Habiéndola purificado – Efesios 5:26

Muy buenos días, doy muchas gracias a Dios porque nos permite continuar con nuestra serie de meditaciones sobre el libro de los Efesios y los invito para que hoy pongamos nuestra atención en el versículo 26 del capítulo 5, pero antes voy a leer los versículos 18, 21 a 27 que dicen de la siguiente manera:

18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
21 Sometiéndoos unos a otros en el temor de Dios.
22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

INTRODUCCIÓN

Ya mencioné que al analizar este pasaje nos damos cuenta que el versículo 18 nos da la orden tajante de “Sed llenos del Espíritu”

Y uno de los resultados de la llenura del Espíritu Santo es el de someterse los unos a los otros en el temor de Dios.  

Y esta es la base y fundamento de los principios específicos de autoridad y sumisión, y esto tiene una aplicación inmediata a las relaciones entre esposos y esposas, padres e hijos, y amos y siervos,

Ya los esposos se nos dice que debemos amar a nuestra esposa como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella

y en cuanto a la forma en que Cristo amó a la iglesia John Stott dijo que en los versículos 25-27 encontramos cinco verbos que indican los pasos consecutivos del compromiso de Cristo con su esposa, la Iglesia: 1) la amó 2) se entregó a sí mismo por ella 3) para santificarla 4) la purificó 5) y todo ello para presentársela a sí mismo sin mancha ni arruga.

Vayamos a la primera parte del versículo 26 que dice

PARA SANTIFICARLA HABIÉNDOLA PURIFICADO

FF Bruce. Habiendo declarado que Cristo se entregó a sí mismo por amor a su Iglesia, la palabra de Dios ahora nos explica el propósito de este auto sacrificio par que Cristo tenga a la Iglesia como un pueblo santo, apartado para sí.

 Y los versículos 25 al 27 nos hablan del cuidado de Cristo por su Iglesia desde una eternidad pasada hasta una eternidad futura.

Y la eternidad pasada se refiere a cuando Cristo estaba allá en la eternidad, en su preexistencia eterna y cuando amó a su pueblo y se propuso venir a salvarlo.

Y la eternidad futura se refiere a que en un futuro próximo Cristo vendrá por segunda ocasión a la tierra para presentarse a sí mismo a una iglesia gloriosa que no va a tener mancha ni arruga ni cosa semejante

En resumen, el propósito de Cristo al morir fue el de santificar a su pueblo que constituye la iglesia habiéndolo purificado.

JOHN STOTT dijo que los verbos que se utilizan son santificar y purificar y los tiempos de los verbos indican que la purificación de la Iglesia se llevó a cabo en el momento del lavamiento inicial del pecado y la culpa, cuando nos arrepentimos y creímos en Cristo como nuestro Señor y Salvador y que después viene la consagración o santificación

Y aunque la purificación se lleva a cabo en un momento, la santificación es un proceso que dura toda la vida del creyente.

Y tanto la regeneración como la limpieza y la santificación son cambios interiores obrados por el Espíritu Santo, que están simbolizados en el bautismo.

Por eso la segunda frase de este versículo dice:

habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra

Y tanto Hendricksen como John Stott coinciden en que este “lavamiento de agua” ciertamente tiene relación con el bautismo.

Pero además este versículo dice “El lavamiento del agua por la palabra”

Y como en el texto original en griego la palabra “rhema” que se traduce como “palabra” está precedida por la preposición “en”, una traducción sugerida de esta frase sería “el lavamiento del agua acompañado de una palabra hablada”. “

Lo cual indica que el bautismo no es una ceremonia mágica o mecánica, sino que es necesario que vaya acompañado de una palabra que explique su significado y explique las promesas de purificación y nueva vida para que el bautismo fortalezca nuestra fe.

Juan Calvino, al comentar este pasaje, dijo: “Si se retira la palabra, todo el poder de los dos sacramentos tanto del bautismo como de la Santa Cena desaparecen ya que los sacramentos son sellos de la palabra, y además la palabra aquí explica el valor y uso de los signos”.

Por lo anterior en la iglesia hay que tener cuidado “de no separar los sacramentos de la Palabra, en ningún momento”, porque “tener el signo sin la promesa añadida al mismo no es más que una cosa frustrante y sin beneficios”.

Jesús mismo habló de la importancia de la palabra de Dios en relación con la santificación y dijo: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17).

Ahora bien, en cuanto al bautismo podemos mencionar cinco cosas:

  1. Es muy importante porque Jesús mismo lo ordenó en Mateo 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo
  2. Es una bendición maravillosa.
  3. No es solamente un símbolo sino también un sello, es la señal del pacto
  4. Es una representación física de la realidad y seguridad de nuestra salvación como dice Marcos 16:16 “El que creyere y fuere bautizado será salvo”
  5. Por medio de este precioso sacramento se invita al creyente a vivir una vida santa y apartada para el Señor.

John MacArthur dijo: Cristo amó a su iglesia con un amor infinito que sobrepasa todo entendimiento, con un sentido de tal grandeza que es inconmensurable, pero además es un amor purificador que lleva a cabo dos acciones:

  1. Condena el pecado, el mal y cualquier impureza moral o espiritual pero
  2. También procura limpiar al creyente de toda maldad.

Por eso Isaías 1:18 dice: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.

Miqueas 7:19 Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”

Jeremías 31:34… “porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”

Hebreos 10:17 añade: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y”

Y aunque el creyente recibe el perdón de todos sus pecados en el momento en que deposita su fe y confianza en Jesucristo como su Señor y Salvador, después de esa purificación inicial y plena del pecado, sigue el proceso de santificación

Por lo que en esta vida debe continuar confesando sus pecados, como dice 1 Juan 1:8-9:  

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad

CONCLUYO repitiendo los versículos 25-27 que dicen:

25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

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Reflexiones sobre la Epístola a los Efesios
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