Autoridad
Toda autoridad, la Biblia insiste, viene de Dios, aun lo que llamamos autoridad secular. Todo lo que nos exige cualquier autoridad legítima, y que está de acuerdo con la revelada voluntad de Dios, requiere nuestra obediencia. Este, por supuesto, es un asunto profundo complicado y los expertos académicos cristianos, expertos en jurisprudencia, administración pública, y gobierno, tienen que estudiar el asunto y enseñarnos. En este asunto los evangélicos andamos a la zaga, y para nuestro perjuicio, imitamos el pensamiento de nuestra cultura.
Pero aquí queremos pensar en la autoridad de la iglesia y el ejercicio de la autoridad. Toda autoridad en la iglesia y el ejercicio de la autoridad. Toda autoridad en la iglesia, desde luego viene de Dios, y por llamamiento. El llamamiento es efectuado por medio de la congregación. Los apóstoles dijeron (Hechos 6:3): Buscad, pues hermanos, de entre de vosotros… a quienes encargaremos de este trabajo, dando a los “hermanos” la tarea de escoger a los “candidatos” y fueron encargados por los apóstoles al ejercicio del oficio.
Pablo, más tarde, escribe más acerca de la selección de los oficiales y sus tareas. Pone énfasis sobre las cualidades morales de los “candidatos”, e insiste en que la iglesia que no los tenga es “deficiente” (Tito 1:5). En otros lugares habla acerca del ejercicio de la autoridad por estos oficiales, dándoles instrucción y poniendo las reglas. Los oficiales no son dueños de la autoridad, sino están encargados con el ejercicio de la autoridad.
En términos que usamos hoy en día, el ejercicio de la autoridad en la iglesia es derecho y responsabilidad del consistorio, una pluralidad de oficiales. El consistorio tiene el ejercicio de la autoridad en conjuntos, ningún oficial lo tiene, en sus particularmente.
El consistorio tiene este derecho y obligación, y lo recibe por medio de la congregación, y solamente por medio de la congregación. Pero lo recibe. La congregación es el medio para su llamamiento. En este sentido la congregación es la “fuente”, pero no el origen de la autoridad. El consistorio, entonces, es responsable de la congregación.
Los presbiterianos (que no existían en los tiempos apostólicos) tienen el ejercicio de la autoridad solamente en cuanto que éste les sea delegado por las iglesias, por medio de sus consistorios. Son reuniones de mutuo consejo y disciplina y para realizar proyectos que las iglesias particulares no pueden realizar solas.
Ahora bien, el bienestar de una iglesia depende en gran parte del buen funcionamiento del consistorio. El consistorio tiene que tomar para sí la responsabilidad del ejercicio de la autoridad que le es confiada. Todas las organizaciones, programas y actividades de la iglesia están bajo la jurisdicción del consistorio. La congregación, por su parte, como instrumento de su elección, tiene que apoyarlo y cooperar con él, para la buena marcha de la iglesia.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, boletín Buen Óleo domingo 30 de abril 2023.