Humildad y servicio – Lucas 14:7-11
Meditación bíblica sobre Lucas 14:7-11 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Seguiremos hablando de cómo el Señor Jesús lo transforma todo. Ya hablamos de la invitación de Jesús diciéndonos “venid y yo os haré descansar”, después hablamos de la promesa de Jesús de vida eterna y nunca soltarnos, hoy hablaremos de la humildad y servicio, daremos lectura a los versículos 7 – 11 del libro de Lucas, capítulo 14, dice:
Observando como escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados diciéndoles: “cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú este convidado por él y viendo el que te convidó a ti y a él, te diga: da lugar a este; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar. Mas cuando fueres convidado ve y siéntate en el ultimo lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa”.
Porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
Para estar en contexto con estos versículos, es importante mencionar que, en los tiempos del Nuevo Testamento, cuanto más cerca te sentabas del anfitrión, más alto estabas en la escala social, por tanto, recibías más atención (y más invitaciones) por parte de otros.
Así entonces, cuando se abrían las puertas, muchos buscaban los lugares principales queriendo ser importantes. Pero la realidad es que dicha actitud solo revelaba un falso concepto de éxito.
Así Jesús usa la ocasión y de los versículos 7 al 14 nos da una buena enseñanza acerca de la “humildad y el servicio”. Además, podemos notar que en los versículos 7 al 10 se dirige a los invitados en relación con “la humildad” y termina de una forma admirables de los versículos 12 al 14 hablando del anfitrión de su servicio a otros. Diciendo: cuando hagas comida o cena, n o llames a tus hermanos, o a tus amigos, o a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y serás bien aventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.
La humildad es una gracia fundamental en la vida cristiana, sin embargo, si sabes que la tienes, ¡la has perdido! La humildad, bien se ha dicho no es pensar de nosotros mismos como poca cosa, simplemente es no pensar en nosotros. Jesús nos dio un gran ejemplo de humildad en Filipenses 2 del 5 – 8y dice: haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús el cual, siendo en forma de Dios, n o estimó en ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó así mismo tomando forma de siervo hecho semejante a lo hombres; y estando en la condición de hombre se humillo así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de Cruz.
De este modo, aquello que nos motiva a seguir a otros debe ser la aprobación de Dios y no la de los hombres; sin duda por mucho será mejor la recompensa eterna en el cielo y no la recompensa pasajera en la tierra, alguien dijo: “¡no se puede recibir dos veces el mismo premio!”.