Fe y Oración – Parte 3

Transcripción:

Esta es nuestra tercera meditación de la serie «Fe y Oración» si no ha visto las dos anteriores le dejo un enlace abajo para que las vea, ya que eventualmente voy a hacer referencia a alguna de ellas.

Fe y Oración – Parte 1

Fe y Oración – Parte 2

En la vida del creyente, la fe es tan vital que las Escrituras dicen que sin fe es imposible agradar a Dios. Las Escrituras también dicen que la fe es un potente don de Dios.

El en la primera meditación de esta serie, mencionamos aquella frase que el Señor Jesús dijo a sus discípulos en Marcos 11:23
«Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.»

Esta fe «como un grano de mostaza» se menciona primero en Mateo 17:14-20. Los discípulos no podían exorcizar a un demonio, a pesar de que Jesús le había dado explícitamente autoridad para hacerlo. Cuando preguntaron por qué no habían podido,
«Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.»

Luego, en Lucas 17:5,6 leemos:
«Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.»

Usando como ejemplo un grano de mostaza, Jesús se refiere del inmenso poder de Dios que se activa en cada creyente, en aquellos a los quee ha sido concedida la fe.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.Efesios 2:8,9
Aquí encontramos la tercera cosa que impide al hombre vivir con fe:

No creer que nuestra fe es demasiado pequeña. Creer que nuestra fe es inquebrantable y que somos los mejores creyentes del mundo y que con solo concentrarnos en desear algo mucho podemos lograr cosas grandes. Esa idea ha sido importada del pensamiento mágico y religiones místicas.

Eso implica: creer erróneamente que nuestra fe (ya sea grande o pequeña) es algo que no puede crecer más.

Aun que la fe que Dios nos ha dado es la suficiente para recibir la «salvación por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús», El Señor Jesús mismo dice la fe que tenemos, es demasiado pequeña.

Cristo le dijo a Sus discípulos que con una mínima medida de fe, del tamaño de un grano de mostaza, podían mover montañas. Entonces, ¿qué significa contar con una «fe del tamaño de una semilla de mostaza»?, por consiguiente, nuestra fe es aun más pequeña que eso.

La clave para entender estos pasajes es la naturaleza de la fe, que es un don de Dios. El poder de la fe manifiesta la naturaleza omnipotente de Dios que otorga fe a los suyos.

En Mateo 13:31,32 hay una parábola de Jesús sobre un grano de mostaza, creo que nos ayudará a entender todo esto…
«Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. «

El grano de mostaza es un grano muy pequeño, de ahí podemos decir que la cantidad de fe necesaria para realizar cosas grandiosas es muy pequeña, precisamente porque puede crecer.

Así como en la parábola del grano de mostaza, Jesús utiliza una hipérbole para subrayar que lo poco es mucho cuando proviene de Dios.

En la parábola, el grano de mostaza termina siendo un árbol.

En sus inicios, el cristianismo en el que solo unos pocos discípulos comenzaron a predicar y enseñar el Evangelio, con el tiempo, el reino creció a proporciones inmensas, abarcando todo el mundo y difundiéndose durante siglos, hasta el día de hoy.

Lo mismo ocurre con una pequeñísima medida de fe, cuando es verdadera fe y proviene de Dios, crece a proporciones enormes en la vida de los creyentes y afecta la vida de todas las personas con las que entran en contacto.

El grano de mostaza es un ejemplo impactante del potencial de un grano. Aunque comienza siendo pequeño e insignificante, se convierte rápidamente en una bendición para otros.

Una semilla no hace nada hasta que se planta. Pareciera ser que Jesús nos dice que la fe se planta al hablar. «Si tienen fe como un grano de mostaza, podrán decir…».
Para tener fe como un grano de mostaza, debemos decir algo. Decir lo que Dios dice en Su Palabra es la mejor de las opciones.

Una semilla, al crecer, puede mover o incluso romper rocas y otros obstáculos.

No lo hace instantáneamente o de manera explosiva, sino mediante una expansión incesante de crecimiento que empuja continuamente hacia arriba y hacia fuera.

A medida que una semilla va creciendo y se convierte en planta, sigue consumiendo nutrientes de su fuente, y por lo tanto sigue creciendo más grande y fuerte, desplazando todos los obstáculos.

La falta de oración es una señal de que necesitamos crecer en nuestra fe y Dios mismo ha provisto los medios para que podamos crecer, en Romanos 8:10 «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.».
Es una fe que proviene de escuchar y creer la Palabra de Dios.

Pero después de escuchar y creer, la única manera de que crezca nuestra fe es si la ponemos en práctica.

Una fe como un grano de mostaza es una fe que no se conforma siendo pequeña; es más bien una fe que se sumerge en la tierra de la Palabra de Dios, se arraiga y crece, crece y crece…

La fe es, entonces, la fuerza más grande que Dios nos ha dado.

Gracias a esa fuerza, podemos superar fácilmente y con éxito cada dificultad, prueba o crisis en todas las áreas: sustento, matrimonio, educación de los hijos, relaciones, trabajo…

Sin esa fuerza, hay situaciones en las que el hombre, no sólo se siente, sino que queda desesperado y desamparado.

Es necesario que sepamos que toda desesperación y amargura, son sólo resultado de nuestra falta de fe.

El hombre no creyente, piensa que en la situación en que se encuentra no hay ninguna solución y por eso pierde toda esperanza. Pero quien tiene fe, sabe que no hay ninguna situación de la que Dios no pueda salvarlo.

¿Es así?

Veamos lo que está escrito en Romanos 8:28
«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»

En ese mismo capítulo de Romanos 8:35, también dice:
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?»

Pero de eso hablaremos la próxima semana…

Dios les bendiga.


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