Una iglesia activista, sin amor
Texto: Apocalipsis 2:1-7
Introducción
Si Jesús visitara la iglesia Berith, ¿Qué diría al respecto?
¿Le impresionarían las cosas que impresionan a los demás?
¿Haría algún comentario de sus edificios?
¿Mencionaría el tamaño de la congregación?
¿Se daría cuenta cuanto dinero dieron la semana pasada?
¿Se sentiría como un extraño?
Los pastores siempre se sienten un poco nerviosos cuando alguien dice: “Visité su iglesia el domingo pasado y…”
Es lo que viene después del “y” lo que nos preocupa.
¿Qué pasa si Jesús mismo pasara por aquí?
¿Qué piensa Jesús acerca de la iglesia Berith?
¿Qué piensa él sobre nuestra iglesia?
Con este sermón comenzamos una serie de siete partes sobre las cartas a las iglesias en Apocalipsis capítulos 2 y 3.
En estas siete cartas, Nuestro Señor hace una visita pastoral a siete iglesias locales diferentes del primer siglo. En cada caso, adapta un mensaje que se ajusta a esa congregación en ese lugar en ese momento de la historia.
Todas estas eran iglesias reales en Asia Menor (la parte occidental de la Turquía moderna) que luchaban con la persecución y la tentación de un compromiso moral y espiritual.
Algunos (como Esmirna) enfrentaron más persecución que otros. Algunos (como Tiatira) enfrentaron grandes problemas de libertinaje moral dentro de la iglesia.
La iglesia en la oposición más envidiable económicamente (Laodicea) recibe la advertencia más severa del Señor.
Leer Apocalipsis 2-3 es como leer el correo electrónico de otra persona. Estas son iglesias reales llenas de personas reales que luchan con problemas reales. Aunque 2000 años nos separan de ellos, sus problemas no son muy diferentes de los nuestros. Al pasar por estas siete cartas, nos veremos a nosotros mismos y a nuestras iglesias bajo una nueva luz.
En una ocasión un siervo del Señor me pregunto de cuántas personas era la asistencia en la iglesia y cuanto entraba regularmente de ofrendas y diezmos en los cultos dominicales. Recuerdo muchas veces cuando me preguntaba: “¿Cómo estamos realmente?” acostumbramos a descubrir la respuesta por los números: contando monedas y personas. Y esas cosas si importan. El dinero que damos dice algo importante, y la cantidad de personas que asisten dice algo. La gente vota con su billetera y con sus pies todos los domingos.
Así es como medimos nuestras iglesias.
Pero Jesús…evidentemente…no lo hace así.
Eso es impresionante.
Entonces, ¿qué busca Jesús cuando viene a la iglesia? Estas siete cartas proporcionan una respuesta importante.
Comencemos
La primera carta fue dirigida a Éfeso, Éfeso es una ciudad y puerto marítimo de gran relevancia en Asia Menor en el siglo primero. Tal vez la ciudad más importante en ese periodo. Su grandeza todavía es visible hasta el dia de hoy gracias a que sus ruinas de Éfeso se han conservado de manera excelente, debido a que la Ciudad fue prácticamente abandonada en la Edad Media. Habia un anfiteatro en la ciudad en la cual cabían unas 25,000 personas, lo cual habla de la grandeza de esta ciudad.
Uno de los recintos que le daba renombre a la Ciudad y que deja ver la importancia de los asuntos religiosos es el Templo a Artemisa, el cual es considerado una de las 7 maravillas del mundo antiguo y es considerado el mayor templo de la antigüedad. En el capitulo 19 de Hechos podemos leer algunas escenas de los creyentes y de Pablo en Éfeso, incluyendo la controversia generada en torno al Culto a Artemisa. Este templo generaba una gran dinámica religiosa y económica en la ciudad. Aunque el culto a Artemisa era el mas importante. Éfeso tenia una gran cantidad de cultos a diversos dioses de diversas regiones, incluyendo dioses egipcios y emperadores romanos. Es porque Éfeso era una ciudad portuaria de gran importancia, por lo tanto, con gran vitalidad social, económica y religiosa.
Encontramos una palabra de elogio
La carta de Jesús comienza con un recordatorio de que Jesús está totalmente calificado para escribir porque “sostiene las siete estrellas en su mano derecha y camina entre los siete candeleros de oro” (v.1).
Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias. Los siete candeleros son esas siete iglesias (Apocalipsis 1:20).
Esta es una buena palabra para los pastores y los líderes de la iglesia que sentimos que estamos bajo el microscopio constantemente de Nuestro buen Dios. Nunca debemos temer. Somos sostenidos por el mismo Señor. Él nos conoce, nos ve y nunca nos ha olvidado.
Lo que notamos en este texto bíblico, es que habia mucho que elogiar a la iglesia de Éfeso. “Yo conozco tus obras” (v.2) Jesús mira a su Iglesia, y Él sabe lo que está sucediendo. No es un misterio para él. Si hay corrupción en la iglesia, pero para Jesús no hay nada oculto. Él nos diría lo mismo el dia de hoy, a ambos, a individuos y a congregaciones. “Yo conozco tus obras”.
