Amor en Acción – 17 junio, 2020
Reflexión del miércoles 17 de junio, 2020 (por Anita Peña)
Lectura: Juan 14:15-31
La promesa del Espíritu Santo
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
28 Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.
30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.
31 Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.
Reflexión Juan 14:15-17
Una de las cosas más valiosas de esta promesa es que nuestro Señor Jesucristo les explica a sus discípulos que una de las mayores pruebas del amor es la obediencia. Y que quiere ver su amor manifestado en la obediencia a todo lo que Él les ha enseñado y mandado hacer.
Y después de asegurarse que entienden este principio, les promete que cuando Él se vaya al cielo le va a pedir a su Padre que les envíe al Espíritu Santo para que los consuele, les enseñe y les guíe en toda verdad. Y que no sólo estará “con” ellos, sino que estará “en” ellos, lo cual tiene un sentido de “permanencia” y, si el Espíritu Santo “permanece” o mora en sus corazones nunca podrán decir que están solos o que en algún momento han sido abandonados por Dios.
Enseñanza
Los que hemos creído en nuestro Señor Jesucristo debemos guardar sus mandamientos y nunca dudemos de la presencia del Espíritu Santo en nosotros.