¿Debemos buscar una vida sin dolor?
Meditación bíblica por el Elías Mercado González
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
Muy buenos días, mi nombre es Elías Mercado González, soy miembro de la Sociedad de Jóvenes “Shalom” de la iglesia Nacional Presbiteriana Berith. La meditación de esta mañana será sobre el enfoque que, nosotros como cristianos debemos tener acerca del dolor.
En un inicio me gustaría hablar brevemente sobre un tema que afecta a muchas personas que es la depresión.
La depresión es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren en la vida diaria.
La depresión puede presentar diversos síntomas como el insomnio, el mal humor, la pérdida de apetito, pérdida de interés o de la capacidad de disfrutar actividades diarias, pérdida de energía y fatiga o incluso, en casos más graves, pensamientos suicidas.
La depresión puede ser endógena o exógena, la endógena tiene una relación con la heredabilidad, predisposición genética, trastornos en procesos químicos del cerebro o problemas hormonales.
Por otro lado, la depresión exógena tiene que ver con el estrés, la ansiedad, situaciones o hechos estresantes en la vida como la pérdida de trabajo o el fallecimiento de un ser querido, con dolor y enfermedades crónicas constantes o con algún evento traumático.
Podemos decir que, en general, la depresión puede definirse como un “sentimiento de absoluta y completa desesperanza”.
En relación con las definiciones que acabo de mencionar creo que es importante decir que dentro de la psicología se menciona que la salud emocional y mental afecta a la salud física y viceversa, al final todo está conectado. Sin embargo, como hijos de Dios debemos enfocarnos primordialmente en la salud espiritual, que al final es el hilo conductor de todo.
A lo largo de la Biblia se mencionan varios casos en donde se dan ejemplos de profunda tristeza que incluso podría clasificarse como depresión exógena. Por ejemplo en Job 3 se menciona que
1 Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.
2 Y exclamó Job, y dijo:
3 Perezca el día en que yo nací,
Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
4 Sea aquel día sombrío,
Y no cuide de él Dios desde arriba,
Ni claridad sobre él resplandezca.
5 Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;
Repose sobre él nublado
Que lo haga horrible como día caliginoso.
6 Ocupe aquella noche la oscuridad;
No sea contada entre los días del año,
Ni venga en el número de los meses.
7 ¡Oh, que fuera aquella noche solitaria,
que no viniera canción alguna en ella!
8 Maldíganla los que maldicen el día,
Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
9 Oscurézcanse las estrellas de su alba;
Espere la luz, y no venga,
Ni vea los párpados de la mañana;
10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba,
Ni escondió de mis ojos la miseria.
11 ¿Por qué no morí yo en la matriz,
o expiré al salir del vientre?
12 ¿Por qué me recibieron las rodillas?
¿Y a qué los pechos para que mamase?
En donde Job maldice y externa la profunda tristeza que tenía después de perderlo todo (familia, riquezas, salud) en este caso Job sufrió varios eventos traumáticos y como consecuencia había caído en una profunda tristeza.
Y sobre ese enfoque me gustaría empezar a hablar sobre el tema principal de la meditación.
Nosotros como humanos siempre vamos a buscar tener una vida sin dolor, sin preocupaciones, nunca lidiar con recuerdos dolorosos, nunca tener miedo. En resumen buscamos nunca tener que lidiar o vivir con los efectos del pecado. Sin embargo es claro que en esa forma de pensar el enfoque es sobre “YO” y dejamos fuera de la ecuación a DIOS. No nos ponemos a pensar que en la vida todos experimentamos sufrimiento de alguna manera, y sobre todo que Dios permitió nuestro dolor. A veces solo queremos que nos dé alivio y paz pero no necesariamente está en sus planes. Ese enfoque sobre “YO” causa frustración y dolor a nuestros corazones porque no entendemos porque nos suceden las cosas.
Como hijos de Dios es importante cambiar ese enfoque y tener otra percepción del dolor. Debemos centrarnos en lo que Dios desea lograr en nosotros, ya que Él permite el dolor en nuestras vidas. Debemos intentar entender que no tenemos la sabiduría y el conocimiento para comprender lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Y, por último, luchar por una vida sin dolor ni sufrimiento puede hacernos perder el enfoque de porque estamos en la Tierra, que es para glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre.
Para tener presente eso debemos recordar varios puntos que se nos mencionan en la Biblia. Por ejemplo, Vivimos en un mundo caído, el cual no era el diseño original de Dios (Romanos 1:28-32). También recordar que un día Dios hará que todo sea bueno (Apocalipsis 21:3-4). Debemos recordar que Jesús sufrió en la Tierra. No debería sorprenderos que nosotros también suframos en la vida terrenal. (1 Pedro 2:21-23). No debemos olvidar que experimentar dolor nos puede acercar más al Señor así como también nos da una perspectiva adecuada de lo que es verdaderamente valioso ya que al final, para nosotros, nuestros problemas logran una gloria que supera por mucho nuestro dolor (2 Corintios 4:17-18). Y sobre todo recordar que todas las cosas son para bien (Romanos 8:28).
Para terminar muchas veces nos preguntamos qué debemos hacer como hijos de Dios con respecto a nuestra salud espiritual sobre todo cuando nos encontramos en un problema de depresión o profunda tristeza. Creo que es importante recordar que debeos cambiar la percepción del dolor. Entender que el sufrimiento y el dolor son inevitables y también entender que nunca dejamos de estar bajo la voluntad de Dios. Debemos ORAR. Presentar nuestro caso a Él, esperar y tener confianza. Y sobre todo, debemos buscar el conocimiento pleno de Dios, como fue el caso de Job cuando ya tuvo un conocimiento pleno de Dios, el cual se refleja en Job 42:1-6, que dice.
1 Respondió Job a Jehová, y dijo:
2 Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
3 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
4 Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
5 De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
6 Por tanto me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Debemos estar conscientes que también existe la depresión endógena (biológica) por lo que en muchas ocasiones es necesario buscar ayuda médica profesional.
Por otro lado, también debemos entender la vida en comunidad es fundamental para un cristiano. Se debe buscar ayuda espiritual (pastores, ancianos, consejeros, líderes de la iglesia). Debemos estar conscientes que nadie está exento de tener depresión. Si Job, siendo la persona más recta de su tiempo cayó en profunda tristeza a causa de los eventos que sufrió, es muy posible que nosotros también podamos caer en esa profunda tristeza y por ello, como iglesia, debemos siempre actuar con humildad, no estigmatizar y ser empáticos actuando en amor y con respeto. Debemos hacer saber a la persona que estamos ahí, que existe el acompañamiento y el apapacho. Debemos también ser apoyo, en caso de ser necesario, de buscar ayuda médica profesional. Pero sobre todo tener siempre como base la Palabra de Dios. Al final debemos actuar en amor debemos ver al prójimo como uno mismo y estar conscientes que todos podemos estar en esa situación. Como dice la palabra de Dios en Mateo 22:36-40
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.