Jacob erige un altar

Meditación sobre Génesis 33:1-20 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas.
2 Y puso las siervas y sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos.
3 Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.
4 Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.
5 Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió: Son los niños que Dios ha dado a tu siervo.
6 Luego vinieron las siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron.
7 Y vino Lea con sus niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
8 Y Esaú dijo: ¿Qué te propones con todos estos grupos que he encontrado? Y Jacob respondió: El hallar gracia en los ojos de mi señor.
9 Y dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10 Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido.
11 Acepta, te ruego, mi presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay aquí es mío. E insistió con él, y Esaú lo tomó.
12 Y Esaú dijo: Anda, vamos; y yo iré delante de ti.
13 Y Jacob le dijo: Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas.
14 Pase ahora mi señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.
15 Y Esaú dijo: Dejaré ahora contigo de la gente que viene conmigo. Y Jacob dijo: ¿Para qué esto? Halle yo gracia en los ojos de mi señor.
16 Así volvió Esaú aquel día por su camino a Seir.
17 Y Jacob fue a Sucot, y edificó allí casa para sí, e hizo cabañas para su ganado; por tanto, llamó el nombre de aquel lugar Sucot.
18 Después Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad.
19 Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas.
20 Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel.

Hoy vemos en Jacob un hombre nacido de nuevo, Dios el creador lo ha transformado, las manos divinas del Alfarero lo han moldeado conforme  a su voluntad y para su obra redentora, notamos que hoy es un hombre valiente porque sabe que Dios es su baluarte

Está lleno de la sabiduría de Dios, ha repartido a su descendencia de tal manera que no se pierda el linaje que ha de preservar y así poder encabezar al pueblo de su Rey a través de su descendencia, está seguro de las promesas que el Señor hizo a Abraham, a Isaac y ahora a él   

Sabe de la afrenta que tiene con su hermano, más sin embargo está decidido a presentarse delante de él y se ha llenado de valentía  y  humildad para hacerlo, sin perder su gallardía, pues hoy es un ungido, un Príncipe de Dios.  

Ignora  los sentimientos de su hermano y el cómo va ha reaccionar con su regreso a casa, si éste lo va a matar en venganza,  pero lo bueno es que hoy confía plenamente en Dios y obedece la orden de regresar.

A dividido  su familia poniendo primero a siervas y sus hijos, después a Lea con sus hijos  y  más atrás a Raquel con su hijo José, de tal manera que si su hermano Esaú se fuese contra sus siervas he hijos su demás descendencia puedan escapar de la ira de su hermano  y así sobrevivir, esto suena como algo inhumano pero debido a las circunstancias es una buena medida para defender al  Pueblo de Dios.

Cuando se  encuentra con su hermano se inclina siete veces antes de llegar a él en señal de respeto.  También Esaú ha sido tocado por Dios para su propósito y al momento de estar uno frente al otro se abrazaron, besaron y lloraron en señal de perdón.

Hoy Jacob transformado y  nombrado por Dios con su nuevo nombre “Israel” lleva en su mente corazón y alma a Dios, pues cuando Esaú le pregunta que quiénes son estas mujeres y los niños, él contesta “son los niños que Dios ha dado a tu siervo” Génesis 33: 5

No piensa 2 veces en declarar a sus hijos como una bendición de DIOS y después de esto declara que la dulzura del recibimiento de su hermano  es por la voluntad de Dios quien ha querido que tenga un encuentro con su hermano en paz, pues declara “porque he visto tu rostro, como si viera el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido.”

Jacob, Israel, ve la misericordia de Dios en el rostro de su hermano, nuevamente reconoce y da gracias a Dios por su protección y cuidado;  le pide que reciba los presentes que lleva pues por la providencia de Dios es que los tiene y por tanto los puede compartir con él.

Esaú toma los presentes y le propone escoltarlo hasta su destino.

Jacob, ahora Israel, se niega de una manera muy diplomática,  ya que no puede arriesgarse a convivir, y por ende a entablar parentesco, con gente fuera de las creencias que ahora tiene sobre el Dios Verdadero, por lo que argumenta que se irá lento pues tiene que ir al paso de las paridas,de lo contrario arriesga a perder los críos. Todo sale bien, Esaú sigue su camino e Israel el suyo.

Israel ha llegado a tierras pertenecientes a Canaán a las cuales les pondrá por nombre SUCOT, esto es por el tipo de viviendas que elaboran, ya que cumplen con el objetivo, tener donde pasar la noche por algún tiempo, sin llegar a ser casas de construcción permanentes ni tampoco son tiendas para ir de un lugar,  estas construcciones son cabañas, las cuales son para pasar solo un  tiempo sin miras a quedarse.

 Israel sabe que debe llegar a Canaán, la tierra prometida y confía plenamente en la promesa de Dios de qué ha de ser dueño de esas tierras,  las tierras de Canaán. Por fin después de un cierto tiempo cruza el Jordan, sano y salvo lo que quiere decir que Dios ha cuidado de su pueblo, pues en ese momento la familia de Israel es todo el pueblo de Dios, mediante el cual cumplirá su promesa. Israel da el primer paso para echar raíces y compra un pedazo de tierra por la cual paga una suma considerable en la confianza de que todo Canaán ha de ser suyo, y por primera vez levanta un altar como prueba de su fé  y reconocimiento al único y verdadero Dios y da demostraciones de que quiere vivir en la presencia de su Señor en obediencia.

El levantar un altar es primero que nada un acto de » Fé» y  el haberle puesto por nombre “Dios es el Dios  de Israel”,  una profesión de fé. Declara sin que le tiemble el pulso quién es su Dios,

El Dios de Abraham de Isaac y ahora  por supuesto el Dios de Israel.

Hagamos todos los días nuestra profesión de fe; sin mirar atrás y confiemos plenamente en la protección de Dios.

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