“Yo conozco tus obras”. La iglesia de Éfeso tenía un gran celo por el Señor. Era una congregación ocupada, trabajadora y orientada al servicio. No se limitaban a sentarse dándose palmaditas en la espalda. Ansiosos por servir al Señor. Tenían un calendario de la iglesia lleno de eventos, programas, reuniones y una gran variedad de actividades para la comunidad.
“Tus obras, tu arduo trabajo y paciencia”: Jesús sabía lo que estaba haciendo bien esta iglesia. Ellos trabajaban duro para el Señor y ellos tienen una paciencia piadosa. La paciencia es la gran y antigua palabra griega de Hupomone, que significa “una paciencia firme”, En este sentido, la iglesia era una roca sólida.
Habia mucho de que elogiar a la iglesia en Éfeso. Pero eso no es todo. La iglesia de Éfeso no toleraba a los falsos maestros (v.2). la iglesia de Éfeso evidentemente no tenía ese problema. Probaron con los “falsos apóstoles” y los echaron de la congregación. También rechazaron la enseñanza de los nicolaítas, una secta extraña en la iglesia primitiva que enseñaba que “libertad en Cristo” significaba que tenias la libertad de pecar con impunidad. Querían que la iglesia fuera religiosamente pluralista. Querían conectarse con el paganismo. Ellos fueron los que comprometieron la pureza sexual, diciendo cosas como “Mi cuerpo es mío, puedo hacer lo que quera y aún estar en buena posición con Dios”. Tengamos en cuenta que Jesús realmente “odia” la doctrina de los nicolaítas. (v.6).
Además, la iglesia habia soportado la persecución y no se habia cansado. La iglesia en Éfeso tenia muchos enemigos. Nada ha cambiado realmente en 2000 años.
Podríamos llamar a eso una “fe de los Efesios” porque es exactamente lo que Nuestro Señor recomienda en su mensaje a esta iglesia.
¡Que gran iglesia fue! Trabajadora, centrada en la Biblia, valiente, llena de gente que pueda soportar el calor y nunca darse por vencida. ¿Quién no quería ser parte de una iglesia como esa?
Pero hay más en la historia
Encontramos una palabra de amonestación
Cuando Cristo mira a una iglesia, mira debajo de la superficie para ver la realidad subyacente. En este caso, todo lo bueno que la iglesia estaba haciendo fue eclipsado por una triste realidad.
Dice el versículo 4 “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”.
a. Pero tengo contra ti: Jesús empieza con una palabra –pero, que significa: “a pesar de todo eso”. Jesús tomo en cuenta todo el bien en la iglesia de los Efesios, y a pesar de todo eso, Él tenía algo en contra de ellos.
b. Que has dejado tu primer amor: a pesar de todo lo bueno en la iglesia de los Efesios, había algo seriamente malo. Ellos habían dejado -no perdido- su amor. Ellos alguna vez tuvieron un amor el cual ya no tienen más. Esto se puede describir como “una partida definitiva y triste”.
Es importante distinguir la palabra entre el dejar y perder. Algo puede ser perdido por accidente, pero el dejar es un acto premeditado, aunque esto no puede suceder de un momento para otro. También cuando perdemos algo no sabemos donde buscarlo, pero cuando dejamos algo, sí sabemos dónde buscarlo.
Aunque ellos habían dejado su primer amor, todo se veía bien desde el exterior. Si hubiéramos ido uno de nosotros de los servicios de la iglesia de Éfeso, nos impresionaría, “Esta es una iglesia donde suceden cosas. Están haciendo muchas cosas, y en verdad cuidaban la verdad” Al mismo tiempo, nos hubiera dado un sentimiento vago y falto de paz -aunque pudiera ser difícil de percibir. No era difícil para Jesús el ver el problema, aun cuando todo pareciera verse maravilloso desde el exterior.
El problema era serio. Sin amor, todo es vano. No es sorprendente que Jesús dijera: “pero tengo contra ti”. “Una iglesia no tiene razón de ser cuando ella no tiene amor dentro de su corazón, o cuando el amor se a enfriado. Pierde el amor, pierdes todo”.
c. dejando tu primer amor: ¿Qué amor dejaron ellos? Como cristianos, se nos dice que amemos a Dios y a los unos a los otros. ¿Dejaron su amor por Dios? ¿Dejaron su amor el uno por el otro? Probablemente ambos estén en mente, porque estos dos amores van de la mano. No puedes decir que amas a Dios y no amas a Su familia, y no puedes amar a Su familia sin amarle a Él primero.
La iglesia de los Efesios era una iglesia que trabajaba. La iglesia de los Efesios era una iglesia con una doctrina pura. Cuando el amor muere, la doctrina se convierte en el cadáver, un formalismo sin poder. La adherencia a la verdad se amarga en fanatismo cuando la dulzura y luz y amor de Jesús se alejan”.
d. Primer amor: Existe una diferencia definitiva en su relación con Jesús. Las cosas no son como acostumbraban hacer. No es que debiéramos de esperar la misma emoción que tuvimos cuando todo era nuevo en la vida cristiana. Pero lo nuevo debe de cambiar a una profundidad que hace que nuestro primer amor sea más fuerte.
