
La Vida Espiritual
La vida espiritual es como el alpinismo: si te parece cuesta abajo, vas en el sentido equivocado. Más bien, es el incontenible anhelo constante de subir un poco más. Aún las pausas y descansos hacia arriba traen su nueva estimulación y éxtasis.
El camino es duro y requiere mucha fuerza pero cada paso, para los aficionados, es de extremo gozo y una profunda satisfacción. El esfuerzo se traduce en un intenso placer y su ejercicio trae adentro su propia motivación. Se practica no por el premio o porque traiga unos buenos resultados, sino por el deleite de hacerlo. La vida espiritual, como el alpinismo, no es para llevarnos a cierto punto, sino de vivir la plenitud mientras la hacemos. El intenso placer no es la meta hacia lo que se aspira sino el estar consciente de lo que se está haciendo.
La vida espiritual no nos lleva a la salvación sino más bien, es la experiencia de la salvación mientras que la vivamos. Solamente los salvos tienen la posibilidad de la vida espiritual y todos los salvos la tienen. La vida espiritual es disfrutarla, con el mismo placer del alpinista, pero todavía más intensa y más placentera. Y también, como el alpinista, el gozo está en el hacerla, no simplemente en contemplarla, ni en pensar en ella, y ni aun en anhelarla. Si se ha de disfrutar la vida espiritual, se ha de esforzarse en ella, ya que el esfuerzo y el placer son dos lados de la misma moneda.
La clave de esta vida es la Biblia y la oración, y fuertes dosis de las dos, juntas. Hay que hacerlo a solas, sí pero también, y con énfasis en esto, en comunidad. Unirse con los demás que están en el camino es parte del esfuerzo de vivir esta vida intensamente y experimentar el intenso placer que atiende este esfuerzo. Esforzarse para cantar bien en la comunidad es otro elemento del placer, pues el disfrutar todos los elementos del culto es vivir espiritualmente.
La vida espiritual es vivir la salvación que tenemos en Cristo, y disfrutarla, esforzándonos para vivirla. La salvación la tenemos junto con todos los creyentes, la vida espiritual la hacemos junto con ellos también.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith. Boletín Buen Óleo 11 de julio 2004
Dios les bendiga amados hermanos