Preciosas promesas
Meditación sobre 2 Pedro 1:1-12 por el A.I. José Antonio Velázquez
2 Pedro 1:1-12
1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra:
2 Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Partícipes de la naturaleza divina
3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.
10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
11 Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
12 Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
El Apóstol Pedro se identifica como siervo y apóstol de Jesucristo, es decir, reconoce primeramente a Jesús como su Señor y que ha sido empleado en el servicio del ministerio de su maestro como mensajero,
Comisionado directamente por Jesucristo para predicar el evangelio a su Iglesia y escribir estas epístolas para la edificación de esta, nos dice en 2 Pedro 1:3 “COMO TODAS LAS COSAS QUE PERTENECEN A LA VIDA Y A LA PIEDAD NOS HAN SIDO DADAS POR SU DIVINO PODER, MEDIANTE EL CONOCIMIENTO DE AQUEL QUE NOS LLAMO POR SU GLORIA Y EXELENCIA,”
DIOS ha dado a los suyos la misma FE Y SALVACIÓN, tanto a los judíos como a los gentiles, una FE igualmente preciosa y salvadora, digna de gran valor y que ha de conducir al mundo perdido a la salvación por Jesucristo, y esto solo por la iniciativa de DIOS es decir por su GRACIA.
Entendiéndose por GRACIA: EL FAVOR INMERECIDO DE DIOS. Esto es recibiendo las bendiciones espirituales, EN EL CONOCIMIENTO DE NUESTRO PADRE Y DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Dándose todo por su divino poder.
Él establece una comunicación primeramente con nosotros, a través de la cual acrecienta nuestra FE y nos llena de dones llevándonos por una vida piadosa con el propósito de darnos una vida eterna.
Él nos proporciona todo lo necesario para esta vida pasajera y lo que se va a requerir para una vida futura, dándonos la oportunidad de huir de la corrupción del mundo caído y tener como fin el Reino de los cielos.
2 Pedro 1:4 POR MEDIO DE LAS CUALES NOS HA DADO PRECIOSAS Y GRANDISIMAS PROMESAS…
Dios nos ha dado grandes promesas al igual que al pueblo judío y hoy formamos parte de la Iglesia de DIOS, hemos sido redimidos por la sangre de CRISTO.
Permanece en nosotros la influencia del ESPIRITU SANTO que mora en nosotros permanentemente, tenemos el beneficio de la resurrección del cuerpo y el eterno descanso a la diestra de DIOS PADRE.
A través de CRISTO el hombre caído va a recuperar la imagen de DIOS, nos va a hacer partícipes de la naturaleza divina, sacándonos de toda corrupción he inmundicia.
¿Cómo podemos conocer estas preciosas promesas? ¿Cómo seremos sacados de la corrupción he inmundicia?
Dios, en su infinito amor, nos permite ser participantes de su naturaleza divina al revelarse en la Biblia y revelar en ella sus pensamientos, sus deseos y lo que espera de nosotros.
Al estudiar su palabra vamos conociendo la mente de Dios y el Espíritu Santo nos va guiando desde el centro de nuestro ser a entender y actuar en consecuencia al conocer la voluntad de Dios que es agradable y perfecta.
Pedro nos exhorta a ser diligentes, es decir, perseverantes y tenaces en conocer al Señor y que este conocimiento se refleje de manera visible en nuestra vida; Dios nos ha dado la fe y su palabra para conocerlo, dediquemos tiempo en estudiar la más excelente carta de amor que pudiéramos recibir, y al estudiarla tendremos la necesidad de tener virtud (esforzarnos por hacer el bien), conocimiento (cada día conocer mejor a Dios a través de su Palabra), tener dominio propio (someter nuestros deseos a los deseos de Dios) ser pacientes, entregar nuestras vidas a Dios y amar a los demás.
El conocer a Dios nos lleva a amarlo y se manifiesta dando frutos en nuestra vida
Dios ha prometido purificar nuestros corazones por la fe.
Y por la fe nos lleva a la luz, sacándonos de la oscuridad que es muerte eterna.
Dios lo prometió y lo cumplió en la resurrección de su hijo amado Cristo Jesús.
Promesa cumplida.