Esteban, fiel reflejo de Jesucristo – Hechos 6:60

Meditación bíblica sobre Hechos 6:60 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Hechos 6:60:

Y puesto de rodillas, clamó a gran voz, Señor, no les tomes en cuenta este pecado, y habiendo dicho esto, durmió.”

El Discurso de Esteban

En los capítulos 6 y 7 (que recomiendo que den lectura del Libro de los Hechos), Esteban, como bien dice esta lectura, lleno del Espíritu Santo, así como del conocimiento de la Palabra de Dios, dio testimonio de todo aquello que Dios había hecho desde Abraham, Isaac y Jacob,

La Historia del Pueblo de Israel

Y de Jacob a los doce patriarcas, de los cuales nació José, quien fue el segundo después de Faraón en Egipto, donde el pueblo de Israel habitó y se multiplicó durante cuatrocientos años, y acercándose el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abraham, en ese mismo tiempo nació Moisés, y a este Moisés es el que Dios usó para liberar a su pueblo de mano de Faraón, y lo sacó de Egipto con grandes prodigios y señales, pero este pueblo que salió de Egipto fue rebelde, pues sus corazones se volvieron a Egipto y a dioses ajenos, por lo que vagaron en el desierto por cuarenta años.

La Conquista y los Reyes de Israel

Después Dios, por medio de su siervo Josué, arrojó a todos estos pueblos idólatras de su presencia y les dio posesión de la tierra prometida.

Y de ahí hasta los días de David y después Salomón.

La Rechazo del Espíritu Santo

Sin embargo, Esteban los señalaba como un pueblo de dura cerviz e incircuncisos de corazón y oídos, pues al igual que sus padres, ellos también resistían al Espíritu Santo.

Y así como sus padres no creyeron a los profetas que de antemano anunciaban la venida del Cristo, matándolos, ellos (es decir, aquellos de la sinagoga: libertos, ancianos, escribas y pueblo) ahora le acusaban falsamente de blasfemia.

La Muerte de Esteban

Asimismo, Esteban no sólo les estaba haciendo ver aquello que habían hecho sus padres, también lo que ahora ellos mismos habían hecho, entregando y matando al Hijo de Dios Lo que les enfureció en sus corazones y tomándole, lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, dándole muerte.

En este momento Esteban pudo ver los cielos abiertos, la gloria de Dios y a Jesús, el Hijo del Hombre, a la diestra de Dios, y antes de su muerte orar pidiendo a Dios, diciendo, no les tomes en cuenta este pecado.

Este fue el discurso de Esteban, y hace un par de semanas hablábamos de la importancia de dar testimonio y del poder –dunamis– que recibimos del Espíritu Santo para esta tarea.

El Poder del Testimonio

Esteban, sin duda, es un gran ejemplo de lo que es dar testimonio.

El poderoso testimonio de Esteban fue el punto culminante para la iglesia judía.

Luego el mensaje llegaría a los samaritanos y después a los gentiles.

Este discurso y defensa de Esteban es el más largo e importante en el libro de los Hechos, pues repasa la historia de Israel y los hechos de sus líderes más respetados. Los judíos estaban ciegos a la fe sencilla de Abraham y los patriarcas.

Abraham fue salvo por gracia, por medio de la fe, y no puede adorar en algún templo o guardar la ley.

Todo esto vino después.

La Aplicación Personal

Esteban llevó su discurso al punto de una aplicación personal que penetró hasta el corazón de sus oyentes.

Israel había rehusado someterse a Dios y creer y obedecer las verdades que Él les había revelado; sus oídos no oyeron la verdad, sus corazones no recibieron la verdad y sus rodillas no se doblaron a la verdad, lo que los llevó a perseguir y matar a su propio Mesías.

Lecciones de Esteban

Esteban, sin duda, fue el primer mártir que vio la gloria de Dios y al Hijo de Dios quien le recibía y le daba la bienvenida en su gloria.

A todas luces, la muerte de Esteban fue una injusticia, pues su único delito fue hablar la verdad, dando testimonio de su fe en Jesucristo como su Señor y Salvador.

Ciertamente, Dios no llama a todo creyente a ser mártir, pero sí a dar un fiel testimonio de su fe en Jesucristo.

Esteban también nos enseña lo que constituye un verdadero carácter cristiano, pues cuando somos víctimas de alguna injusticia, nuestro viejo hombre clamará por justicia y venganza.

Sin embargo, Esteban clama por misericordia, por aquellos que le condenaban y que ellos también pudieran conocer del Evangelio.

El verdadero creyente, lleno del Espíritu Santo, sabrá perdonar sin guardar rencor.

Así, mientras más conozcamos a Jesús, debemos parecernos más a Él, siendo un fiel reflejo como Esteban.

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