¿Cómo pastorear el corazón de tu hijo? – Parte 16
Meditación bíblica por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Hoy seguiremos hablando de la obediencia definida, la cual es: sin desafío, sin escusa y sin demora.
A menudo la sumisión significa hacer lo que el niño no quiere hacer, al menos no quiere hacerlo al momento. Resulta muy común que se dé la obediencia condicionada, ¿a qué nos referimos?, los niños obedecen si hay algo a cambio y eso no es obediencia por sumisión, es por condición.
Así la obediencia por sumisión a la autoridad implica que esos niños tendrán que hacer cosas que no sedean hacer. Usted inevitablemente entrenará a sus hijos a la obediencia y puede hacerlo gritando, rogando y amenazando o que solo obedezcan cuando quieran o sencillamente no obedezcan.
Otras formas de obediencia es cuando los hijos por medio de un discurso acerca de por qué lo que usted pide no es justo. Sus niños no están obedeciendo cuando responden con excusas y explicaciones y cuando rehúsan hacerlo inmediatamente.
La sumisión a la autoridad significa que los niños obedecen sin demora, sin excusa o desafío. Aquí un ejemplo de obediencia que puede confundirlo: hijo, quiero que te vayas a dormir ahora “iré cuando termine de colorear estas páginas” o ¿por qué tengo que ir a dormir? Ninguna de estas es una respuesta apropiada, es ignorarlo a usted por completo. Una respuesta apropiada sería irse a la cama sin demora, cuando se acepta cualquier otra respuesta usted le está entrenando a “no obedecer”. No olvide que lo que está en juego es que le vaya bien y goce de larga vida. Ellos deben “honrar y obedecer”.
En nuestra cultura hay que estar dispuesto a nadar contra corriente pues se ha perdido toda semejanza de sumisión a la autoridad, usted debe perseverar hasta que aprendan las lecciones de la sumisión, recuerde que la desobediencia a los padres no es un asunto entre el padre, la madre y el niño, sino que es un asunto entre el niño y Dios. Así que, cuando las lecciones de sumisión se aprenden, se aprenden para toda la vida y son útiles durante toda la vida.
Usted no puede aceptar que sus hijos rehúsen obedecer, ni aceptar la obediencia cuando los niños estén convencidos y tampoco está la obediencia de convencerlos de la propiedad de sus directrices. Esto es algo que debe estar firmemente establecido y no hay negociación.
Sin embargo, es importante considerar que los niños no son máquinas y que tienen ideas y pensamientos. El libro de Daniel nos enseña como apelar a las autoridades. Así que es importante escuchar a los hijos y enseñarles como apelar respetuosamente.
Este proceso de apelación manejado adecuadamente se convierte en una válvula de seguridad para la obediencia bíblica que funciona en dos vías.
- Es un control al capricho o injusticia de los padres, quizá se ha hablado rápidamente y sin pensar dando una instrucción apresurada o inapropiada.
- Válvula de seguridad para los niños. Ellos sabrán que pueden apelar y que papá y mamá consideren con honestidad la instrucción y pueda cancelarse en bien del niño y la familia, así un padre sabio evaluará la situación haciendo los cambios necesarios y apropiados.
Aquí un ejemplo, imagine que su hijo este leyendo y ya es hora de dormir, usted simplemente puede apagar la luz pues ya es hora de dormir, el niño debe obedecer. Pero también puede preguntar ¿cuánto te falta para terminar el capítulo?, solo me falta una hoja, ¿puedes terminar y apagas la luz y a dormir.
Usted está siendo sensible a las necesidades de sus hijos al darles dirección y mostrar un verdadero deseo de imitar una autoridad piadosa, que a la vez es bondadosa. Podemos notar que hay beneficio en el hecho de aprender a estar bajo autoridad, pues Dios ha prometido que los niños que honran y obedecen a sus padres les irá bien y gozarán de larga vida, sobre la tierra.
Es triste ver a niños a quienes no les enseñaron estas cosas siendo golpeados durante por la vida, a causa de su conducta rebelde e insumisa.
La sumisión genuina a la autoridad piadosa produce buen fruto.
El poder y la Gracia del Evangelio son comprendidos con más profundidad, no por aquellos que nunca confrontan su responsabilidad bíblica, sino por aquellos que lo hacen.
Al conocer nuestra resistencia natural a la autoridad y nuestra incapacidad de hacer lo que Dios manda, somos confrontados con nuestra necesidad de la gracia y el poder de Jesucristo.
La oración de Pablo para que Dios obrara por su espíritu en el hombre interior con gran poder, se aplica aquí, pues es ese poder que puede traer a sus niños al círculo en el que Dios los protege y bendice.
La tarea de la sumisión a la autoridad es necesaria hacerla sin demora, correctamente y durante su infancia, hágalo bien y desde el principio, cuando sus niños son pequeños y no deje que se desarrollen hábitos de desobediencia. Asegúrese de que obedezcan sin desafío, sin excusa y sin demora.
No pierda el tiempo tratando de ponerle una capa de azúcar a la sumisión para hacerla más sabrosa. La obediencia cuando a usted le parece razonable no es sumisión; es un acuerdo. La sumisión necesariamente significa hacer lo que usted no quiere hacer por lo cual no es fácil y duele. La sumisión bíblica y verdadera se halla en conocer a Cristo y su gracia. No trate de hacer de ello algo que no requiere la gracia, ni reduzca la sumisión a la autoridad a aquello que no se ajusta al hombre natural y sus habilidades naturales.
Preguntas de reflexión:
- ¿por qué es la obediencia lo mejor para sus niños?
- ¿cómo puede decirles a sus niños de edad escolar que hay que cambiar de ser un hogar con problemas a ser un hogar ordenado apropiadamente?
- ¿considera importante dar lugar a la apelación durante la crianza?
- ¿es usted un buen modelo de sumisión a la autoridad?
- ¿cuáles son los patrones de desobediencia que ha tolerado en su hogar?
- ¿tolera faltas de respeto en su hogar?
Hasta aquí llegamos, en la próxima hablaremos de los procedimientos de entrenamiento entre la infancia y la niñes. Saludos, bendiciones.