Los primogénitos son de Dios – Éxodo 13:1-16

Estudio sobre el libro de Éxodo por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

1 Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es.
3 Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado. 4 Vosotros salís hoy en el mes de Abib. 5 Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que destila leche y miel, harás esta celebración en este mes. 6 Siete días comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta para Jehová. 7 Por los siete días se comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura, en todo tu territorio. 8 Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto. 9 Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto. 10 Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año.
11 Y cuando Jehová te haya metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado, 12 dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová. 13 Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos. 14 Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; 15 y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos. 16 Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.

Dios es el maestro por excelencia y sabe como brindar un aprendizaje que no se olvide jamás y aquí vemos como lo hace; una celebración con la que el pueblo de Israel recordará por generaciones y generaciones como el Señor los libró de la esclavitud y abuso en Egipto para conformarlos como la nación escogida para ser bendición al resto del mundo.

Los hijos de los que ahora salían debían conocer del poder y soberanía de Jehová y también la promesa que a su padre Abraham le había hecho y por ende ahora a ellos también, de tener una tierra muy rica y fértil, para ello decretó la fiesta de los panes sin levadura, donde cada padre de familia debía compartir con sus hijos los hechos sorprendentes que Dios hizo para liberar a su pueblo con lo suficiente para emprender el gran viaje hacia la tierra prometida para establecerse y ahí se convertirían en el país donde nacería, crecería, viviría, enseñaría, moriría y resucitaría el gran Cordero que nos salva de la muerte eterna.

Los padres deben contar a sus hijos como Dios hizo morir a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, para que el Faraón les diera la libertad y por eso ahora todos los primogénitos le pertenecen, los de los animales deberán ser sacrificados pues la sangre es la paga de la libertad y por eso mismo también se debía ofrecer un sacrificio por los primeros hijos varones de cada familia, para ser libres de la muerte y ser consagrados a Dios.

Dios ha diseñado como perdurar este conocimiento a través del tiempo y está responsabilidad la ha dado a los padres como jefes de familia de enseñar a amar y confiar en Él al celebrar esta fiesta en la fecha indicada y de la manera específica en que lo ha determinado, sin levadura.

Ahora sigue siendo responsabilidad de los padres enseñar a sus hijos sobre el sacrificio del Cordero, de Jesús, para librarnos de la esclavitud y de la muerte eterna, y de la promesa de vivir en el cielo cuando Él vuelva otra vez, una vida de abundancia al estar en la presencia de Dios

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