Cristo vive en mí – Filipenses 2:1-5

Meditación sobre Filipenses 2:1-5 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles

El estar en situaciones estresantes de trabajo o el no poder salir de nuestras casas en mucho tiempo, en muchas ocasiones es motivo de angustia o desesperación. Hemos sido testigos de cambios en nuestra forma de vida cotidiana, pero debemos estar seguros de que Dios está con nosotros, los cambios suceden porque Dios así lo dispone.

El Apóstol Pablo nos dice en 1ª Corintios 8: 6

6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.

Tengamos la certeza de que Dios es el señor de todo y que nuestra confianza está segura en Cristo nuestro señor.

En el primer versículo del pasaje dice:

1 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,

El Apóstol Pablo nos invita a la unidad, a ser humildades, a vivir en amor hacia nosotros y con nuestros semejantes. Podemos decir si Cristo vive en mí, en cada uno de nuestros corazones, entonces tenemos consolación en su amor, un mismo sentir y misericordia hacia los que nos rodean.

Con su amor Cristo nos consuela, nos reconforta, nos reanima, nos revive y nos da nuevas fuerzas para seguir sus pasos.

Por la comunión del Espíritu nosotros compartimos vida con el Espíritu de Dios el cual no conocíamos antes. El Espíritu Santo llena nuestra vida, nos guía y se mueve en nuestras vidas de una manera poderosa y preciosa.

Podemos sentir la presencia de Dios en nuestras vidas a través de su providencia que podemos ver a cada momento y su misericordia.

En los versículos 2 al 4 dice:

2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

El Apóstol Pablo nos exhorta, nos pide que no echemos en saco roto sus recomendaciones de unidad, de un mismo sentir en Cristo.

Como cristianos debemos decir, Si Cristo vive en mí, en cada uno de nosotros, entonces no esperemos recibir nada a cambio de lo que hagamos.

Hermanos el apóstol Pablo nos pide que evitemos hacer las cosas por contienda o vanagloria.

La contienda significa lucha, enfrentamiento discusión, cuando hacemos las cosas no por amor a las personas sino con el deseo de superar a otros, de ser promocionado a algún puesto, el tratar de ganar y llamar la atención no es la voluntad de Dios.

La vanagloria es cuando nos enfocamos en nosotros mismos como centro de la atención diciendo yo soy mejor que este o aquel, yo soy el conocedor, los demás no saben o están equivocados.

La definición del diccionario de la palabra vanagloria (presunción) es “Una opinión excesivamente favorable de la habilidad propia, importancia o inteligencia,” y así sucesivamente. Cuando hacemos las cosas sintiéndonos muy importantes, o con la capacidad, o con el talento, estamos fuera de la voluntad de Dios.

Hermanos no debemos hacer menos a las demás personas con las que trabajamos o están a nuestro alrededor, no debemos creernos superiores a nadie en algún aspecto, sin envidias o rivalidades, Dios no quiere eso de nosotros.

En 1ª Pedro 3: 10 al 12 dice:

10 Porque:
El que quiere amar la vida
Y ver días buenos,
Refrene su lengua de mal,
Y sus labios no hablen engaño;
11 Apártese del mal, y haga el bien;
Busque la paz, y sígala.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
Y sus oídos atentos a sus oraciones;
Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

Si Cristo vive en nosotros debemos dejar de pensar solo en nosotros mismos, evitemos ser egoísta, debemos preocuparnos por los problemas, necesidades y enfermedades de nuestros hermanos y por aquellas personas que nos rodean.

En el versículo 5 del pasaje dice:

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

El Apóstol Pablo nos pide que elijamos seguir los pasos de nuestro señor Jesucristo, él vino a este mundo humildemente, nació en un pesebre, vivió entre nosotros compartiendo sus enseñanzas, sanando a los enfermos.

Recuerden también que este sentir es algo que se da de parte de Dios. En 1ª Corintios 2:16 dice que nosotros tenemos la mente de Cristo. Pero hermanos debemos dejar que este sentir sea el que nos muestre el camino que debemos elegir. Si Cristo vive en mí, en cada uno de nosotros debemos dejar que Él dirija nuestras vidas.

En Gálatas 2:20 dice:

20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Hermanos, somos salvos por la gracia de Dios en Cristo y podemos afirmar con certeza Cristo vive en mí. Roguemos a Dios para que esto sea una realidad en nuestras vidas.

A.I. Nelson Daniel Miranda Giles.

Comparte con tus amigos