
Una iglesia pobre ¡pero rica!
Texto: Apocalipsis 2:8-11
Introducción
La carta de Jesucristo a la iglesia de Esmirna es la más breve de las siete. Apenas se escriben cuatro versículos. Pero es una carta sumamente poderosa, llena de fortaleza espiritual, pero que también reconocemos que es una iglesia atribulada. Veamos lo que Cristo le dice a esta memorable iglesia y recordemos que también a nosotros el Señor “nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación”. (2 Corintios 1:4).
Jesús empieza sus mensajes hablando, primeramente, con la iglesia de Éfeso, que fue la más notable y dominante de su día, en Asia Menor. La segunda iglesia a la que dirige un mensaje es a Esmirna.
A unos 60 kilómetros al norte de Éfeso, hay un puerto natural que en el primer siglo fue el hogar de la ciudad de Esmirna.
- Esmirna era una gran, hermosa y orgullosa ciudad. Era un prodigio cultural y de aprendizaje, y tenía un gran orgullo de poder estar firme como ciudad. “Esmirna era una ciudad excelentemente hermosa. Reclamaba ser la “Gloria de Asia”.
- Esmirna era una ciudad rica. “Esmirna era una gran ciudad de comercio…Esmirna estaba al final del camino el cual es el valle del rio Hermo, y todo el comercio de ese valle fluía a sus mercados y encontraba almacenes por medio de sus muelles. Tenia un mercado especialmente rico en vinos. Esmirna, como Éfeso, era una ciudad rica y de grandeza comercial”.
- También sabemos, a partir de la historia, que era una ciudad profundamente comprometida a la idolatría y a la adoración del Emperador Romano. En una famosa calle de Esmirna, llamada la “Calle de Oro”, había magníficos templos para Cibeles, Apolo, Afrodita, y un gran templo para Zeus. Pero la adoración de aquellos dioses paganos se estaba muriendo. El verdadero enfoque estaba en la adoración del Emperador Romano.
- En el año de 196 A.C. Esmirna construyó el primer templo para Dea Roma-la diosa de Roma, el símbolo espiritual del Imperio Romano. Una vez que el “espíritu” de Roma fue adorado, no era un gran paso el adorar a los Emperadores muertos de Roma. Y aún fue otro pequeño paso el adorar a los emperadores vivos y luego el demandar tal adoración como una evidencia de alianza política y de orgullo cívico.
- En el año 23 D.C Esmirna se ganó el privilegio (sobre otras 11 ciudades) para construir el primer templo para adorar al Emperador César Tiberio. Esmirna era la ciudad líder en el culto Romano de la adoración al Emperador.
- El Emperador Romano Domiciano (81-96 D.C) fue el primero en demandar adoración bajo el titulo de “Señor” de las personas del Imperio Romano, como una prueba de su lealtad pública. De acuerdo con la historia primitiva, bajo el reinado de Domiciano Juan fue desterrado a la Isla de Patmos, en donde él recibió esta visión.
- “La adoración al Emperador habia empezado como una demostración espontanea de gratitud a Roma; pero al final del primer siglo, en los días de Domiciano, el paso final fue tomado y la adoración al César se convirtió en obligación. Una vez al año el ciudadano Romano debe de quemar una chispa de incienso en el altar de la divinidad de César; y habiendo hecho esto, se le daba un certificado de garantía que habia practicado su obligación religiosa”.
- “Todo lo que los cristianos tenían que hacer era quemar esa chispa de incienso, decir, “César es Señor”, recibir su certificado, e irse para adorar como quisieran. Pero eso era precisamente lo que los cristianos no estaban haciendo. A Ningún hombre le darían el titulo de Señor; ese nombre guardaría para Cristo Jesús, y para Él solamente. Ellos no se conformarían siquiera formalmente.
Vivir en Esmirna significaba estar en un hervidero de adoración al César y sacrificios paganos. Como veremos, eso pone a los cristianos en una clara desventaja.
Debemos notar que Esmirna es una de las dos iglesias en Apocalipsis 2-3 por las cuales nuestro Señor no tiene palabras de represión (la otra es Filadelfia). El silencio de nuestro Señor es sorprendente cuando vemos sus duras palabras para otras iglesias cercanas. Pero eso no se debe a una falsa compasión.
Aquí hay una realidad más profunda.
Su sufrimiento los había hecho más fuertes. Ese sufrimiento los había despojado de todo excepto de Jesús mismo. Aquí había una iglesia obviamente en problemas. Sus enemigos claramente tenían la ventaja. Al ver a los asediados creyentes de Esmirna, Cristo no tiene nada negativo que decir.
