
¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 2
Meditación bíblica por el Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
El día de hoy seguiremos hablando de cómo pastorear el corazón de tu hijo.
La semana pasada hablamos de la importancia de pastorear el corazón del niño ayudando a comprender el qué externo de lo que hicieron y más allá de esto, el por qué interno de lo que hicieron mal, en este sentido debemos enfocarnos en el corazón del niño llevándolo para que se conozca así mismo y, cómo padres establecer una comunicación con amor y sabiduría y con la disciplina adecuada con palabras y acciones, los padres ejerzan su autoridad sin descuidar lo más importante, el corazón del niño.
Hoy seguiremos con este tema, las escrituras enseñan que el corazón es el centro de control de nuestra vida, es decir, que el actuar de una persona es el reflejo del corazón. Lucas 6: 45 lo corrobora y dice:
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno. Y el hombre malo del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
El corazón es un manantial de donde fluye los asuntos de la vida y la conducta de una persona, así el corazón determina nuestra conducta, lo que se dice y lo que se hace.
Marcos 7:21 – 22, también habla en este sentido y dice
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.”
Así, estos dos pasajes nos demuestran que lo que se dice y lo que hace son reflejo del corazón y en la crianza de los hijos la conducta no es el asunto fundamental, sino lo que causa la mala conducta.
Como Padres buscamos corregir una mala conducta, pero el problema va más allá que cambiar una mala conducta. Debemos ayudarles a encontrar las actitudes del corazón que causan la mala conducta. Un cambio de conducta que no proviene de un cambio de corazón no es recomendable, todo lo contrario.
En Mateo 15: 7-8 Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos diciendo
“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.”
En la crianza de nuestros hijos podemos caer en lo mismo, demandando un cambio de conducta sin tratar el porque del corazón que impulsa dicha conducta.
Si como padres solo exigimos lo primero y olvidamos lo segundo, es decir, el porque del corazón realizaremos un trabajo a medias.
Debemos ayudarle al niño a entender cuál es el extravío de su corazón que produce esta conducta.
Pongamos un ejemplo: dos niños están jugando y de pronto inicia una pelea, un niño quiere el juguete del otro, se pregunta ¿quién lo tenía primero?, el problema con esto es que el niño que sea más rápido será el primero en tomar el juguete o quizá simplemente es suyo y, en un asunto de justicia le pertenece pero en los asuntos del corazón la situación cambia, ambos demuestran su egoísmo y dureza de corazón, solo están pensando en sí mismos y en lo que los hace feliz; dicen: “no me importas tú ni tu felicidad”.
Tenemos a dos niños que se prefieren así mismos antes que al otro y ante los ojos de la ley de Dios ambos son pecadores. Aunque uno de los dos siempre estará en ventaja, pues es más rápido o es de él el juguete. Pero el asunto es el mismo “la conducta del corazón”.
Comprender esto hará maravillas pues enfocará su disciplina al corazón como centro del asunto, ayudándole al niño a que él comprenda su pecado y lo que determina en su corazón la mala conducta.
Su propósito principal será pastorear el corazón de su hijo en donde él entienda qué es lo que ha desviado su corazón y la necesidad de Cristo como su Salvador, quien le provee de oportunidades para mostrar las Glorias de Dios quien envió a su Hijo a cambiar corazones y librar a la gente de la esclavitud del pecado.
Así se trabajará desde la conducta hasta el corazón exponiendo los asuntos del corazón del niño involucrándose con ellos y no solamente reprendiéndolos.
También ayudándolos a ver las maneras en las que ellos están tratando de satisfacer sus almas con aquello que no los puede satisfacer. Por esta razón en la crianza de su hijo se buscará que esta sea con un enfoque bíblico siendo lo principal su corazón y donde también hay dos elementos que afectan:
- El niño y su relación con las influencias formativas.
- El niño y su relación con Dios.
Esto lo hablaremos en la próxima. Por ahora me despido, saludos y bendiciones.