USTED ES EL MENSAJE
Cuando Pablo escribió a los corintios, donde le acusaron de haber llegado sin cartas de recomendación, su respuesta fue: “nuestras cartas sois vosotros” (II Cor. 3:2). Podía decir esto porque la existencia de la iglesia en Corinto había sido resultado de su predicación, y la fe de los creyentes fue resultado de su predicación, y la fe de los creyentes fue resultado de su enseñanza. Sin su fe y su enseñanza no habría iglesia en Corinto a la que Pablo pudiera dirigir su carta. Ahora, por instigación de algunos agitadores que llegaron de fuera, estaban pidiendo a Pablo que presentara sus cartas de recomendación.
Aunque en este tercer capítulo de la segunda carta se refiere a una situación histórica concreta en la iglesia de Corinto, se puede hacer más extensa la afirmación de estas palabras. Pablo dice, en efecto, en cuanto a lo que puede decir una carta de recomendación” ustedes son el mensaje”. Ustedes, por su presencia y su testimonio, son el contenido de esta carta. El hecho de que se identifican como creyentes, y se presentan como tales, es el contenido de la carta. Si ustedes quieren vernos como cartas de recomendación, dice Pablo, nada más tienen que mirar al espejo, y si allí ven cristianos, lo que ven es prueba de quien soy y lo que he hecho.
Esto funciona en lo personal también. Si usted ve en el espejo alguien que puede identificar como cristiano, ya sabe que éste a quien usted ve, ha de ser una carta de recomendación. Es cierto, éste a quien usted ve en el espejo tiene que dar testimonio de las promesas de Dios y de la veracidad de aquellos que se las comunicaron.
Un mensaje siempre tiene un contenido. Para que sea un mensaje tiene que decir algo. Un “mensaje” que no contiene “mensaje” no es mensaje. Lo importante de un mensaje es lo que comunica. Entonces, si usted es el mensaje tiene que comunicar algo; tiene que haber un “mensaje”.
Aquí hay dos puntos importantes. Uno es ¿quién es el mensaje? Y el otro es: ¿cuál es el mensaje? Si usted es el mensaje podemos preguntar ¿cuál es el mensaje que usted es? Los cristianos corintios, que habían escuchado a Pablo y habían creído por él los evangelios en sí, eran el mensaje acerca de la validez de la predicación de Pablo. Eran sus cartas de recomendación. El hecho de que podían verse reflejados en el espejo y podían identificar a aquel que veían en el espejo como cristiano les hacía en mensaje.
Así era la situación en Corinto, en aquel entonces. Sin embargo, la situación no ha cambiado mucho. El hecho de que los cristianos hoy en día pueden verse en un espejo y ver allí reflejado un cristiano, un creyente les convierte en mensaje, en carta de recomendación.
Ahora bien, hay de cartas de recomendación a cartas de recomendación. Todos los que hemos tenido que trabajar con cartas de recomendación sabemos que no todas las cartas de recomendación son confiables, aunque muchas si lo son. Usted es el mensaje, ahora bien, ¿es usted una carta de recomendación confiable?
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, Pbro. Gerald Nyenhuis, publicado originalmente el 19 de noviembre de 2006