Orando por los demás – Santiago 5:15-16

Orando por los demás. Texto Bíblico: Santiago 5:15-16

“Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.

Génesis 20:7

“Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.

1ª.de Samuel 15:35

“Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.”

Oraciones hechas en favor a otras personas (creyentes e inconversos). La respuesta de Dios a las oraciones hechas a favor de otras personas.

En cuanto a las oraciones realizadas a favor de otras personas, en particular a familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de escuela y obviamente a favor de hermanas y hermanos, es un mandato de Dios.

La Biblia enseña, de manera clara, diáfana que los cristianos debemos orar por otros; por ejemplo, los ancianos de la iglesia deben orar por los que están enfermos (Santiago 5:15-16).

Asimismo, en 1ª de Juan 5:16 se afirma que:

“Si alguno viere cometer a su hermano pecado no de muerte, es decir, no contra el Espíritu Santo, orará, y la respuesta del Señor será de vida para el pecador;"

Dios por su amor y misericordia dará vida eterna al pecador arrepentido.

Dios oye las oraciones que hacemos hacia otros hermanos y otras personas, estas peticiones son promesas de Dios, como, por ejemplo, el Señor sana a aquellas personas enfermas.

Debemos orar por el restablecimiento físico de esas personas. Dios promete la sanidad de los cuerpos de otras personas (Santiago 5:15) por las que oramos.

Dios ha hecho promesas con el fin de alentarnos a orar, y para que demos testimonio de su enorme amor para aquellos por los que se ora, y un amor para con nosotros, amor que rebosa en nuestra persona. El solo hecho de que Dios escucha nuestras oraciones a favor de otros, demuestra el gran amor hacia nosotros los creyentes, lo que significa que gozamos de extraordinario favor.

Así lo indica Dios a Abimelech, cuando el Señor le dice: “Es profeta y Abraham orará por ti Abimelech, y vivirás”. (Génesis 20:7) Usted como hijo del Altísimo, es sacerdote ante Dios nuestro Padre, y así también todos los demás cristianos.

El ser sacerdote es una prerrogativa que Dios nos concede por el oficio sacerdotal de Cristo, quien “nos ha hecho reyes y sacerdotes” (Apocalipsis 1:6). Lo que nos capacita (por Dios) para interceder por otras personas.

Dios oye nuestras oraciones a favor de otras personas y también a favor de uno mismo. Sin embargo, debemos tener en cuenta de que algunas oraciones que hacemos a favor de otros, éstos otros, no obtienen aquello por lo que piden.

Como, por ejemplo, se tiene la oración de Samuel a favor de Saúl en (1ª. de Samuel 15:35); o la oración de David por sus enemigos en el Salmo 35:12 y 13, cuando los enemigos del salmista enfermaron, David oró por ellos y se humilló; “y mi oración” dice David, “se revolvía en mi seno”.

En esta oración por sus enemigos, David testificó la sinceridad de su corazón ante el Padre, perdonándolos verdaderamente (la disposición habitual de los cristianos es orar por quiénes son los mayores enemigos). En otras ocasiones oramos por aquellos que son inconversos (y lo debemos de hacer por obediencia a Dios). De modo que oramos por muchas personas inconversas, sin conocerlas y sin saber quiénes serán los rescatados para vida eterna, lo cual no impide que oremos por ellos.

Si el mandamiento de Dios es que prediquemos el evangelio y que oremos por las personas que lo escuchan, es señal de que el tiene almas para convertir (aquellos que son llamados eficazmente por la Palabra de Dios). Algunas peticiones que hacemos invocando a Dios, no son contestadas por Dios como las “formulamos” por lo tanto, NO ocurren las cosas como las habíamos solicitado para otros.

Ocurren cosas diferentes a lo contenido en nuestras oraciones, Dios no se comprometió universalmente a hacer que ocurra todo lo que todos oran a favor de otras personas, Dios es soberano y hace su sabia voluntad.

En algunas otras ocasiones, cuando oramos por otras personas, Dios, a veces, las contesta hacia otras personas.

Veamos el siguiente ejemplo: cuando Dios ya había descartado a Saúl, el corazón de Samuel persistía aún en llorarle, mas Dios, al mismo tiempo le mandó a Samuel que dejase de llorar por Saúl (1ª. de Samuel 16) le dice: “ve y unge a uno de los hijos de Isaí (1ª.de Samuel 16:1) Samuel estaba profundamente preocupado por la sucesión del reino, y su corazón anhelaba ver un buen sucesor. Samuel había ungido a Saúl, y su alma se afligía en extremo ante la impiedad del rey Saúl.

Dios responde, por lo cual, envía a Samuel a ungir al mejor rey que se sentó en el trono de Israel; rey que fue el resultado y respuesta a aquellas oraciones.

Cuando Samuel llega para ungir a uno de los hijos de Isaí, y ve a Eliab ( 1ª. de Samuel 16:6), dice: “De cierto delante de Jehová está su ungido”.

De escoger Samuel, hubiera preferido a Eliab ; habría orado por él ardientemente; pero “Jehová mira, no lo que el hombre ve” (1ª. Samuel 16:7) y no escoge, a veces, como lo hace el hombre.

 En David, Dios contesta de modo mucho mejor que el hombre. Dios contestó a favor de David y no a favor de Eliab, como pensó en un principio Samuel.    

A.I. Francisco Alonso P.

Comparte con tus amigos

One thought on “Orando por los demás – Santiago 5:15-16

  • MUY BUENA REFLEXION SOBRE LAS ORACIONES DE NOSOTROS HACIA OTRAS PERSONAS

Comentarios cerrados.