Firmes, unidos y gozosos – Filipenses 4:1
Meditación sobre Filipenses 4:1 por el A.I. Saulo Murguia A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Filipenses 4:1
1 Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
2 Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.
3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!
5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
En este pasaje podemos darnos una idea del afecto de Pablo tenía hacia sus amigos filipenses.
Los ama y anhela.
Son su gozo y su corona. Los que él ha traído a Cristo Jesús son su mayor gozo cuando las cosas para él no van muy bien.
Pablo, como maestro, expresa la emoción de señalar a alguna persona que ha triunfado en la vida y poder decir: «Era uno de mis alumnos»
Pablo dice que son su gozo y corona. La palabra en griego que usa Pablo para decir que los filipenses son su corona como una figura gráfica es στέφανος stéfanos.
Era la corona que recibía el atleta vencedor en los juegos deportivos griegos. Se hacía de hojas de olivo silvestre, entretejidas con perejil verde y hojas de laurel. El ganar esa corona era la cima de las aspiraciones del atleta. Una guirnalda, como símbolo de honor, tal como en la actualidad puede ser una medalla.
Tres veces en los primeros cuatro versículos de este cuarto capítulo aparece la frase «en el Señor». Hay tres grandes mandamientos que da Pablo «en el Señor».
a) Los filipenses han de mantenerse firmes en el Señor.
Pablo sabía que es muy posible es que aquellos que profesan ser el pueblo de Dios vacilen en su fe, y en este versículo les deja claro que la responsabilidad de aquellos llamados por el Señor es estar siempre firmes sobre la roca de la revelación apostólica y profética. En otras palabras, los creyentes siempre deben plantar sus pies firmemente en lo que ha sido revelado en la Sagrada Escritura.
b) Pablo exhorta a Evodia y a Síntique que estén de acuerdo en el Señor.
En los asuntos corrientes de la vida diaria sucede a menudo que personas de lo más diferentes se mantienen en una cierta relación porque reconocen a un gran dirigente. Se lealtad mutua depende totalmente de su lealtad hacia él. Si no estuviera ese dirigente, todo el grupo se desintegraría o incuso podría generarse un conflicto violento.
Estar firmes “en el Señor”, como ya dijo Pablo en 1:27, implica que “estamos firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la fe del evangelio”. Esencialmente, esto significa que confiamos en lo que el Espíritu de Dios nos ha dado para nuestra edificación en Su Palabra, exhortándonos unos a otros a hacer lo mismo. Necesitamos la ayuda de otros creyentes para perseverar en la fe, y el Espíritu seguramente usará nuestras amonestaciones del evangelio para asegurar que Su pueblo permanezca comprometido con Su verdad.
c) Pablo exhorta a los filipenses a que se regocijen en el Señor.
Hemos dicho muchas veces que todos necesitamos aprender: que el gozo no tiene nada que ver con las cosas materiales ni con las circunstancias externas.
Una persona que viva rodeada de lujos puede ser desgraciada, y una que viva en la pobreza puede estar rebosando de gozo.
Un hombre al que aparentemente la vida no lo haya golpeado puede ser una persona amargada y quejumbrosa, mientras que otro al que sí haya pasado por multiples problemas puede estar siempre serenamente jubiloso.
El secreto está en que la felicidad no depende de cosas ni de lugares, sino siempre de personas. Si estamos con la persona ideal, ninguna otra cosa importa; y si no estamos con esa persona, nada puede compensar por su ausencia.
El cristiano está en el Señor; nada puede separar al cristiano de Su presencia, así es que nada puede arrebatarle el gozo.