesías, sino está coordinado con la predicación del Reino de Cristo, un elemento sobresaliente en los evangelios y en la predicación de los apóstoles, en el libro de los Hechos.

El niño que nació en Belén, cuyo nacimiento celebramos todos los años en ésta época, nació siendo el Mesías. Esta es su identidad. Si no lo conocemos como el Mesías, Profeta, Sacerdote y Rey, y si no sabemos la importancia de estos oficios, no podremos celebrar la Navidad como debemos hacerlo.

Artículo publicado originalmente en el Editorial del Boletín Buen Oleo de la INP Berith – 16 de diciembre, 2007

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