
Oremos a Dios por nuestra familia
Meditación sobre I Samuel 1:3-5; 8-11 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Transcripción…
CDMX, viernes 7 de mayo de 2021
El mes de mayo trae consigo muchas fechas memorable y celebraciones, en las que las familias se reúnen a comer o a celebrar, esta unión de familias en días especiales nos trae muy buenos recuerdos y añoramos volver a reunirnos, ahora con las medidas de prevención es difícil que todas estas reuniones se hagan, pero no debemos desanimarnos.
En Isaías 41:13 podemos leer:
13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
Hermanos, Dios ha estado con nosotros en todo momento, esta situación que vivimos ahora pasará, pero el amor y la providencia de nuestro señor siempre estará con nosotros.
En el versículo 3 de nuestro pasaje en 1ª Samuel 1 dice:
3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.
Todos los años Elcana y su familia: sus dos esposas y sus hijos, subían al tabernáculo en Silo a ofrecer sacrificio a Dios, a adorar y dar gracias por las bendiciones recibidas.
Es importante recordar que el tabernáculo no era un edificio de piedra, es solo una tienda, un pedazo de tela sobre un marco ligero, que tienía varios marcos verticales de madera de acacia sostenidos por bases de plata.
El lados norte y sur del tabernáculo tienía veinte marcos cada uno, y cada marco está sostenido por dos bases de plata. Los otros dos lados tenían ocho marcos. Estos estaban reforzados con barras de madera de acacia talladas de oro (Éxodo 26:15-30).
Elcana llegaba al tabernáculo a adorar y dar gracia sin importarle que los hijos de Elí estuvieran ahí, Ofni y Finees que eran conocidos por sus excesos y mal comportamiento, por todo el pueblo de Israel.
Es importante mencionar que el ir a adorar a Dios en aquel tiempo tenía sus dificultades, Elcana que era un hombre piadoso y aún ofrecía sacrificios al Señor, conociendo la maldad de los sacerdotes no hizo inválido su propio servicio al Señor.
En los versículos 4 y 5 de nuestro pasaje leemos:
4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.
En libro de Levítico (1-7) podemos leer como debían ser los sacrificios, en este caso en particular (Levítico 7:11-36), vemos que parte de lo sacrificado debía ser consumido por la persona que ofrece y por su familia.
Cada miembro de la familia recibía una porción del sacrificio, Pero Elcana le entregaba la mejor parte o sea una doble ración a su esposa Ana porque la amaba, aunque no tenía hijos.
En los versículos 8 al 11 de nuestro pasaje leemos:
8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9.- Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,
10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.
11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Elcana sabía cuál era la pena de Ana y la trataba con delicadeza y amor, pero él no podía hacer nada para remediarla, así que la consolaba con palabras cariñosas.
Todos comieron y bebieron a excepción de Ana, que decidió levantarse de la mesa y buscar un lugar apartado en el tabernáculo, para orar a Dios y poner en sus manos la petición de su corazón.
El sacerdote Elí se encontraba en el tabernáculo junto a un pilar, sentado en una silla como señal de autoridad, observando y asegurándose de que las personas que llegaban se comportaran como era debido, mientras que por lo general la gente común y corriente se sientaba en el suelo o permanecía de pie.
Ana se sentía triste y apesadumbrada por no tener hijos y llorando, en su profunda amargura, Anna recurre al único que puede redimirla o ayudarla en su desesperación y desde el fondo de su corazón oro a Dios, pidiendo que no se olvidara de ella e hizo un voto, una petición con promesa.
Ana prometió:
1) Que su hijo sería sacerdote en el servicio levítico todos los días de su vida.
2) Que ella le haría nazareo, desde su nacimiento, o sea un hombre separado para el servicio de Dios.
Tal vez esta no era la primera vez que Ana oraba por un niño. Pero en esta ocasión ella oró de todo corazón entregando el niño al Señor, no solo en su corazón, sino también ella estaba dispuesta a cumplir su voto. Y al cumplimiento del tiempo Dios contesto su plegaria.
Hermanos, La familia es muy importante para Dios, es inspirador poder leer en su palabra cómo Dios mantuvo personas, y aún familias enteras, que perseveraron en la fe y que a través de su vida testificaron la fidelidad y la verdad de Dios a través de los tiempos, sin importarles que tan popular pudo ser su estilo de vida.
Hermanos, aquí estamos en este lugar, necesitamos continuar orando y apoyando, a nuestras familias, a nuestros hermanos, a nuestra iglesia, y construir y bendecir el lugar donde Dios nos ha puesto.
En 1ª Crónicas 16: 28 al 30 dice:
28 Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,
Dad a Jehová gloria y poder.
29 Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
Traed ofrenda, y venid delante de él;
Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
30 Temed en su presencia, toda la tierra;
Hermanos, oremos a nuestro Dios a través de la gracia que es en nuestro señor Jesucristo agradeciendo su cuidado y misericordia para con cada uno de nosotros y nuestras familias, pongamos en sus manos nuestros planes, los deseos de nuestro corazón y que nuestras vidas sean un fiel testimonio de nuestra fe.
A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.