ESCUDRIÑAD LAS ESCRITURAS
LAS QUE DAN TESTIMONIO DE MI, ELLAS SON (JUAN 5:39)
Este es un mandato expreso de Jesús para todos sus seguidores. Si queremos conocer a nuestro Salvador, es menester que escudriñemos las Escrituras. No hay ninguna otra fuente de información acerca del carácter, de la obra, de la vida y de la redención de Cristo, más que las Escrituras.
Escudriñar no significa simplemente leer y pasar adelante. Escudriñar quiere decir: «inquirir minuciosamente, rebuscar». Cuando el Señor Jesús nos manda que escudriñemos las Escrituras, nos está ordenando que investiguemos acuciosamente todo lo referente a Él, puesto que esas Escrituras son las que nos revelan todo lo referente a su Reino.
Generalmente se piensa que «la historia de Jesús» está contenida exclusivamente en los cuatro Evangelios, y que leyendo esos cuatro libros bíblicos se tiene toda la información sobre el Salvador. ¡Ojalá que siquiera esto hicieran muchos «cristianos»! Sería de grande beneficio conocer y saber, en forma comparativa, la abundantísima información que nos ofrecen los Evangelios.
Pero al mencionar a «las Escrituras» Jesús no se está refiriendo en ninguna manera a los Evangelios, ni siquiera al Nuevo Testamento, puesto que en su tiempo tales materiales no existían todavía.
Al apelar al testimonio de las Escrituras en su favor, el Señor manifiesta que Él es la razón de la existencia de la ley y los profetas y que Él es el cumplimiento de la revelación de Dios. Si queremos entender y conocer verdaderamente la obra mesiánica de Jesús, tenemos que «escudriñar las Escrituras».
Debemos darle gracias al Señor porque en la predicación y la enseñanza que se da en nuestra Iglesia se pone grande énfasis en el conocimiento general de las Escrituras. Reconocemos y nos damos cuenta de que muchas veces son difíciles y poco atractivos algunos pasajes que tenemos que considerar; pero también esos pasajes son parte de las Escrituras que dan testimonio de nuestro Salvador y de nuestra salvación.
IGLESIA NACIONAL PRESBITERIANA BERITH, Publicado originalmente en BOLETIN BUEN ÓLEO el 12 de Junio de 1988.
