
PUERTAS CERRADAS – Hechos 16:6-10
Meditación bíblica sobre Hechos 16:6-10 por Alfonso Abascal
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México
La semana pasada hablamos de cómo Pablo hizo que el buen testimonio del joven Timoteo contribuyera para el servicio en las iglesias constituidas tanto por judíos como por gentiles y éstas fueran confirmadas en la fe.
Para esto daremos lectura a Hechos 16:6-10. Dice así:
“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.” Amén.
Solo cuatro versículos, pero que sin duda son muy reveladores en cuanto a la forma en la que Dios obra para llevarnos en la dirección que Él desea.
Así entonces, después de visitar las iglesias que habían fundado, Pablo trató de llegar a un nuevo territorio para el Señor, viajando a Asia Menor y Bitinia, pero el Espíritu cerró la puerta.
Dice ahí que no se le permitió. Ciertamente el apóstol Pablo no nos dice cómo fue que Dios le reveló este asunto, y todo lo que se pudiera decir al respecto solo serían conjeturas, pero lo que sí podemos comentar es acerca de lo que dice el versículo diez, que al ver la visión procuraron partir para Macedonia, dando, por cierto, que Dios nos llamaba.
Aquí lo primero que podemos notar es que Lucas, quien es el que escribe el libro de los Hechos, por alguna razón se encontraba en Troas, versículo ocho.
Y lo segundo, Pablo compartió esta visión con todos, es decir, Silas, Marcos y Lucas, y así todos juntos, al hablarlo, llegaron a la conclusión de que Dios los estaba llamando para que se dirigieran a Macedonia a ayudar, anunciando el Evangelio.
Cuando algunas puertas se cierran, otras se abren, y sin duda, qué importante es buscar la ayuda de otros de buen testimonio, como lo veíamos la semana pasada, y discernir la voluntad de Dios. Para Pablo y todos sus colaboradores, después de todo lo acontecido, les quedó muy claro cuál era la dirección que habrían de seguir.
En ocasiones, cuando se cierran las puertas, solemos sentirnos frustrados y hasta enojados. Pero Dios puede obrar de manera aparentemente negativa, para después, en otro momento, de manera positiva, abrir otra puerta, mostrándonos el camino a seguir. Esperemos confiadamente en el Señor.
Me despido con lo que dice Jeremías 17:7 “Bendito el varón que confía en Jehová y cuya confianza es Jehová”.