Felicidad y bendición – Salmo 128 – Parte 2
Meditación sibre Salmo 128 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Primero leamos el pasaje de hoy:
Salmo 128 1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos. 2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien. 3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. 4 He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová. 5 Bendígate Jehová desde Sion, Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, 6 Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.
En el video anterior dijimos que cuando la felicidad viene sin la bendición de Dios no es la felicidad de la que nos habla la Escritura.
Y dijimos que sentirse bendecido está de moda.
Cuando vemos las principales redes sociales nos damos cuenta de cuántas personas (creyentes y no creyentes) hoy en día se sienten #bendecidas.
En esas redes, decir que eres bendecido puede ser una forma de jactarte de tus logroa y almismo tiempo proyectas una imagen (falsa, por supuesto) de humildad (una absurda contradicción: jactarse de ser humilde).
¿Beca universitaria? #Bendecido. ¿Aumento inesperado? #Bendecido. ¿Familia maravillosa? #Bendecido. ¿Vacaciones de varias semanas en los lugares mas caros y remotos del mundo? #Bendecido.
Como cristianos, también usamos esa palabra, por supuesto.
Oramos para que Dios bendiga a nuestra familia.
Atribuimos lo que recibimos inmerecidadmente de Dios a las “bendiciones de Dios”.
Hablamos de ministerios y decimos que son bendecidos.
Pero… ¿qué significa ser bendecido? ¿Cómo debemos entender bíblicamente la bendición de Dios?
Para los creyentes, ¿la vida bendecida es sinónimo de vida exitosa?
¿Es la versión cristiana de la buena vida?
Un matrimonio amoroso, hijos obedientes, un ministerio vibrante, un cuerpo saludable, una carrera exitosa, amigos confiables, abundancia financiera: si estas son las características de una vida bendecida, entonces tenerlas todas se podría llamar: una vida super-bendecida.
Pero…
Si alguien tuviera todas esas cosas, ¿significaría que es súper-bendecido?
En lugar de volverse a Dios, pueden sentirse autosuficientes y orgullosos.
Tal vez un poco engreídos y farisaicos. Después de todo -piensan- su arduo trabajo dió buenos frutos.
No necesitarían clamar a Dios por liberación; ya todo seria perfecto.
No necesitarían confiar en Dios; bastaría con confiar en sí mismos.
No necesitarían a Dios para llenarlos; ya estarían satisfechos en todos los aspectos.
Sin embargo, lo que pasa realmente es que, para el creyente, su necesidad alimente su deseo de buscar a Dios. Y cuando algo va mal es cuando sentimos más intensamente nuestra necesidad.
Nuestros deseos insatisfechos nos mantienen de rodillas. Nos llevan a profundizar nuestra vida de oración. Nos hacen escudriñar la Biblia en busca de las promesas de Dios.
Como creyente, es en medio de eventos dolorosos, que he experimentado las más ricas bendiciones de Dios. Una fe más fuerte que la que había experimentado antes. El amor de Dios como jamás lo había conocido.
Las pruebas nos ayudan a fundamentar nuestra fe en formas que la prosperidad y la abundancia nunca lo han podido hacer.
Las pruebas no son bendiciones en sí mismas, son canales para recibir esas bendiciones.
Esta idea de bendición está firmemente establecida en las Escrituras.
El Nuevo Testamento, tiene mas de 100 las palabras bendecir, bendecir o bendecido. En ninguna de ellas relaciona la bendición con la prosperidad material.
Veamos algunos pasajes:
“Bienaventurados los pobres de espíritu. . . . Bienaventurados los que lloran. . . . Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia. . . Bienaventurados seréis cuando otros os injurien y os persigan”. (Mateo 5:3–4, 10–11)
“¡Bienaventurados más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:28)
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas. (Romanos 4:7; citando Salmos 32:1)
Bienaventurado el hombre que permanece firme bajo la prueba. (Santiago 1:12)
“Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor de ahora en adelante. . . . Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero”. (Apocalipsis 14:13, 19:9)
No hay indicios de prosperidad material o circunstancias perfectas en ninguna referencia del Nuevo Testamento.
Por el contrario, la bendición generalmente está relacionada con la pobreza y la prueba o con los beneficios espirituales de estar unidos por la fe a Jesús.
La palabra griega traducida como bendito en estos pasajes es makarioi, que significa estar completamente satisfecho. Se refiere a aquellos que reciben el favor de Dios, sin importar las circunstancias.
¿Qué es la bendición, entonces?
Las Escrituras muestran que la bendición es cualquier cosa que Dios da y que nos hace plenamente satisfechos en él. Cualquier cosa que nos acerque a Jesús.
Cualquier cosa que nos ayude a renunciar a lo temporal y aferrarnos con más fuerza a lo eterno.
Frecuentemente son las luchas y las pruebas, las decepciones y los anhelos insatisfechos los que mejor nos llevan a ello.
El dolor y la pérdida nos transforman.
A veces nos podríamos sentor destrozados, pero sabemos que nos pueden empujar a una vida más profunda con Dios de lo que jamás creímos posible. Nos hacen descansar solo en Dios. No es lo que podemos hacer o lograr por él. Y no lo que puede hacer o lograr por nosotros.
En el dolor y la pérdida, anhelamos la Presencia. Anhelamos saber que Dios es por nosotros y con nosotros y en nosotros. Grandes familias, riqueza financiera y buena salud son regalos maravillosos por los que podemos agradecer a Dios, pero no son sus mayores bendiciones. Pueden hacer que nos deleitemos, no en Dios, sino en sus dones.
La mayor bendición de Dios siempre descansa en Dios mismo. Cuando tenemos eso, somos verdaderamente #bendecidos.
Dios del bendiga y que sigan teniendo un excelente día.