Los designios de Dios se manifiestan

Meditación sobre Génesis 41: 41-57 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. 
Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. 
Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto. 
Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto. En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones. 
Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores. 
Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. 
Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. 
Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. 
Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. 
Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere. Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. 
Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

En la meditación anterior vimos como José le da el mérito a Dios de la interpretación de los sueños, pues le dice a Faraón: «no esta en mi; Dios será el que de respuesta propicia a Faraón». Gn. 41:16 y Dios no solo da la interpretación sino que también dice lo que se debe hacer.

«Haga su majestad lo siguiente: nombre su majestad gobernadores que vayan por todo el país y recojan la quinta parte de todas las cosechas de Egipto, durante los siete años de abundancia» Gn.41: 34

Esto nos demuestra que Dios es el que permite que las cosas ocurran siendo el dueño de la historia.

«Los dos sueños recurrentes son uno solo y significan 7 años de abundancia, seguidos de 7 años de hambre que consumirán la tierra».

Como ya dijimos, Dios da la solución a este problema por venir y le dice al faraón, a través de José, que debe hacerse de un hombre sabio y prudente para que administre la recolección de los granos producidos en los 7 años de la abundancia y estos sean bien distribuidos para que el excedente se utilice en los 7 años malos.

Faraón nombra a José como ese hombre lleno de sabiduría, siendo lo más interesante su reconocimiento de que el Espíritu de Dios está con él por tanto es una garantía de que todo saldrá como Dios quiere.

¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Gn.41:38

Faraón pone a José por encima de todo funcionario de su corte, dándole el privilegio de que sólo él estará por encima de José y nadie más.

«Dijo además Faraón a José he aquí yo te he puesto por sobre toda la tierra de Egipto.» Gn. 41: 41

A José le fueron entregados los símbolos de poder y gobierno de Egipto y lo subió al segundo carro, con este acto Faraón le esta dando el trato de un virrey quedando por arriba de todos los nobles del país, solo quedará por encima de José el Faraón.

Y mandó pregonar el doblar la rodilla delante de José, así como un nuevo nombre Zafnat-pana cuyo significado no está muy claro, algunos traductores lo interpretan como «el redentor del mundo” otros como «el expositor de misterios», en particular a mi me gusta el significado “Dios habla y Él vive”.

José siendo hijo de Dios y siendo un hombre humilde acepta todos estos títulos y poder terrenal porque atiende, en obediencia, el llamado de su Señor a ser el gobernador del pueblo Egipcio, sin saber a ciencia cierta el porqué lo hace, más Dios en su presciencia tiene todo bajo control y José va ha ser protagonista en un tiempo no muy lejano de la salvación del pueblo de Dios.

Así como José ¿Estamos nosotros atentos al llamado de Dios para atenderlo y servirle con los dones que nos ha dado? o ¿Enterramos esos dones que nos ha dado?

El Faraón cuida de todo detalle y le da por mujer a Asenat, hija del principal sacerdote de la religión egipcia, con esto José queda emparentado con las familias más opulentes, y con ella procrea dos hijos, siendo el primogénito Manases, cuyo nombre quiere decir «el que hace olvidar», y el segundo Efrain que significa «fructífero».

En algún momento podríamos pensar que su mujer va a influir en él con respecto a su fe, pero prueba de que no es así son los nombres que dan a sus hijos siendo esto muestra de la fidelidad de José a Dios.

Moisés, el autor del libro dónde encontramos está historia, hace énfasis y menciona que todo esto ocurre cuando José tenía tan solo la edad de 30 años; considerándose un hombre muy joven, en esa época era muy difícil que alguien le obedeciera por ser tan joven y además un extranjero en Egipto, esto solo se explica por los designios de Dios.

Pasados lo 7 años de abundancia llegaron los 7 años de escasez y solo Egipto no pasó hambre, esto solo por la gracia de Dios quien cuidó de este pueblo pagano, reservándose el beneficio para sus elegidos pues este era el verdadero propósito de Dios; cuidar de su pueblo.

De toda la Tierra venían a comprar el alimento para no perecer de hambre. Dios había previsto bendecir a todas las naciones de la época a través de José. Todo lo que había vivido lo fue preparando para este momento, nada escapa del control de nuestro Señor, fueron lecciones duras, pero esto forjó el corazón y mente de José para aprender a escuchar a Dios.

Que mayor prueba queremos ver, hoy por hoy sabemos que el Señor sostiene a su Iglesia y que a través de ella bendice a todas las personas.

Confiemos plenamente en Jehová.
AMÉN.

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