No cometerás adulterio – Éxodo 20:14
Meditación sobre Éxodo 20:14 por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Primero y antes que todo debemos saber que es el matrimonio, este es creación de Dios, pues después de haber creado el mundo, y vió que todo era bueno, creó al hombre a imagen y semejanza suya, y en su perfección dijo: «no es bueno que el hombre este solo», Génesis 2:18, he hizo su ayuda idónea, y es así como creó al hombre y a la mujer, instituyendo el matrimonio. Por lo cual la mujer que tenemos nos la ha dado Dios, siendo una bendición, no como muchos creen en un sentido de servidumbre, nada de eso, nos dió una compañera en todos los sentidos para vivir en armonía, sojuzgar y poblar la tierra, por tanto para reproducirnos a través de la sexualidad, para gozarnos con ella, pues también dijo: tu cuerpo ya no te pertenece, le pertenece a ella y es para que se goce y se eseñoree de ti, y a ella le dijo: tu cuerpo ya no te pertenece, le pertenece a él para que se goce y se eseñoree de ti, y es así como Dios creea las relaciones sexuales maritales «sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo.» Efesios 5:21 las enmarca, limita y condiciona a que sean con la pareja que Dios nos dió; y su Ley nos indica claramente » No cometerás adulterio». Relación sexual de una persona casada con otra persona que no es su cónyuge.
Hoy en día por el pecado se han inventado muchas formas de interrelacionarse sexualmente, dándoles nombre, formas y condiciones entre los miembros que forman esas parejas, creyendo que con eso le dan un formalismo y respeto, pero nada más lejos de lo que dice Dios, tengamos cuidado de lo que escuchan nuestros oídos y eduquemos a nuestros hijos en la Ley de Dios pues hoy el pecado pretende estar dentro de la legislación humana y le llaman » derecho humano» «educación» «libertad sexual «, «libre expresión» y se olvidan de lo que DICE DIOS quien es su omnisciencia determinó la manera sana y perfecta de preservar la corona de su creación, los seres humanos.
Que bendición y seguridad tenemos al saber que el único y verdadero Dios no se equivoca.