Catecismo: Sistema de preguntas y respuestas
La palabra catecismo viene de las palabras griegas kata eco, que se traduce como “re-sonido” o “eco”, pues es la palabra eco, en griego, es la raíz de nuestra palabra eco, en castellano. Desde el tiempo de los griegos se empleaba este término para referirse al método de enseñanza que empleaba preguntas y respuestas, en el cual las respuestas contenían la enseñanza a las cuales el alumno tenía que hacer eco. Ese mismo método fue usado para la enseñanza de la doctrina de la Iglesia desde los fines del primer siglo de nuestra era.
En muchas ocasiones he escuchado a personas, de muy diversas formas de pensar, criticar de una manera irreflexiva la legitimidad y la importancia de las confesiones de fe.
Su argumento es que sólo la Biblia es la fuente de la verdad, lo cual es cierto, y que una confesión socava la autoridad bíblica. Pero no hay que olvidar que hay mucha gente que, con el fin de justificar sus filosofías e ideas equivocadas, está dispuesta a utilizar la “Biblia” y proclamar que ella es la fuente de la verdad.
A través de los siglos, las más contrarías posiciones teológicas han sido defendidas con la Biblia. Aun en la causalidad, se citan pasajes bíblicos para defender y dar autoridad a tal o cual postura religiosa, pervirtiendo el mensaje bíblico utilizando la misma Palabra de Dios.
Una confesión de fe tal como el Catecismo de Heidelberg cumple con el propósito de establecer una línea divisoria entre lo que creemos y lo que no estamos de acuerdo. Es claro que nunca igualamos la autoridad de una Confesión con la Biblia misma ya que la Biblia es la Palabra de Dios.
Aquellos hombres de Dios que trazaron las armas de fe y práctica en la iglesia, siempre reconocieron sus limitaciones y jamás fue su intención igualar estos documentos didácticos con las sagradas Escrituras.
Las confesiones reformadas no intentan adulterar o modificar el contenido de la Biblia en ningún sentido; no tratan de que lleguemos a creer algo que no esté sólidamente fundamentado en la Biblia.
Una confesión o un credo, es una afirmación de lo que creemos y no ataca desde ningún punto de vista la autoridad de la Biblia.
Algunos temen que a confesión de un credo sea un obstáculo a la libertad de interpretar la Biblia. Sin embargo, en la actualidad existe una necesidad urgente de hacer uso de esas confesiones ya que cada día aparecen doctrinas nuevas alejadas de la verdad. No tener una confesión, significa que quedamos abiertos a las herejías. Una iglesia sin credo es una iglesia débil, entre más claras y firmes tengan definidas sus doctrinas, una iglesia será más fuerte, y menos permeable a falsas doctrinas.
Por otro lado, un credo o confesión o confesamos no da lugar a apartarse de los iglesia sino, por el contrario, sirve para que no nos apartemos del camino, para corregir nuestros errores y reformarnos.
Boletín Buen Óleo, Iglesia Nacional Presbiteriana Berith – 3 de agosto de 2009.