Yo soy el Dios que salva – Isaías 43:1-13

Isaías 43 (Reina Valera 1960)

1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es. 10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. 11 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 12 Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. 13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?

Qué tal nuevamente le saluda a José Arturo Medell Espinosa. Anciano en receso de la Iglesia Nacional Presbiteriana Berith, en la Ciudad de México.

Hemos iniciado el estudio y meditación en el libro de profeta Isaías en el capítulo 43:1-13 y la semana pasada iniciamos con el tema más importante diciendo que Dios es el Mesías, Dios es el Salvador y solo él salva, nuestra base de lectura estuvo en el versículo 3

Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.

En los capítulos siguientes y las lecturas que estamos haciendo nos indican un alto precio por Israel de parte de Dios.

Dios se declara Salvador de Israel, pero también se declara el santo de Israel, el Dios tuyo y declara su nombre, Jehová, Yo Jehová, Yahvé.

Este nombre ha sido traducido de las letras en Hebreo antiguo donde declara a Moisés que Él es, Yo soy el que Soy.

No tiene otro aspecto especial más que Dios declarando su nombre para que le conozcamos. Eso sería lo especial.

Él se da a conocer diciendo “Yo Jehová”, ratificando el hecho y el dicho de que Él es Dios; pero aún más: se entrega, soy Dios tuyo, de tu propiedad, para ti, contigo, de ti. Eso le dice Dios a Israel, pero también establece su santidad, es decir, no hay en Él nada que sea malo, no hay en Él nada que sea pecado, no hay en Él nada qué pueda decirse en contra de su personalidad, de su entidad.

Él es santo. Y más adelante en la Biblia nos declarará que es 3 veces santo.

Y la siguiente frase es “SOY Salvador”. Nuevamente la palabra SOY, tú de ti, para ti, pensando en ti, me entrego como tu Salvador, para redimirte, para comprarte, para tomarte y además, pagué el precio, dejé a Egipto, destruí a Saba y abandoné a Etiopía, naciones que aún todavía hoy podemos conocer y ubicar; y conocer, por ejemplo, Etiopía y Saba en una extrema situación civil y de pobreza.

Quizá Egipto se salve, pero tiene un gobernante por años y no ha podido desarrollarse.

Ellos fueron dejados por Dios para rescatar a Israel, para que Israel fuera el pueblo escogido de Dios. En el versículo 4 dice:

Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.

No solamente ama Dios a Israel, no solamente es su Salvador y su Dios, no solamente entregó a naciones enteras por él prefiriéndole para ser su Dios, para ser quién le salve, no temas -continúa diciendo- yo estoy contigo, del Oriente, te traeré y del occidente te recogeré.

Es el Dios, el que Salva, en otras palabras, para concluir está diciéndole “aunque tengas graves problemas, Israel, yo siempre estaré contigo, yo Jehová, yo, tu Salvador, cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás.

¿Por qué? simplemente, eternamente, maravillosamente, porque YO soy tu Dios y siempre te pondré a salvo.

Recuerda, YO SOY el Dios Santo de Israel, te he tomado para mí, pero también me declaro para ti. Israel, yo te amo -le dice- tú vales mucho para mí, para salvarte la vida y para que fueras mi pueblo tuve que pagar un alto precio. Olvidé, entregué, abandoné a Egipto, Etiopía y a Saba, no tengas miedo, Yo siempre estaré contigo no importa dónde estés, dónde te encuentres, cuán profundo hayas caído.

Yo te llamaré y te haré volver a tu tierra y volverás a ser mi pueblo.

¿Por qué? ¡Porque yo soy el Dios que salva!

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