
La palabra de Dios permanezca en nosotros – 1 Juan 2:9-14
Meditación sobre 1 Juan 2:9-14 por el A.I. Nelson Daniel Miranda Giles
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
CDMX, viernes 15 de julio de 2022
Cuántas veces hemos escuchado en la escuela, en el trabajo o en algún otro lugar expresiones como: ahora se aguantan o no soy monedita de oro, ya verán, etc. Que expresan el rechazo o la revancha al tratar con ciertas personas, que nos han estado molestando o con las que no tenemos una relación amigable, por lo que estas frases transmiten, el enojo o malestar que nos causan.
En la biblia en libro del Profeta Zacarías 8:16 y 17 encontramos estas palabras:
16 Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas.
17 Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.
El Profeta Zacarías en estos versículos nos da a conocer la voluntad de nuestro Dios, nos dice cómo debemos comportarnos con nuestro prójimo y con nuestros hermanos.
En los versículos 9 al 11 del pasaje de 1ª Juan leemos:
9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.
10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.
11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
El Apóstol Juan nos hace reflexionar en que muchas veces nuestras palabras, no corresponden a lo que hacemos realmente, el mandamiento dice que amemos a nuestro prójimo, a nuestros hermanos y a todos los que nos rodean.
En ocasiones nos enfrentamos a situaciones en las que no es fácil tratar con ciertas personas por su carácter o por su forma de ser. Hermanos, debemos orar a nuestro Dios por medio de nuestro señor Jesucristo, para que nos ilumine con su sabiduría, y así podamos amar a las personas que nos han ofendido o simplemente que nos de amor y paciencia, para poder sobrellevar las situaciones difíciles.
Si no perdonamos a nuestros hermanos o nos cegamos por el enojo, estaremos perdidos y andaremos en tiniebla y no estaremos cumpliendo la voluntad de nuestro Dios.
En los versículos 12 al 14 de pasaje en 1ª Juan leemos:
12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.
13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.
El Apóstol Juan nos hace reflexionar en que nuestros pecados han sido perdonados por medio de la sangre preciosa de nuestro salvador, cuando aceptamos a Cristo como nuestro señor y salvador, somos como niños en el conocimiento del evangelio y a medida que nos instruimos en su palabra y obedecemos sus mandamientos, vamos creciendo y desarrollándonos en el conocimiento y la gracia de nuestro Dios.
El Apóstol Juan nos pide que confiemos en nuestro padre celestial, en su misericordia y cuidado que Él tiene para cada uno de sus hijos y hace énfasis en los jóvenes a estar firmes y permanecer en la palabra de nuestro Dios, para tener la fuerza necesaria para resistir y vencer al maligno.
Como dice el Apóstol Pablo en Efesios 3: 17 al 19:
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Hermanos, a medida que estudiamos y escudriñamos las escrituras nos vamos desarrollándonos espiritualmente en el conocimiento de nuestro señor.
El Apóstol Juan nos exhorta a todos, pero sobre todo a los jóvenes para que la palabra de Dios permanezca en nuestros corazones y guie todos los actos de nuestra vida.
También el Apóstol Pablo lo menciona en Efesios 6:17 y 18 dice:
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Hermanos sabemos que somos imperfectos, pero confiemos en la gracia que es en Cristo Jesús nuestro señor y salvador y oremos fuertemente para que la palabra de nuestro Dios permanezca y se arraigue en nosotros, para que podamos ser nuevas personas que han dejado atrás su antigua forma de vivir, siguiendo día a día los pasos de nuestro señor Jesucristo.
A.I. Nelson Daniel Miranda Giles