Permaneciendo en la fe – Hebreos 3:7-19

Meditación de la serie Epístola a los Hebreos‬‬ por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

El autor de Hebreos en los versículos anteriores, como bien podemos recordar, nos ha comprobado la superioridad de Cristo sobre los ángeles, profetas y aún sobre Moisés y exhorta a los judíos a ser fieles a Jesús pues este es el Sumo Sacerdote, los exhorta a obedecer a Cristo, a perseverar en la fe, pues ya habían hecho su profesión de fe en Cristo, ya habían declarado públicamente que amaban a Jesús, por lo que ya son considerados como parte de la familia de Dios, pues ahora son nombrados como  «HERMANOS».

Al pertenecer ahora a la familia de Dios también adquirimos la responsabilidad de velar unos por otros y de cuidarnos unos a otros por lo qué somos llamados a vigilar qué ninguno de nuestros hermanos pierda la fe, sí esa es la palabra correcta, la fe.

Unos a otros debemos estar atentos a que seamos obedientes al Señor, exhortarnos a permanecer en la fe, a vigilar que no se endurezca el corazón de ninguno de la familia, esto se logra al tener una relación estrecha participando en los cultos, clases y actividades qué la iglesia proporciona para el crecimiento, desarrollo y edificación entre hermanos.

No qué seamos superiores a los demás sino qué entre todos nos cuidemos de no caer y permanezcamos fieles a la fe qué hemos recibido.

La casa de Dios ahora está sujeta a la autoridad de Cristo, nos ha exhortado a permanecer en la esperanza pues esto no es más que la constancia en la fe, el permanecer en la carrera y alcanzar la meta a la cual nos ha puesto el Señor.

El versículo 7 cita el salmo 95:

«si oyereis hoy su voz»

haciendo alusión a qué hoy es el día , hoy debemos estar firmes y qué no padezcamos  la desobediencia de los padres de Israel, cuando Dios los castigó por  40 años vagando en el desierto porque sus corazones endurecidos no veían todas las bendiciones; debió ser suficiente cuando abrió el mar para que pasaran libremente y los librará del ejército egipcio que  los perseguían despiadadamente, no bastó, cuando les mando el maná para que se alimentaran o la parvada de codornices, siguieron quejándose, no le dieron la gloria cuando en medio del desierto de la nada les proporcionó el agua tan preciada para su supervivencia.

El autor de Hebreos nos hace ver la importancia de escuchar a Cristo Jesús pues él es Dios mismo: «Si oyereis hoy su voz».

Dios siempre ha querido que lo escuchemos, que se le obedezca.

Les recuerda Meriba que significa lugar de contienda y Masha, que significa tentación, puesto que tentaron a Dios al negar que estaba en medio de ellos, aún cuando experimentaron el poder del Creador en muchas ocasiones, no reconocieron los caminos de Dios.

Hoy al igual muchos no escuchan al Hijo, a pesar de haber recibido la tierra prometida, después de ser peregrinos en el desierto y aún mayor gozo pues vieron las promesas cumplidas en su Hijo amado, Jesús el Cristo por quién hoy recibimos la herencia perpetua.

El autor de Hebreos nos exhorta a escuchar al hijo de Dios quien nos ha redimido de todo pecado de cuya mano hemos recibido la herencia celestial, nos llama a no tentar a Dios como lo hicieron nuestros padres a pesar de tantas pruebas de su presencia en medio de ellos sino a cuidarnos unos a otros para permanecer en la fe, y obedecer su palabra.

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