Sociedad Femenil Lidia – 10 junio, 2020

Hermanas, esta es la lección que corresponde al día de hoy 10 de junio de 2020, en la Soc. Femenil Lidia: el expositor es el Pbro. Pedro Arcos, así que incluimos su comentario en texto y en audio acerca de la lección de hoy. Les animamos a leerlo y escucharlo.

También se incluye el texto del libro (pág. 85-88)

Los versículos para memorizar: Filipenses 2:13 y 14

13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,

Cuenta tus bendiciones
Comentario de Pbro. Pedro Arcos sobre la lección de hoy (Audio y Texto)

CAPITULO V

EL USO CORRECTO DE LA VIDA PRESENTE

Subtema: Las cosas terrenales son un regalo de Dios

Salmo 104:14-15. “El hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre”. El provee vegetación en abundancia y variedad para las bestias, y grano para que le hombre les cultive, tanto para si como para sus ganados. Mediante un milagro lento y silencioso, sale de la tierra alimento. El jugo de la uva es cambiado en vino por un proceso químico maravilloso de fermentación, y el hombre se alegra al beberlo. El olivo de su fruto y de ahí el aceite dorado con su gran variedad de usos, de sabor bueno y consumo sano. Y del trigo sale el pan, sustento de la vida, para dar al hombre fuerza para sus labores.

  1. Los regalos de Dios tienen un propósito por lo que no pueden manejarse equivocadamente, pues nos los da para nuestro beneficio.
  2. Nos lo da no solo para suplir nuestras necesidades, sino también para disfrutarlos, observar y disfrutar de su estética, para que al contemplar todos los regalos que nos da alabemos al Señor por su bondad para con nosotros.
  3. Todas las cosas creadas tienen belleza y también un propósito, esto es disfrutarlas. Usarlas y alabar al Señor por su grandeza (buen gusto).
Reflexión

Dios es maravilloso, desde la creación Dios creó todas las cosas para que el hombre pueda disfrutarlas, podemos notar que el suple todas nuestras necesidades, tanto para el hombre y los animales etc. Hay que tener cuidado también de no caer en extremismo. La biblia dice que todo lo que creo es bueno para el ser humano, pero también el pecado muchas veces distorsionamos el sentido lo que Dios creo.

Subtema: La verdadera gratitud no limitará cometer abusos

Gálatas 5:16 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. El apóstol Pablo le enseña a la iglesia de Galacia, y cada uno de nosotros. Que vuestra conducta sea gobernada por el Espíritu, esto es, por el don que Dios nos impartió, en Gálatas (3:2,5 “Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?). Si seguimos la dirección las instrucciones de nuestro Dios no seremos dominados por vuestra naturaleza pecaminosa, como dice Gálatas ( 5:13 “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”).  Sino somos dominados por el Espíritu Santo.

  1. Podemos disfrutar de las bendiciones de Dios en su creación. ¡Es una bendición! Sin embargo, debemos luchar contra nuestra naturaleza pecaminosa, los deseos de la carne, para no caer en el libertinaje.
  2. Para refrenar nuestras pasiones debemos recordar que la creación es una revelación de su Autor y por lo tanto debemos alabar y agradecer al Creador a través de cumplir con nuestras responsabilidades y sometiéndonos a sus lineamientos.
  3. Debemos tener cuidado de que los placeres de esta vida no nos esclavicen, en antídoto es el principio de la gratitud por las bendiciones divinos; someternos a la templanza y moderación que el Creador nos pide.
Reflexión

Debemos recordar que el capitulo 5 de este libro de oro de la verdadera vida cristiana, habla del uso correcto de la vida presente. Dios ha sido generoso con su pueblo. Podemos disfrutar todas esas bendiciones que Dios nos ha dado en su creación. Pero todo decentemente con orden.  

A continuación las páginas 85-88 del libro

LAS COSAS TERRENALES SON REGALOS DE DIOS

1. El primer principio a considerar es que si los dones de Dios son dirigidos al mismo propósito para el cual fueron creados y destinados, no pueden manejarse equivocadamente. Él no ha hecho las bendiciones terrenales para nuestro perjuicio, sino para nuestro beneficio. Nadie, por consiguiente, puede observar regla más correcta e indicada que la fiel observancia de este propósito.

