
¿Por qué tentáis a Jehová? – Éxodo 17: 1-7
Estudio sobre el libro de Éxodo por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Lectura Éxodo 17: 1-7
1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.
2 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?
3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?
4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán. 5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve.
6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.
7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?
El pueblo de Israel ha tenido muchas pruebas de la fidelidad de Dios, de su amor y misericordia, más esto no ha sido suficiente, pues el pecado del hombre es un velo muy denso que no nos permite ver con claridad la gracia de Dios, es por esto que el hombre es incapaz de buscar a Dios, si el Todopoderoso no siembra en su corazón el alabarle; prueba de ello es este pasaje, donde vemos a un pueblo temeroso, angustiado todo el tiempo e inconforme, donde todavía voltea hacia atrás y anhela la protección y el cobijo de quien lo tenía esclavizado, y al igual que Esaú, quien vendió su primogenitura por un plato de lentejas, el Pueblo de Israel cambiaría su situación de libertad por un poco de agua olvidando que solo le tiene que pedir al Dios supremo, y se las dará, el cubrir su necesidad no es hoy una petición acompañada de fe, sino un reto a Dios, lo han tentado. Pues de sus bocas salió un reclamo:
¿Esta, pues, Jehová entre nosotros, o no?
Son mal agradecidos, prefieren el confort de la esclavitud a confiar en Dios y seguir adelante hacia la libertad olvidado la promesa que el Señor les ha hecho de no dejarlos nunca, cuidémonos de no actuar igual.
A pesar de la incredulidad del pueblo de Israel, Dios manifestó su amor pasando por alto la ofensa tan grande de su falta de fe y les dió agua a beber, así como nos ha dado el agua viva que es su Hijo amado, Cristo Jesús y quién beba de esa agua no tendrá sed jamás. Los israelitas vieron el amor de Dios y dieron por nombre a ese lugar Masah y Meriba que quiere decir prueba y rencilla en recuerdo a su falta de fe, la cual fue superada por el amor de Dios, y es que lo amamos, por que Él nos amó primero.
En algunos lugares hoy en día, se enseña a pedir a nuestro padre, de una manera indiscriminada con la certeza de que todo lo que se pida será dado, olvidando primeramente: que el Señor sabe de nuestras necesidades, antes de que se le pida, y que no siempre lo que queremos es lo conveniente para nosotros, como buen padre velará por nosotros y todo lo que venga de El será para bien , pues nos ha de edificar en espíritu, tengamos la confianza de que el siempre va delante de nosotros y aceptemos con fe su voluntad.