¿Soy elegido o yo elegí ser salvo? – Juan 15:16
Meditación sobre Juan 15:16 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.”
Es importante que sepamos que toda pregunta que nos hagamos respecto a Dios, la respuesta debe estar fundamentada en su palabra, la cual está plasmada en la Biblia, producto del Espíritu Santo.
Por lo que la Biblia para el creyente es la fuente de la cual mana la sabiduría de Dios, hoy la pregunta que queremos contestar es ¿Nosotros escogemos a Dios? o ¿Él a nosotros?
Nuestro pensamiento de hombre pecador nos hace caer en repuestas equivocadas, pero la gran bendición es que tenemos al único Dios verdadero quien nos habla e instruye y es Jesús, el hijo de Dios, quien responde a esta pregunta en Juan 15:16
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” Juan 15:16
» No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros » el pensamiento del hombre tiene muchas y controvertidas respuestas; una seria que Dios es injusto ya que a unos ama y a otros no.
Pero recordemos que Dios es soberano y en su infinito amor ha determinado quienes serían sus hijos y quienes no y ejemplos tenemos muchos desde el Antiguo Testamento; a esta acción de Dios se le conoce como elección incondicional, uno de estos ejemplos lo encontramos en Génesis 25:23 cuando de dos hermanos escoge a uno desde el vientre de su madre. Este personaje es ni más ni menos que Jacob quien ha de servir a los propósitos de la obra de Dios, yendo contra toda costumbre de aquella época, ya que siendo Esaú el primogénito Dios escoge a Jacob para que a través de él se conforme su pueblo escogido.
Tanto Jacob como Esaú eran indignos de tal privilegio, pero Dios en su soberana voluntad escogió a Jacob para con él cumplir el propósito de su obra redentora y conformar su pueblo, es así como se dirige a Rebeca y le dice:
“Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor.” Este hecho va contra toda lógica, ya que el mayor tenía ciertos privilegios que no se van a cumplir.
Dios ha escogido a Jacob y ha creado las circunstancias para que esto se cumpla y todo con un propósito, por lo que el creyente nunca debe preguntarse ¿por qué sucede esto o aquello? La pregunta correcta es: ¿para qué? ¿qué quiere Dios de mí, de nosotros? ¿qué debo hacer en su nombre?
Pablo en la carta a los Efesios en el capítulo 1:3-7 nos dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia “.
Pablo se expresa de una manera clara y precisa cuando dice: “nos ha escogido desde antes de la fundación del mundo,” Dios no improvisa ni es cambiante en criterio y propósito siendo precisamente su objetivo el de adoptarnos y hacernos hijos suyos a través de su hijo amado Cristo Jesús, para alabanza de su gloria.
“…y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca…“así como Jesús escogió a sus discípulos, también nosotros hemos sido escogidos por él con el propósito de que llevemos frutos, primeramente dando testimonio de su obra redentora en nosotros proclamando el evangelio, y es a través de su palabra que encontraremos a nuestros hermanos en el mundo y serán reclutados por el Espíritu Santa para conformar la iglesia visible
Así como Pablo fue comisionado para ser el apóstol a los gentiles nosotros también lo estamos, hemos sido comisionados para producir frutos y llevarlos a la Iglesia de Cristo y estos frutos perdurarán
Primeramente, formando parte de la iglesia visible, y al llegar a la presencia del Señor, lo alabarán en la eternidad. Este es el fruto que ha de permanecer por siempre.
“Para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. Es necesario aclarar que el Espíritu Santo permanecerá en nosotros dándonos la provisión para que la obra prospere ya que el mérito siempre será del Señor y no de nosotros quiénes somos instrumentos llamados por Dios para gozarnos en su obra salvadora y ser parte de ella.
Tengamos mucho cuidado ya que hay quien enseña que todo lo que pidamos nos será concedido en un deseo persona, llámese riqueza o poder humano, ya que solo nos será concedido aquello que esté relacionado con la comisión que tenemos.
Es definitivo que fuimos escogidos y llamados por Dios; y esto se conoce como la elección incondicional fuimos llamados por Dios, escogidos en un privilegio inmerecido por su soberana voluntad.
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.”
¡Cuántas hermosas verdades en un solo versículo! Tenemos el honor de ser elegidos para ser salvos, para ser de la familia de Dios, llevaremos fruto que permanece y podemos acercarnos a muestro Padre y pedirle confiando en que Él nos dará lo mejor conforme a su sabiduría.
Esta verdad tan sorprendente para los que empezamos a estudiar las Escrituras, nos llena de ese gozo que ellas hablan y ahora entendemos el proposito de Dios en nuestras vidas, llevar el fruto de El a nuestro projimo para Su Honra y Gloria y sea alabado por siempre
Bendiciones