Esta pequeña carta nos dice algo sobre esta iglesia y nos dice mucho más sobre el Señor Jesús mismo. En el versículo 8 Jesús se describe a si mismo a la iglesia de Esmirna. El texto bíblico dice: “El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto”.
- El primero y el postrero: Jesús eligió este titulo de Su aparición inicial a Juan (Apocalipsis 1:11, 1:17) para hablar de su carácter eterno. El primero y el postrero son títulos que le pertenecen solamente al Señor, Jehová, de acuerdo con el profeta Isaias 41:4.
- El que estuvo muerto y vivió: Jesús eligió este titulo de su aparición inicial Juan (Apocalipsis 1:18) para recordar a los creyentes en Esmirna que ellos servían al Señor resucitado, victorioso sobre la muerte. La muerte no pudo detener a Jesús, y no puede detener a Su pueblo.
1. Jesús conoce nuestros problemas
“Yo conozco tus obras, y tu tribulación…” (v.9).
La palabra “tribulación” no describe los problemas comunes de la vida. Se refiere más bien a lo que podríamos llamar presión catastrófica. En otros contextos se usó para referirse a un hombre aplastado por una roca enorme. Cuando el cielo se cae a nuestro alrededor, cuando se pierde toda esperanza, cuando la oscuridad nos rodea y el enemigo se acerca, Jesús nos dice: “yo conozco tus tribulaciones”. Cuando leo esta frase, pienso en los creyentes que sufren hoy en dia en tierras musulmanes o -no vayamos tan lejos- en el sur de nuestro país. Esos cristianos valientes que enfrentan ataques de turbas enojadas o que son asesinados a manos de fanáticos.
Estas cosas suceden todos los días en todo el mundo. Ha sido así desde el principio y sigue siendo así hoy.
2. Jesús conoce nuestra pobreza
“Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)» (v.9)
Pobreza, De acuerdo con la historia, Esmirna era una ciudad próspera. Pero los cristianos allí eran pobres. “la palabra utilizada para “pobreza” es la palabra un pobre menesteroso. No solamente eran pobres”.
Los cristianos en Esmirna conocían la pobreza porque eran asaltados y corridos de sus trabajos en persecución del evangelio. Hebreos 10:34. “Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos”
Este tipo de persecución económica era una razón importante por la cual los cristianos en Esmirna eran pobres. Aún hoy, esta es una forma común de persecución en contra de los cristianos.
Lo que Jesús piensa de la Iglesia de Esmirna: (pero tú eres rico)
Rico. cualquier circunstancia externa dice que el cristianismo de Esmirna era pobre, y aún destituido. Pero Jesús miro a través de las circunstancias para ver que ellos eran en verdad ricos.
Rico es lo que Jesús pensaba de ellos, y si Jesús los consideraba ricos, entonces eran ricos. Nuestra estimación de nosotros mismos es mucho menos importante que la estimación de Dios de nosotros.
En contraste, los cristianos en Laodicea pensaban que ellos eran ricos, pero en realidad eran pobres (Apocalipsis 3:17). Laodicea era una iglesia rica pero pobre. Es mejor ser una iglesia pobre pero rica, que una iglesia rica pero pobre.
Y tú pobreza (pero tú eres rico) el contraste entre pobreza material y riqueza espiritual de los cristianos en Esmirna, nos recuerda de que no hay nada inherentemente espiritual en cuanto a ser rico. Aunque también no hay nada inherentemente espiritual en ser pobre.
Riqueza materiales son un obstáculo para el reino de Dios, un obstáculo el cual algunos no logran vencer (por ejemplo, encontramos en Marcos 10:23-25). No hay nada de malo con tener dinero; el problema es que el dinero nos “tiene” fácilmente a nosotros.
La iglesia de Esmirna también era rica en liderazgo. Uno de los pastores de esa iglesia se llamaba Policarpo. Él era uno de los discípulos del apóstol Juan, y sirvió en Esmirna hasta el año 155 D.C, fuera que murió heroicamente como un mártir.
3. Jesús conoce nuestros enemigos
“Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y pobreza (pero eres rico), y la blasfemia de los que dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás” v.9.
¿Quiénes son estas personas a las que se llama “sinagoga de Satanás”? Esta descripción tan fuerte se aplica a aquellos judíos en Esmirna que habían unido fuerzas con los paganos para acusar a los cristianos de traición contra Roma. Al tomar partido contra la iglesia de Jesús, ellos estaban de hecho tomando partido contra el Señor mismo.
