Dios cumple su propósito en nuestra vida

CDMX, viernes 25 de septiembre de 2020

El libro de Jonás esta entre los profetas menores, es un relato histórico, aunque no hay una profecía registrada en el, en realidad es profético con respecto a la resurrección.

El Señor Jesucristo mismo en el evangelio de Sn. Mateo 12: 38 al 41, dijo que, así como Jonás fue una señal para los habitantes de la ciudad de Nínive, Él también sería una señal para esta generación en su resurrección de entre los muertos.

El profeta Jonás nos relata, que sucedió cuando Dios le llama para ir a predicar a Nínive.

La ciudad de Nínive era la capital de los Asirios. Esta ciudad está cercana a la actual Mosul en Irak, situada en la orilla oriental del río Tigris, se extendía a lo largo de 50 kilómetros, con una anchura media de 20 kilómetros.

Nínive era una ciudad muy grande, importante y populosa.

Dios le hablo a Jonás directamente y le dice que haga dos cosas, la primera es ve a Nínive y la segunda es pregona contra ella, es decir, repréndela por su pecado, llámala al arrepentimiento.

Nínive, la capital del imperio más dominante de aquel tiempo, era una ciudad pagana, plagada de todo tipo de placeres y libertinajes. Y Jonás tiene que decirles: ustedes han estado haciendo lo malo, han pecado. Dios los va a castigar, arrepiéntanse.

Ninguna iniquidad del hombre está escondida delante de Dios.

Hermanos, Él ve todas las cosas y, aun así, Dios les da una oportunidad, le pide a Jonás les dé una advertencia específica del juicio de Dios y se arrepientan.

Jonás habría tenido que salir hacia el este para llegar a Nínive, pero él descendió hasta Jope y compró un pasaje en el primer barco que zarpó hacia Tarsis, un lugar remoto hacia el oeste.

Jonás intentaba alejarse lo más que pudiera de Nínive

Una gran tormenta enviada por Dios alcanzo al navío en que viajaba y los experimentados marinos estaban alarmados, el mar estaba agitado, encrespado, echaron el cargamento por la borda, despertaron a Jonás y echaron suertes para descubrir porque les venía este mal.

La suerte cayó sobre Jonás y los marinos le preguntaron ¿Quién eres tú? ¿Qué haces? ¿De dónde vienes?

En los versículos 9 al 11 de nuestro pasaje dice:
9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.
10 Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado.
11 Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.

Los marineros eran paganos, tenían muchos dioses y sus ´plegarias no había tenido resultados, pero sabían que los judíos tenían un solo Dios, como lo declaro Jonás, que había hecho los cielos el mar y la tierra y todas las cosas.

Y se atemorizaron, tenían miedo. No se atrevían a tomar una decisión respecto a Jonás.

En los versículos 12 y 13 dice:
12 Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.
13 Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos.

Jonás pidió ser echado en el mar, tal vez porque le causó pesar el barco y los marineros o porque él se había arrepentido de su resistencia al mandato de Dios.

Pero los marineros no estaban seguros de que tan bueno sería arrojar al mar a Jonás y trataron de llegar a tierra, porque dadas las circunstancias de la tormenta. Ahora ellos creían que el Dios de Jonás era real y temían las consecuencias de echarlo al mar embravecido.

En los versículos 14 y 15 dice:
14 Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido.
15 Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor.

Cuando los marineros vieron que toda esperanza parecía perdida, ellos tomaron la decisión de hacer lo que Jonás había pedido, pero tomaron la precaución de orar a Dios.

Ellos se estaban dirigiendo entonces al Dios Vivo y Verdadero, oraron a Él, reconociendo su soberanía para que los perdonara por lo que iban a hacer, no tenían otra alternativa. Recurriendo a Dios en su desesperación, dijeron: “Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente”, y echaron a Jonás en el mar y el mar se calmó.

En el versículo 16 dice:
Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.

Hermanos, que impactante debió ser para los marineros, si temieron perder la vida en la tormenta, antes de echar a Jonás al mar, ahora que todo está en calma y las aguas tranquilas, pensaron en el gran poder de Dios.

Pasaron de temer a la tempestad a temer a jehová.

Esta tempestad, nos recuerda lo que se narra de nuestro señor Jesús y sus apóstoles en el evangelio de Sn. Marcos 4: 38 al 41. dice

38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?

Hermanos, Dios cumple su propósito en nuestras vidas. Jonás fue enviado a predicar, los primeros que creyeron en este viaje a Nínive fueron los marineros, después de esta experiencia ¿Cómo no iban a tener fe? Se nos dice que temieron a Dios ofrecieron sacrificios a Jehová e hicieron votos, ¿Y qué votos le habrán hecho al Señor? Le habrán prometido que le servirían.

A través de esta experiencia, ellos se volvieron al Dios vivo y verdadero.

En el versículo 17 dice:

17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.

En lo que se refiere al pez, aquí estamos frente a un milagro, en el sentido de que se trató de un pez especialmente preparado para tragar a Jonás.

Dios tenía el propósito de que Jonás fuera a Nínive. El gran propósito de la gracia de Dios no puede ser frustrado.
A pesar de la resistencia de Jonás, Dios aún estaba dispuesto a enviar el mensaje a esa ciudad.

Lo interesante de este caso en particular fue que Jonás no sabía que se estaba dirigiendo hacia allí, sin embargo, así iba a suceder.

Hermanos, Dios tiene un propósito en la vida para cada uno de nosotros. Oremos a nuestro Dios por medio de la gracia que es en Cristo Jesús poniendo en sus manos todos nuestros planes.

El Apóstol Pablo en Romanos 8:28 nos dice:
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Los tiempos de enfermedad o problemas es difícil ver el propósito de Dios, sobre todo cuando sólo sentimos la pena y el dolor.

Muchas veces no queremos aceptar que Dios está obrando en medio de nuestra dificultad para nuestro bien.

El Apóstol Pablo en 2ª Timoteo 1: 9 nos dice:
9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.

Hermanos tengamos fe en que nuestro Dios, es el Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra y está obrando a nuestro favor. Dios tiene un propósito mayor al salvarnos por medio de la gracia en Cristo Jesús.

A. I. Nelson Daniel Miranda Giles.

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