Nuestro servicio al Señor (2) – Lucas 10:38–42

Meditación bíblica sobre Lucas 10:38–42 por el Hno. Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Iniciaremos dando lectura al pasaje de Lucas 10:38-42

Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Esta historia es muy conocida y la lección que aquí nos da Jesús es muy importante para todos aquellos que sirven en el cuerpo de Cristo, que es su iglesia. Así entonces el servicio a nuestro Dios constituye una fuente de satisfacción, recuerda cuando servimos al Señor somos un instrumento útil en sus manos.

En estos versículos Lucas nos narra lo que acontece durante la visita de Jesús a casa de estas dos hermanas; nos dice que una de ellas estaba entregada completamente a los quehaceres domésticos, probablemente preparando el hospedaje de Jesús. Mientras tanto su hermana María se sentó a los pies de Jesús y escuchando sus palabras pasando tiempo a su lado.

Cuando Marta se da cuenta de que su hermana solo está ahí sentada pensando en que podría ocuparse y ayudar, le pide a Jesús le llame la atención a María.

La respuesta de Jesús es muy interesante, pues resulta que nosotros solemos pensar que lo más importante para Dios es lo que hacemos para Él, y Jesús nos hace ver todo lo contrario diciendo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

Con esta respuesta lo que el Señor Jesús nos enseña es que antes que el servicio lo más importante es nuestra relación personal con Dios; pues esto determina y es el fundamento para nuestro servicio.

Pasar tiempo con Jesús, escuchar su palabra, adorar y orar será la mejor fuente de energía para nuestro servicio.

Cuando servimos a Dios, no podemos hacerlo quejándonos de los demás, o peor aún pensar que nadie más puede hacerlo, solo tú.

Ninguna de estas dos actitudes agrada a Dios, en la primera caemos en la queja y la murmuración, y en la segunda en el egocentrismo y la vanidad.

“Si servir a Dios nos vuelve personas con quien es difícil vivir, algo está muy mal”

Termino con dos lecturas,

Colosenses 3:23

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.

Filipenses 2:3

“Nada hagáis por contienda o vanagloria; antes bien con humildad estimando cada uno a los demás como superiores a Él mismo”.

Por el momento es todo, la semana próxima si Dios lo permite, hablaremos de la actitud del corazón.

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