Dios no toma a la ligera a los que atacan a sus hijos.
Como cristianos no adoraban a los Ídolos, sino que adoraban a Dios que es invisible, a veces se les consideraba ateos.
Sus oponentes escucharon rumores sobre comer y beber el cuerpo y la sangre del Señor en la Cena del Señor y los llamaron caníbales.
Debido a que los cristianos eran despreciados y marginados, parecían un virus en el cuerpo político, una especie de enfermad que necesitaba ser eliminaba de Esmirna.
Los llamados judíos que los atacaron no eran realmente judíos en absoluto. Eran judíos solo de nombre. Todo el asunto recuerda a la descripción de Pablo en Romanos 2:28-29 que dice:
“pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión lo que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios”.
Estas palabras habrían conmocionado a los judíos en Roma. También deberían sorprendernos. Pablo no está siendo antisemita, ya que él mismo era judío. Sin embargo, la identificación racial o étnica no importa en absoluto cuando se trata de la salvación.
Debemos notar de paso que la religión misma sigue siendo el mayor obstáculo para la difusión del evangelio.
La religión ciega a un hombre a su necesidad de Dios porque lo lleva a pensar que puede contribuir algo a su propia salvación.
Millones de personas tienen una religión basada en la superstición. Confían en algún factor externo, como su esperanza, para ganar el cielo. Tales personas algún día estarán tristemente decepcionadas.
Otros confían en la religión heredada. “mi papa era un diácono (o un anciano) (o un pastor). Mamá era maestra de escuela dominical”. Actúan como si la salvación se heredará como heredas el calor de tus ojos. No funciona de esta manera. Nadie más puede creer por ti.
La religión misma sigue siendo el mayor obstáculo para la difusión del evangelio.
Nunca te sorprendas cuando las personas religiosas te odien.
También odiaban a Jesús.
Luego lo crucificaron.
4. Jesús nos dice: “No temas”
“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (v.10).
Encontramos muchas cosas que aprender en este verso.
Primero. Nuestro Señor tiene un conocimiento perfecto de todo lo que está por sucedernos. Lo que nos sorprende no lo sorprende a Él.
Segundo. El Señor a veces permite que el diablo nos ataque severamente. ¿cómo exactamente puso el diablo a algunos de los creyentes en la cárcel? Sin duda, incitó a los judíos a colaborar con los paganos para incitar a la animosidad para que los cristianos terminaran en la cárcel, sin tener forma de refutar las falsas acusaciones contra ellos.
Tercero. Nuestros sufrimientos están limitados por el Señor. Jesús le dice a la iglesia que la persecución severa durará “diez días”. Algunos de nosotros podemos pensar. “esto no suena tan mal”. Veamos como nos sentimos después de que nos despiden de nuestro trabajo, cuando nos golpearon sin sentido, cuando nos roban en nuestra casa, cuando abusaron a nuestra esposa y atacaron físicamente a nuestros hijos. ¿te parecerá tan pequeña entonces?
Algunos de nosotros han estado en el horno de la aflicción por más de diez días. Para algunos es más como diez años. Para otros parece toda una vida.
Es ese contexto que vemos la importancia del titulo de Cristo para si mismo en el versículo 8.
“Estas son las palabras de aquel que es el primero y el último, que murió y volvió a la vida”.
Estos son los extremos:
- El primero y el último
- Muerte y vida.
Jesús es el Señor de los extremos. Él está allí al principio, y está allí al final. Como conquistó la muerte, la muerte misma no puede conquistarnos. Para usar la frase de John Stott, la muerte se ha convertido en un “episodio trivial” para el pueblo de Dios. me encontré con esta cita de Max Lucado sobre lo que la muerte significa para el cristiano:
“en el cielo, recordaremos el día que morimos con el mismo cariño que recordamos el día de la graduación”.
Había un hombre llamado Policarpo (o Policarpo de Esmirna). Los primeros creyentes sabían todo acerca de él porque fue uno de los primeros mártires conocidos de la fe cristiana. En su juventud fue discípulo del apóstol Juan. Durante muchos años se desempeñó como obispo de la iglesia en Esmirna. Durante una ola de persecución en el año 155 dC, cuando una turba exigió su muerte, los funcionarios romanos trataron de salvar su vida ofreciéndole repetidas oportunidades para negar su fe en Cristo. Se negaba cada vez cuando se le dio una última oportunidad de salvar su propia vida, respondió con palabras que resuenan a través de los siglos:
“durante 86 años le he servido y no me ha hecho mal. ¿Cómo puedo blasfemar a mi Rey que me ha salvado?”
