Madurez Espiritual – Parte 5 – 2 Pedro 1:5-8

Meditación bíblica sobre 2 Pedro 1:5-8 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

INTRODUCCIÓN

En videos anteriores, hemos dicho que la madurez espiritual requiere un reordenamiento radical de nuestras prioridades, cambiando de complacernos a nosotros mismos para agradar a Dios y aprender a obedecerle.

La clave de la madurez es la congruencia de nuestro pensamiento y nuestros hechos y la perseverancia en hacer aquellas cosas que sabemos que nos acercan a Dios.
Hay cosas muy conocidas que nos acercan a Dios y las conocemos como disciplinas espirituales e incluyen cosas tales como lectura y el estudio de la biblia, la oración, la comunión con los hermanos, el servicio y la mayordomía (la administración correcta de los bienes que Dios nos da).

Pero, independientemente de cuán duro trabajemos en eso, nada sería posible sin la activación del Espíritu Santo dentro de nosotros.
Gálatas 5:16 nos dice que debemos «andar en el Espíritu».
«Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.»

La palabra griega usada aquí para «andar» (περιπατέω peripatéo) significa caminar en general (específicamente como prueba de capacidad); y en sentido figurado -que es lo que aplica en este caso- significa vivir.

Más adelante en el mismo capítulo (Galatas 5:25), Pablo nos dice una vez más que debemos «andar por el Espíritu».
Lo dice de esta forma:
«Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.»

Pero aquí usa la palabra griega (στοιχέω stoijéo) que significa:
Marchar, en sentido militar (llevar el paso), es decir (figuradamente) conformarse a la virtud y piedad. Andar ordenadamente.

En la medida que nos sujetemos más y más al control del Espíritu, también veremos un aumento en el fruto del Espíritu en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23).

Esto es característico de la madurez espiritual.

En los cuatro videos anteriores se trataron los primeros cuatro rasgos que menciona el apóstol Pedro acerca de un cristiano maduro.

En el pasaje que estamos estudiando se nos da una lista de atributos -rasgos- que debemos cultivar para que seamos fructíferos en nuestra vida, como resultado de ese crecimiento y de esa madurez espiritual.

Esos atributos son:
Fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor.

Ya hemos hablado de los cuatro primeros rasgos: FE, VIRTUD, CONOCIMIENTO, DOMINIO PROPIO.

El quinto rasgo que menciona el apóstol Pedro es:

PACIENCIA

ὑπομονή (jupomoné) constancia, paciencia, perseverancia, perseverar

viene de ὑπομένω (jupoméno)
Que significa permanecer, quedarse; es sentido figurado significa resistir, es decir soportar (pruebas), tener entereza, perseverar, aguantar.

La paciencia (o «perseverancia» en otras traducciones de la Biblia, como en la Nueva Traducción Viviente) significa persistir pacientemente cuando no enfrentamos a pruebas o dificultades.

Algunas personas simplemente se rinden cuando las cosas se ponen difíciles o cuando la vida se vuelve complicada.

Pero un cristiano espiritualmente maduro, no se rinde nunca.

Hay una similitud interesante entre el concepto de dominio propio, la paciencia y la perseverancia.

El dominio propio lo podemos ver como moderación o mesura respecto a las cosas buenas, mientras que la paciencia o perseverancia es la voluntad de soportar cosas malas, con la esperanza de que cosas buenas vendrán en el futuro.

Santiago escribió acerca de nuestra necesidad de tener paciencia cuando enfrentamos distintas pruebas (Santiago 1:2-4).

Vean lo que dice:
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Esto significa que perseverar espiritualmente cuando lashay dificultades, forja nuestro carácter. Un carácter de acuerdo al propósito de Dios en nuestras vidas.

Parecerse a Dios significa imitarle, amar lo que Dios ama y odiar lo que Él odia.

Pedro también se refirió a la importancia para los cristianos de estar dispuestos a sufrir, si es necesario (1 Pedro 1:7).

…para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

Un cristiano, con toda seguridad enfrentará pruebas durante su vida, pero crecerá espiritualmente, si logra perseverar en ellas. Con la ayuda y la acción del Espíritu Santo.

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