Una pareja que haya estado casada por mucho tiempo no siempre tienen la misma emoción de excitación que tuvieron cuando salían por primera vez. Eso se debiera esperar, y está bien -si esa emoción ha madurado en una profundidad de amor que lo hace aun mejor que el primer amor.
Los versículos 5-6
a. Recuerda, por tanto, de dónde has caído. El primer paso para la restauración de la iglesia de los Efesios es que ellos recuerdan. Ellos necesitan recordar, por tanto, de dónde has caído. Esto significa que recuerden lo que ellos solían ser en su amor para el Señor y para el uno para el otro.
Cuando el Hijo Pródigo estaba en un chiquero, el primer paso para la restauración fue el recordar que vida tenia en el hogar de su padre (Lucas 16:17-19). Este siempre es el primer paso para regresar a donde debiéramos de estar con el Señor.
b. Arrepiéntete. Este no es un mandamiento para sentir lástima, o en verdad, para sentir nada. Significa el cambiar tú dirección., el ir en un camino diferente. Es “una apelación urgente para un cambio instantáneo de actitud y conducta, antes de que sea tarde”.
c. haz las primeras obras. Esto significa que ellos deben de regresar a lo básico, a las primeras cosas que ellos hacían cuando se enamoraron por primera vez de Jesús. Hay cosas de las cuales nunca debiéramos de creer más allá.
1. ¿Que son las primeras obras?
¿Recuerdas cómo solías pasar tiempo en su Palabra?
¿Recuerdas cómo solías orar?
¿Recuerdas el gozo que tenias al juntarse con otros cristianos?
¿Recuerdas lo emocionado que estabas de contarles a otros acerca de Jesús?
Podríamos pensar que Satanás ha hecho una obra maestra al crear un sentido general de insatisfacción con estas primeras obras. Los cristianos correrán detrás de casi cualquier “método” o “programa” nuevo, extraño, para crecimiento y estabilidad. Nuestra corta medida de atención nos hace que nos “aburramos” fácilmente con la emoción más verdadera. Algunas veces hacemos casi de todo, excepto las primeras obras.
Encontramos una palabra de advertencia
No debemos omitir las palabras solemnes de Jesús en el versículo 6: “pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar.” El candelero representa la aprobación de Dios en la iglesia misma. Ninguna iglesia tiene un derecho ilimitado sobre las bendiciones de Dios. El Señor puede quitar su “candelero” a cualquier iglesia. Jesús les da una advertencia pues si no se arrepienten, Él removerá su luz y su presencia. Cuando su candelero sea quitado, ellos podrían continuar como una organización, pero ya no como una verdadera iglesia de Cristo Jesús.
Déjenme hacerles una pregunta para la que no tengo respuesta. ¿Cómo sabe una iglesia cuando se quita su candelero? Posiblemente la iglesia misma nunca lo sabría porque, en cierto sentido, nada cambiaria. Dios quitará su mano de la iglesia y todo continuaría como siempre.
El predicador predicaría
Los coros cantarían
Las luces brillarían.
El sistema de sonido funcionaria.
La escuela dominical se reuniría.
Los diáconos recogerían la ofrenda.
La gente se saludaría y agitaría sus boletines cuando algo le parece bonito.
Los diáconos harían oración.
Los adolescentes y jóvenes tendrían sus reuniones.
Y Dios no estaría allí. Seria religión sin realidad, predicación sin poder e iglesia sin Jesús.
Es un hecho triste que la iglesia en Éfeso finalmente dejó de existir. Simplemente ya no existía.
Pero quizás desaparecer es mejor que continuar como iglesia cuando Jesús está ausente.
Pero encontramos una palabra de invitación
Y así llegamos a la última pregunta. ¿Estamos escuchando lo que Dios está diciendo? Cada una de las siete cartas incluye esta frase: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (v.6) ¿Tenemos oídos para oír? ¿O ya estamos demasiado distraídos por el ruido del mundo? La fe cristiana es una religión de los oídos: escuchar la Palabra del Señor. Dios nos está hablando. ¿Estamos escuchando?
El mensaje a la iglesia en Éfeso termina con esta promesa a los vencedores: “Daré el derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios” (v.7). La palabra paraíso habla de la presencia personal del Señor Jesús. Es lo que Jesús prometió al ladrón arrepentido: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc. 23:43). Si somos fieles en esta vida, conoceremos a Jesús íntimamente en la próxima vida. Nadie realmente sabe o puede diga exactamente lo que eso significa, pero debe ser maravilloso. En ese día nunca nos arrepentiremos de haber amado al Señor en esta vida.
Si lo amamos aquí, lo amaremos más allá.
Si nos regocijamos aquí, nos regocijaremos aún más allá.
Para aquellos que son fieles, Cristo promete una comunión continúa e íntima en el paraíso, sostenida en el “árbol de la vida” por toda la eternidad.
Pbro. Pedro Arcos Sánchez. 19 de enero de 2019