Policarpo de Esmirna
Mientras los soldados se preparaban para clavarlo en la estaca en que seria quemado vivo (los clavaban para que no se intentarán escapar del fuego), se negó y dijo:
“Déjenme como estoy, porque el que me concede aguantar el fuego también me permitirá permanecer inmóvil en la hoguera, sin necesidad de que esté clavado”.
Policarpo de Esmirna
El fuego se incendió y Policarpo murió quemado. Cuando las llamas lo consumieron, se le oyó orar: “Te agradezco, Señor, que me hayas considerado digno este día y esta hora de tomar la cruz de Cristo con muchos testigos”.
Pero descansemos nuestra alma en esto.
No podemos ser tentados más allá de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13). El Dios que nos hizo conoce nuestros limites, y aunque seamos muy probados, él sabe lo que podemos soportar y nunca nos dará más de lo que podemos soportar.
Piénsalo de esta manera. Si Jesús dice que sufrirás diez días, ¡ninguna fuerza en la tierra puede hacer que dure once días! No terminará antes de tiempo, pero tampoco durará mucho. El limite de tiempo en nuestras pruebas ha sido determinado por el Señor.
Por eso dice: “No temas”. El Señor sabe lo que esta haciendo, y lo está haciendo. Cumplirá su propósito con respecto a nosotros.
5. Jesús dice: “Se fiel”
“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte” (vv.10-11).
Hay un importante que no perder de vista. Jesús nunca promete eliminar las pruebas de la vida. Nunca le dice a la iglesia de Esmirna: “Solo cree en mi y todo mejorará”.
Jesús no predicaba el evangelio de la prosperidad. Esa herejía ha infectado a la iglesia en todo el mundo y ha creado una generación de cristianos que son materialistas, mundanos y espiritualmente anémicos. Debido a que no tienen teología del sufrimiento, no están preparados cuando llega el sufrimiento.
Debido a que creen en “Mejor vida ahora” (como se titula el libro de Joel Osteen), no tienen fuerzas para enfrentar las terribles luchas de la vida.
Jesús nunca dice: “Cree en mi y te daré una vida fácil”.
Él dice: “Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”.
Sin duda, muchos de los creyentes en Esmirna pagaron el precio final por su fe. Habiendo seguido a Jesús en la vida, ahora lo siguen en la muerte.
Cuando leo su historia, me digo: “¿De dónde sacamos hombres así?
Sé que Dios tiene sus policarpos en todo el mundo hoy. Son los valientes hombres y mujeres que no inclinan la rodilla ante Baal, que no jurarán lealtad al Cesar, que no abandonarán su fe cristiana y que no volverán al paganismo.
Prefieren morir antes que entregar lo que Jesús les ha dado.
La muerte misma no tiene poder sobre el creyente que permanece fiel.
¡podemos morir, de hecho, moriremos algún día!
Esa no es la pregunta.
La pregunta es:
¿Seremos fieles pase lo que pase?
Pocos de nosotros seremos llamados a hacer lo que hizo Policarpo. Para la mayoría de nosotros, los sufrimientos que soportamos serán menos dramáticos, las presiones más sutiles, las tentaciones más difíciles de detectar. Pero el llamado de Jesús sigue siendo el mismo.
¡No temáis!
¡Se fiel!
El cielo nos espera. La muerte puede venir, pero no puede quitarnos lo que Dios nos ha dado.
El mundo da fama, y el mundo la quita. Que así sea.
Somos ricos hoy y pobres mañana.
Tenemos un trabajo y luego no.
Estamos sanos y luego nos ataca el cáncer.
Tenemos una familia feliz y luego parece desmoronarse.
Nuestros amigos dicen que nos aman y luego desaparecen.
Para aquellos que se mantienen firmes en medio de las pruebas, lo mejor está por venir. Recibiremos la “corona de la vida” y reinaremos con Jesús para siempre. La “segunda muerte” en el infierno no puede tocarnos en absoluto.
Animemos como hijos de Dios. No huyamos de los problemas de la vida. Somos ricos de lo que pensábamos.
Y el cielo está a la vuelta de la esquina.
Amén.
Pbro. Pedro Arcos Sánchez. 26 de enero de 2019