¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 4

Meditación bíblica por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

La semana pasada (en la Parte 3 de esta serie) hablamos de las diferentes circunstancias que se dan en el hogar y que influyen en la formación del niño y cómo dichas circunstancias a las que el niño está expuesto afecta profundamente al niño y a la persona que habrá de ser, mencionamos también de las diferentes influencias que se dan en el seno familiar, por ejemplo, si es una familia tradicional, si es hijo único o no. También hablamos de los valores tradicionales, los límites, los roles, la resolución de conflictos, como se maneja la frustración y la historia familiar.

Hoy hablaremos de los errores que se cometen al lidiar con las influencias formativas:

  1. Asumir que el niño es solo una victima de las circunstancias y,
  2. Negar el efecto que causan estas circunstancias.

Un error común en los padres es pensar que las influencias formativas son determinantes o si vamos al otro extremo es negar que no causaran efecto alguno.

¿cuál es la idea de lo anterior? Que la negación ni el determinismo es correcto. Llegar a la conclusión que la crianza no es más que proveer lo necesario con el ambiente apropiado y las mejores influencias formativas y cuidados producirá un buen hijo, como si el niño fuera inerte a todo. Este concepto es un error. Como padres ciertamente debemos proveer las mejores influencias formativas, pero pretender que el niño es solo un recipiente pasivo de la formación, no es así. Los niños responden de manera activa. Así la educación de nuestro hijo también debe de orientarse con principios bíblicos. Es importante saber que cada niño reaccionará según la orientación que él tenga hacia Dios en su vida. Si a un niño se le ha enseñado acerca del amor de Dios y él le conoce, Dios lo capacitará para que el niño responda de manera positiva hacia su crianza, pero si no conoce a Dios, el niño tratará de satisfacer la sed de su alma queriendo tomar de una cisterna vacía.

Jeremías 2:13 dice “Porque dos males han hecho mi pueblo: me dejaron a mí fuente de agua viva y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

Dios en su gran amor envió a su hijo Jesús para que nosotros podamos beber de Él “ríos de agua viva” Juan 4:7

Un hijo puede revelarse contra nuestros mejores esfuerzos, pero usted está llamado a hacer todo lo que como padre debe hacer, pero el resultado es más complejo al hecho de que usted haya hecho las cosas de la forma correcta.

Pues los niños son responsables a la manera a la que reacciona.

Él determinismo lleva a los padres a pensar que, si las influencias formativas son buenas, van a producir de forma automática, niños buenos. Sin embargo, cuando se tiene un adolescente rebelde e ingobernable, esto puede resultar en un fruto amargo para los padres, culpándose por las influencias formativas que hubo en el hogar. Y, que de haber hecho las cosas de otra forma el resultado sería otro, olvidando que el niño no es determinado solo por la influencia formativa de su vida. Recuerde lo que dice proverbios 4: 23 “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”

El corazón del niño determina como reacciona a su crianza. Como padres cometemos errores en la crianza de los hijos y al estar tan enfocados en los errores; se pierde de vista lo más importante, las necesidades de sus hijos.

Consideremos lo siguiente: todo ser humano es una criatura dirigida por la orientación de su corazón. Así, los niños no son inertes a las influencias de su infancia y reaccionan ala vida donde su orientación hacia Dios marcará una diferencia.

Les comparto algunas palabras que decimos contra los hijos: eres un ignorante, bruto, no sabes nada, no puedes, es una pérdida de dinero lo que se paga por tu educación, tu hermano sí sabe, tu hermana es mejor, a tu edad yo hacía bien las cosas, no serás nadie en esta vida, eres un inútil y rebelde, etc.

Palabras de edificación: eres inteligente, estoy orgulloso de ti, te has convertido en todo un hombre/mujer, eres un regalo de Dios a nuestras vidas, eres obediente, eres sabio, eres educado, me gusta tu creatividad, qué buen trabajo, te felicito por tu esfuerzo, gracias por tu ayuda, etc. ¿Qué palabras hay en el corazón de tu hijo?

Ahora algunas actitudes: aceptación contra rechazo, generosidad contra egoísmo, igualdad contra preferencia, comunicación contra ley del hielo.

Y finalmente, acciones: cuidados en lugar de falta de atención, correcta disciplina en lugar de agresión, normas adecuadas en lugar de normas desmedidas, elogio en lugar de crítica.

Saludos y bendiciones.

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