Sumo Sacerdote por siempre – Hebreos 5:1-‬5

Meditación de la serie Epístola a los Hebreos‬‬ por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.

En esta porción de la Biblia el escritor nos hace ver primeramente que el sacerdocio desde su inicio es establecido por Dios y es Él quien designa, quien sí y quien no, por lo que no debían envanecerse pues el por la misericordia de Dios y nunca por méritos propios.

Y estos ofrecían sacrificios por los pecados del pueblo de Dios, es decir, no debían presentarse con las manos vacías para apaciguar la ira de Dios. Los sacerdotes eran tomados de entre los hombres, es por esto que Cristo el sumo sacerdote debía ser todo hombre, siendo hijo de Dios no degradó su naturaleza Divina, pues fue obediente al Padre, siendo todo hombre nos representó dignamente, pues solo Él se podía presentar delante del Padre para reconciliarnos. Y como hombre se pudo acercar a nosotros en nuestra miseria y pecado.

El sacerdote no puede presentarse a Dios sin ofrecer presentes y sacrificios, ni tampoco lo podía hacer en privado, pues su ministración era para el pueblo. También debía enseñar la palabra del Señor al pueblo buscando qué se arrepintieran de sus pecados y buscarán el perdón de Dios.

Ahora con Cristo ya no se requieren sacrificios continuos para poder tener una relación personal con Dios ¿Cómo nos podíamos acercar como pecaminosos a Dios siendo Él tres veces Santo?  era necesario un intercesor sin pecado, sin corrupción, igual de santo que Él y este es Cristo, nuestro Sumo Sacerdote.

Solo Él presentó obediencia plena a Dios y se sacrificó por nuestros pecados, solo Él con su propio sacrificio pudo cubrir nuestros pecados y reconciliarnos con el Padre. Ni los ángeles, ni los profetas, ni los apóstoles pudieron presentar sacrificios de expiación, sólo Cristo, quien después de borrar todos nuestros pecados nos reconcilia con Dios y nos permite conocerlo a través de Él mismo enseñándonos la voluntad del Padre.

Otra característica de los sacerdotes Levitas es que tenían que hacer expiación por sus propios pecados, a diferencia, Cristo no conoció pecado aún siendo hombre y por su naturaleza humana nos pudo comprender y tener misericordia de nosotros.

En el versículo 4 nos señala que todo servicio a Dios es a través de un llamando y Cristo no fue la excepción por tanto no se glorifica a si mismo, sino que es exaltado por Dios cuando dijo:

Tu eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.

Y Dios nombra a su hijo amado

Sacerdote para siempre, es en este momento en que Dios el Padre designa a su primogénito como nuestro Sumo Sacerdote, pues aún cuando el viene desde la eternidad, es en este momento cuando recibe el título y es ungido como tal por Dios el Padre para que sea nuestro intercesor y su sacrificio sea de una vez y para siempre para que podamos tener la relación íntima que necesitamos con el Señor.

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Epístola a los Hebreos
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