Resurrección, la victoria de Jesús – 1ª Corintios 15:55
Meditación bíblica sobre 1ª Corintios 15:55 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Ha finalizado la semana santa y en estos días santos no solo debemos recordar todo aquello que hizo Jesús, como el hecho de haber sido proclamado rey el domingo de ramos, el lunes en el templo desafiar a la elite religiosa acusándoles de haber convertido la casa de su padre en una cueva de ladrones, el martes invitar a otros a seguirle uniéndose a él, el miércoles ser ungido por un costoso perfume y uno de sus discípulo, Judas decide traicionarle; el jueves en la celebración de la Pascua, Jesús hace un nuevo pacto, un pacto en su sangre “Un pacto de Gracia”, el viernes es sentenciado a muerte siendo él, el Cordero que ha de ser sacrificado por todos nuestros pecados, muriendo crucificado como el Rey de los Judíos, y el domingo tras vencer a la muerte tal y como Jesús mismo lo dijo “Resucitó al tercer día”. Logrando así su victoria sobre la muerte.
1ª. Corintios 15:55
¿Dónde está, oh muerte tu aguijón?, ¿Dónde oh sepulcro, tú victoria?
Lo que para muchos parecía el Fin, en realidad vino a ser solo el principio; el principio del Reino de Jesucristo. El pecado y la muerte han perdido su poder ante Jesús el Salvador.
Qué frustración para todos aquellos que celebraban su muerte; enemigos, sacerdotes, príncipes y Potestades incluido el mismo Satanás. Ante ellos hay una tumba vacía, la tumba vacía representa vida.
Ahora Jesús vive y reina, está sentado a la diestra de Dios Padre (Marcos 16:19).
Le fue dada toda potestad en el cielo y en la tierra Mateo 28:18, ahora sus discípulos saben que Jesús vive, y tiene esta noble tarea “Dar a conocer la buenas Nuevas del Reino de Jesucristo”.
Nosotros del mismo modo debemos ir a otros, y compartirles el mensaje de salvación, diciéndoles que Jesús está llamando a la puerta pues él quiere que muchos más sean salvos por la fe y transformados por el poder de su Palabra.
Mateo 28:18 dice:
y Jesús se acercó y les habló diciendo: toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he enseñado; y eh aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Amén