
El corazón del hombre delante de Dios
Meditación bíblica por el A.I. José A. Medell E.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
“El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal” (Génesis 6:5)
“Y al Señor le pesó haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en Su corazón” (Génesis 6:6)
“El Señor percibió el aroma agradable, y dijo el Señor para sí: ‘Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho” (Génesis 8:21)
“Y se endureció el corazón de Faraón y no dejó ir a los israelitas, tal como el Señor había dicho por medio de Moisés” (Éxodo 9:35)
“No odiarás a tu compatriota en tu corazón; ciertamente podrás reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él” (Levítico 19:17)
“Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos” (Deuteronomio 4:9)
“Por tanto, reconoce hoy y reflexiona en tu corazón, que el Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra; no hay otro” (Deuteronomio 4:39)
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (Deuteronomio 6:5)
“Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos” (Deuteronomio 8:2)
“Por tanto, debes comprender en tu corazón que el Señor tu Dios te estaba disciplinando, así como un hombre disciplina a su hijo” (Deuteronomio 8:5)
“‘Ahora pues’, les dijo Josué, ‘quiten los dioses extranjeros que están en medio de ustedes, e inclinen su corazón al Señor, Dios de Israel’” (Josué 24:23)
“Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón” (Salmo 7:10)
“Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Señor, roca mía y Redentor mío” (Salmo 19:14)
“Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor” (Salmo 27:14)
“En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11)
“Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos” (Proverbios 3:1)