Los ángeles que se rebelaron – Judas 1:6

Meditación sobre Judas 6 por el A.I. Saulo Murguía
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Judas 3-7
3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. 4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
5 Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. 6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; 7 como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

Repito el verso 6 del cual hablaremos hoy:

«Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;» – Judas 6

La carta de Judas es famosa por traer puntos oscuros o controvertidos, y este es uno de ellos. Judas habla de los ángeles que pecaron, que ahora están encarcelados y en espera de un futuro día de juicio.
La Biblia nos habla de la rebelión original de unos ángeles contra Dios en Isaías 14:12-14 y en Apocalipsis 12

Por cuestiones de tiempo, solo voy a leer el pasaje de Apocalipsis para que tengamos el contexto.

Apocalipsis 12:1-17
12 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Satanás y sus aliados se rebelaron contra Dios al elegir creer sus propias mentiras.
Culparon a Dios por no darles ni el poder ni la gloria que creían merecer.
Su deseo insaciable fue lo que los llevó a su rebelión y esa rebelión los llevó a su expulsión del cielo.

Ahora hacen la guerra contra la iglesia.

Dentro de la iglesia, algunos han sido convencidos de que el evangelio les da la libertad de continuar en el pecado, o que no habrá consecuencias por sus acciones.
Pero así como el diablo es mantenido en “cadenas eternas”, esta es una rebelión contra el Señor que no quedará impune.
El evangelio no da a nadie la libertad de pecar, sino la libertad de seguir a Jesús en santidad.

En este versíclo 6 de Judas podemos notar dos cosas:

  • En primer lugar, nos asegura que los hombres que causan ciertos problemas serán juzgados, sin importar cuál haya sido su estatus espiritual. Dice que estos ángeles en un tiempo permanecieron en la gloriosa presencia inmediata de Dios —y ahora están en cadenas eternas.
    Si Dios juzgó a los ángeles que pecaron, también juzgará a los hombres que lo hagan.
  • En segundo lugar, nos advierte que debemos seguir caminando con Jesús. Si la pasada experiencia espiritual de estos ángeles no garantizaba su futuro estado espiritual, entonces tampoco lo hace la nuestra.

Tenemos que seguir caminando y estar en guardia.

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