
SIN FRONTERAS, UNIDOS EN ORACIÓN
Después de semanas y meses de agonizante, paralizante e insoportable espera y con la esperanza de que nunca sucedería, finalmente … sucedió.
El 24 de febrero pasado a las 4:00a.m., la guerra nuevamente mostró su terrible rostro a la humanidad. Una hora después de cumplirse el plazo límite establecido por los Estados Unidos en el que ordenaba a Rusia el cese de la evidente violencia ejercida sobre Ucrania en varias de sus ciudades, poco después de las cinco de la mañana, se realizaron los primeros ataques, hechos con misiles, contra instalaciones militares y aeródromos.
A continuación, a unas cuantas horas, después de estos acontecimientos a través de las redes sociales, muchos recibimos en nuestros teléfonos, o computadoras unos videos apremiantes, encabezados por el líder de la Unión Evangélica Bautista de Ucrania quién exhortaba a los cristianos a continuar confiando en Dios de la siguiente manera: “Como creyentes, entendemos perfectamente que tendremos que pasar por este período y para este tiempo la Biblia dice: “El Señor es mi Pastor, nada me faltará”. Y continuaba diciendo: “Pero no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” he hizo un llamado a la iglesia evangélica para que ore por la paz porque: “esta es nuestra arma en tiempos de guerra, y confiando en el Salvador, instamos a todos, los creyentes, estén donde estén, a buscar la oportunidad de manera personal, en familia, en sus iglesias, en Zoom, donde sea posible, a unirse y orar al Señor por la paz”.
Haciendo eco de esta angustiosa petición, no debemos abstraernos en nuestra realidad e ignorar el llamado de los rumanos, ¡unámonos en oración por la paz, y la seguridad de nuestros hermanos!