Porque nadie aborreció jamás a su propia carne -Efesios 5:29

Meditación sobre Efesios 5:29 por el A.I. Marcos Mercado E.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Muy buenos días, doy muchas gracias a Dios porque al continuar con nuestras meditaciones sobre el libro de los Efesios, hoy nos permite poner nuestra atención en el versículo 29 del capítulo 5, pero antes voy a leer los versículos 18, y 21 a 29 que dicen de la siguiente manera:

18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
21 Sometiéndoos unos a otros en el temor de Dios.
22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia

INTRODUCCIÓN

Los jueves anteriores hablé del mandato a los esposos de amar a su esposa.

John Stott dijo que en este pasaje encontramos dos analogías que nos muestran cómo debe ser el amor de un esposo por su esposa y una tiene que ver con la orden de que los esposos amen a sus mujeres como a sus mismos cuerpos, tomando como ejemplo que Cristo amó a la iglesia de tal manera que dio su vida por ella y la segunda analogía tiene que ver con el cuidado amoroso de Cristo por su propio cuerpo, que es la iglesia.

Y ahora en los versículos 28 y 29 se nos dan dos razones adicionales por las que los maridos deben amar a su esposa que son:

  1. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
  2. El versículo 29 dice:

29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

Pero vayamos a la primera frase de este versículo que dice:

29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne:

John Stott dijo: “instintivamente nos tratamos bien a nosotros mismos. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida” (v.29a).

FF Bruce dijo que esto es contrario al ascetismo, que afirma que se debe de tratar con severidad al cuerpo y en vez de ello hay que nutrirlo y cuidarlo.

Por ello Colosenses 2:23 dice:

Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.

Lo que nos indica que el ascetismo es antinatural y no desempeña ningún papel en el cristianismo del Nuevo Testamento.

Además, tenemos 4 razones en las escrituras para no aborrecer nuestro cuerpo:

1 El segundo gran mandamiento que encontramos en Levítico 19:18 dice:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo

lo que implica que uno debe amarse a sí mismo

2 La “regla de oro” que Jesús nos dio en Mateo     dice que tratemos a los otros como nos gustaría ser tratados.

3 Debemos amar al prójimo como nuestro Señor Jesucristo lo enseñó en la parábola del buen samaritano, Y el prójimo más próximo del esposo es la esposa.

4 Los cristianos sabemos que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, por lo que debemos cuidar nuestro cuerpo de una forma adecuada, proporcionándole los alimentos adecuados y sanos, el ejercicio y un descanso suficiente.

Y como resultado de que nuestro cuerpo está saludable tendremos una sensación y una actitud de bienestar,

En resumen, el cuidado que un hombre otorga todos los días a su cuerpo, al alimentarlo, vestirlo y, al preocuparse por su salud y comodidad, debe otorgarse igualmente a su esposa.

La segunda frase de este versículo dice:

sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

Y aunque a lo largo de la historia los hombres y las mujeres siempre se han interesado en sus cuerpos, nunca antes como en el siglo XXI la gente se ha dedicado a consentir, proteger, alimentar y complacer al cuerpo y es incalculable la cantidad de dinero que se gasta hoy día tan solo para decorar, proteger, componer, aumentar, acomodar y exhibir el cuerpo.

Aquí dice la sustenta, lo que quiere decir que la mantiene, suple su alimento, la ampara, la protege, la acaricia y la defiende, etc.

Y cada una de estas palabras se refieren a que el cuerpo no solo necesita únicamente alimento, vestimenta, y protecciones suficientes para no morir, sino que también requiere del cuidado generoso, esmerado, constante y comprensivo que proporcionamos a nuestros cuerpos. Y repite el argumento que usó anteriormente diciendo como también Cristo lo hace con la iglesia

John MacArthur dijo: “Sustentar a una esposa equivale a proveer y llenar todas sus necesidades, es darle todo sin reservas para que esto le ayude a crecer y madurar delante de Dios.”

Cuidarla significa hacer uso del amor tierno y el afecto físico para brindarle calor, comodidad, protección y seguridad, Tal corno Cristo provee para su iglesia, el esposo debe proveer para su esposa y su familia.

Y el ejemplo que tenemos en que “Todo lo que la iglesia requiere para su sustento y bienestar lo recibe como regalo de nuestro Señor Jesucristo” y por eso dice que debemos amar a la esposa. así como Cristo amó también la iglesia;” (cf. Efesios 4,7 ss.). John Stott

Es decir, que con la misma manera en que el esposo alimenta viste, y atiende su cuerpo así “sustente y cuide” a su esposa y es una guía completa y útil para el comportamiento diario.

Además, obedecer este mandato tiene una coherencia intrínseca debido a que la realidad de la que algunos no se dan cuenta es que es que él esposo y su esposa, son en realidad “una carne”.

“Y así como el que ama a su mujer a sí mismo se ama, el que cuida a su esposa, que es su mismo cuerpo, a sí mismo se cuida, por lo que digo a los esposos, ¡Hagámonos hoy un favor amando y cuidando a nuestra esposa! “John MacArthur, Amor que cuida

Cumplir el mandato de amar a sus mujeres corno a sus mismos cuerpos como Cristo amó a su cuerpo la iglesia implica un amor que debe caracterizarse por el cuidado afectuoso de la esposa, de tal manera que cuide su bienestar como cuida del bienestar de su propio cuerpo.

y cuando el esposo cumple con el mandato de satisfacer todas las necesidades de su esposa, con el mismo cuidado y preocupación que tiene para satisfacer las necesidades de su propio cuerpo, tanto la esposa como el esposo tendrán un sentido de bienestar y placer genuinos corno resultado de este amor abnegado.

Antes bien, cuando ella necesita fortaleza, le da fortaleza. Cuando necesita ánimo, le da ánimo, y así mismo con todas las demás cosas que ella necesite.

Ahora bien, ¿De qué manera suple Dios nuestras necesidades? Filipenses 4:19 dice:

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús,

Y por lo mismo un esposo amoroso procura suplir todas las necesidades de su esposa y en ese momento un matrimonio bienaventurado y bendecido es aquél en el que el esposo ama a su esposa con cuidados sin límite.

Algunos esposos cometen el gravísimo error de considerar a su esposa solo como cocinera, ama de casa, acompañante ocasional o compañera sexual, en lugar de considerarla un tesoro inmenso dado por Dios,

Tal y como dice Proverbios 18:22

El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová

CONCLUYO

John Stott dijo: “Ni los esposos encuentran que sea fácil aplicar este nivel a las realidades de la vida familiar. Pero todos nos damos cuenta, por la experiencia de todos los días, de la forma en que nos amamos a nosotros mismos. “

La voluntad de Dios es

  1. Que la relación sexual no sólo sea una unión de cuerpos, sino que simbolice y exprese la unión de dos personalidades.
  2. Dios quiere que los esposos lleguen a unirse tan profundamente con su esposa que las palabras “el que ama a su mujer a sí mismo se ama”, se conviertan en una realidad.
  3. De acuerdo a la Biblia el propósito de Dios en el matrimonio es que la esposa sea amada, atendida, sustentada y cuidada.

El esposo que ama a su esposa como Cristo ama a la iglesia nunca hará algo que le cause daño ya que es su propia carne, antes bien, su deseo es sustentarla. y cuidarla tanto como sustenta y cuida su propio cuerpo, porque también Cristo hace lo mismo por la iglesia.

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Reflexiones sobre la Epístola a los Efesios

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