La Navidad no viene de la tienda
El título de este editorial es una perogrullada, o sea, una verdad de Pero Grullo, (que se dice viene del Padre Grullo, que explicaba todo diciendo cual día de la semana era). Empezó la semana diciendo, pues, hoy es lunes, de la misma manera que nosotros aludimos a nuestra pereza y cansancio usando las mismas palabras.
Luego, decía en los siguientes días, pues, hoy es martes, o miércoles, etc., hasta, pues, hoy es domingo. Nadie podía negar que decía la verdad, pero como si la verdad, en este sentido, no tenía sentido.
Ahora bien, la Navidad no viene de la tienda. Es la verdad, pero ha llegado a ser una verdad tan vacía e impertinente como cualquier perogrullada.
Todo el mundo sabe que la Navidad no viene de la tienda, y es casi un insulto a nuestra inteligencia decírnoslo. Si un marido dijera esto a su esposa es muy posible que ella respondiera con algo sarcástico y quizá un poquitín de ira.
Pues, esto tiene que ver con la manera que funciona este mecanismo que llamamos perogrullada. Muchas cosas que sabemos que son la verdad deben tomarse en cuenta al comportarnos, y estas verdades deben ser, en algún grado, determinativas de nuestras acciones. Por eso, las madres dicen a sus hijos, «mañana no, pues mañana es domingo”. Es una perogrullada, pero en el caso es una verdad muy determinativa.
El padre dice a su hijo (y podemos imaginar la situación), «hijo, ya eres un estudiante universitario». También es una perogrullada, pero muy significativa, cuando el novio, al terminar la boda, mira a la novia y le dice, con ternura y emoción, «ya estamos casados» Para nuestro bien, alguien, con voz de padre, o madre, o novio, debe decirnos esta perogrullada, «mira, la Navidad no viene de la tienda»
Gerald Nyenhuis H. | Originalmente publicado en| Boletín Buen Óleo el 21 de diciembre de 2003