La promesa del buen pastor

Meditación sobre Juan 10:22-30 por el A.I. José Antonio Velázquez

Juan 10: 22-30
"Celebrabase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbaras el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, por que no sois de mis ovejas, como os he dicho.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos."

Esta promesa la hace Jesús de su propia boca, después de haberse identificado como el buen pastor, aquel que ha de dar su vida por las ovejas;

Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejasJuan 10:11

Cuando Jesús es cuestionado por los fariseos con el propósito de hacerlo ver como un blasfemo al preguntarle directamente si él es el Cristo, Jesús les responde «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí.»

Jesús hace la aclaración de que ellos no pueden reconocerlo como el Cristo puesto que no son sus ovejas, por esto, aunque ven todas las maravillas que hace y que claramente muestran que proviene de Dios ellos no pueden percatarse de esto pues no son de su rebaño.

Jesús nos dice que él conoce a sus ovejas y sus ovejas cuando oyen su voz le siguen y siempre irá delante de ellas para llevarlas al lugar seguro.

Jesús nos advierte que habrá salteadores y ladrones de ovejas, pero las suyas nunca están expuestas porque siempre están resguardadas por su voz, por su palabra, la Biblia con la cual nos guía a verdes prados.

El hecho de que Jesús sea el pastor garantiza seguridad, protección y provisión, el trabajo de un pastor es apacentar a sus ovejas y esto es justamente lo que hace, las ovejas están seguras de que son protegidas, el pastor cuida de tal manera que esta dispuesto, y lo ha hecho, a dar su vida por ellas, por su rebaño, por sus ovejas, por cada una, puesto que son valiosas para Él al haberlas recibido del Padre.

Jesús también se identifica como la puerta del redil de las ovejas, aquella que se abre y cierra para resguardar a las ovejas para protección de ellas. Las ovejas que están a su cuidado fueron dadas a Jesús de la mano del Padre, por tanto, le pertenecen y ninguna se le ha de perder, ninguna morirá, Él dará su vida por ellas y les dará vida eterna.

Jesús, el buen pastor, ha recibido del Padre la potestad de dar vida por vida a las ovejas que el Padre le ha entregado y el también conoce por nombre a todas las que son de Él, pero las ovejas también conocen su voz y le siguen.

Mis queridos hermanos no teman, Jesús nos conoce, sabe quiénes y cuantos somos, ahora bien, ¿nosotros reconocemos su voz y le seguimos? ¿lo vemos como la puerta de salvación por la que debemos entrar? ¿estamos conscientes que hemos recibido la vida eterna por su muerte y resurrección? ¿qué con ella pagó todo pecado por nosotros? Jesús nos hace la promesa de nuestro destino eterno.

Cristo nos asegura que todo aquel que lo sigue, que escucha su voz recibe vida eterna, nunca perecerá, nunca perecerá en la eternidad, nos conoce, no conoceremos la muerte espiritual y nada ni nadie nos arrebatará de su mano, puesto que Él y el Padre son uno.

Nada ni nadie nos quitará lo que Él nos dio, es decir, nunca perderemos nuestra salvación, escucha la voz del buen pastor, sigamos sus pasos, no perdamos de vista el gozo de nuestra salvación, porque esta nunca se pierde, o dicho de otro modo, no se puede perder lo que no se tiene y la salvación la tenemos solo en Cristo, el buen pastor.

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