2. Si estudiamos, por ejemplo, el motivo por el cual Dios ha creado distintas clases de alimentos, encontramos que su intención era no solo proveer para nuestras necesidades, sino igualmente para nuestro placer y deleite. Al darnos los materiales necesarios para vestirnos, no sólo tuvo en mente nuestras necesidades, sino también el decoro y la decencia. En las diversas hiervas, árboles y frutos, que son útiles de varias maneras, el Señor quiso agradarnos haciéndolos con líneas armoniosas y aromas agradables. Si esto fuera verdad, el salmista no habría enumerado entre las bendiciones divinas. “El vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre”. Las Escrituras declaran que Él nos ha dado todas estas cosas con el propósito de que podamos alabar su bondad para con nosotros.

3. Aun las propiedades naturales de todo lo creado señalan para qué propósito y hasta qué grado nos es licito usarlas. ¿Habría creado el Señor algo tan atractivo a nuestros sentidos como la belleza de las flores, y puesto en nuestro ser el sentido del olfato, para que no pudiésemos disfrutarlas? ¿No ha hecho el Señor los colores de manera que uno que uno es más maravilloso que otro? ¿No le ha conferido al oro y la plata, al marfil y al mármol una belleza que les hace más preciosos que los otros metales o piedras? En una palabra. ¿No ha hecho Él los elementos de su creación dignos de nuestra atención, para que tengamos aún mucho más que aquello que cubra nuestras necesidades? Ver. (Sal. 104: 15)

LA VERDADERA GRATITUD NOS LIMITARÁ A COMETER ABUSOS

1. Amenos que sea absolutamente necesario, descartemos, por lo tanto, la filosofía inhumana que no nos permite hacer uso de la creación. Una noción tan maligna nos priva del legítimo disfrute de la bondad de Dios. Realmente, es imposible aceptar un pensamiento así, pues nos veríamos privados de todos nuestros sentidos y seriamos reducido a una mole de granito insensible. Por otra parte, debemos con igual celo luchar contra los deseos de la carne, pues si no los restringimos con firmeza, acabarán transgrediendo todos los límites. Como ya hemos observado, la licencia tiene sus defensores; hay gente que qué, bajo el pretexto de la libertad, no se priva de nada.

2. Primeramente, si deseamos refrenar nuestras pasiones, debemos recordar que todas las cosas nos han sido dadas con el propósito de que, podamos conocer y reconocer a su autor. Nuestro deber es alabar su bondad para con nosotros en todo aquello que Él ha creado, y ser agradecidos. Pero ¿Qué será de nuestra acción de gracias si somos indulgentes en el uso de algunas cosas, de forma tal que nos convertimos en personas holgazanes para llevar a cabo nuestros deberes de devoción, o aquellos que corresponden a nuestro trabajo? ¿Dónde está nuestro reconocimiento de Dios si los excesos de nuestros cuerpos nos llevan a las más viles paciones e infectan nuestras mentes con la impureza, de modo, que no podamos ya distinguir entre lo correcto y lo incorrecto? ¿Dónde está nuestra gratitud hacia Dios por el vestir si nos admiramos a nosotros mismos y despreciamos a otros por poseer vestidos más suntuosos que ellos? ¿Dónde está nuestro decoro si usamos nuestros vestidos elegantes y hermosos para deleitarnos en lascivias?

3. Muchas personas que se empeñan en ir tras los placeres de esta vida, hacen que sus mentes se vuelvan esclavas de ellos. Algunos se deleitan tanto con el mármol, el oro y las pinturas que se vuelven estatuas. Parecen haber quedado paralizados entre los ricos metales, y empiezan a aparecerse a ídolos de colores. El sabor de los alimentos y la dulzura de los aromas hacen que algunas personas se vuelvan tan tontos que pierden el gusto por las cosas espirituales. Esto vale también para abuso de todas las otras cosas naturales. Por lo tanto, está claro que el principio de la gratitud debería frenar nuestros deseos de abusar de las bendiciones divinas. Este principio confirma la regla de Pablo, que dice: “Y no hagáis caso de la carne para satisfacer sus concupiscencias”. Si damos rienda suelta a nuestros deseos naturales, estos traspasaran todos los límites de la templanza y la moderación.

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