¿Cómo distinguir el cristianismo genuino? – 2ª Corintios 2:14-17

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Meditación bíblica sobre 2ª Corintios 2:14-17 por el A.I. Saulo Murguía A.
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

En los primeros capítulos de la 2ª carta a los Corintios, Pablo responde a críticas de algunos creyentes de Corinto que había sido influenciados por algunos cristianos judíos de Jerusalén, y lo acusaban de no ser un verdadero apóstol porque no pertenecía al grupo original de los doce. Dicho de otra manera, lo que estaban haciendo era cuestionar la autenticidad de la fe y ministerio de Pablo.

Aquí estaba pasando algo que hemos visto siempre aun en la actualidad porque sabemos que una de las estrategias favoritas del enemigo es confundir, llamar mentira a la verdad y sembrar dudas. Precisamente eso era lo que estaba ocurriendo en Corinto.

La respuesta de Pablo no es defenderse con argumentos humanos, sino describir la esencia de su ministerio. Y al hacerlo, nos muestra claramente las características que tiene el cristianismo auténtico. Estas características son inconfundibles y por más que el falso cristianismo intente copiarlas, no se puede. Esas características no tienen nada que ver con la personalidad ni con el temperamento, sino son el  fruto de la obra de Cristo en cada creyente.

Veamos lo que dice 2ª Corintios 2:14-17

14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 16 a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? 17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.

Corazón agradecido

La primera señal aparece es la frase: “Mas a Dios gracias”. El cristianismo genuino se distingue por un corazón agradecido, incluso en medio de pruebas y dificultades. Es una especie de optimismo que no se agota, porque descansa en la gracia y el amor de Dios.

El mundo vive bajo la sombra de la “Ley de Murphy” (todo lo que pueda salir mal, saldrá mal) pero el creyente vive bajo la certeza del cuidado absoluto de Dios.

Si leemos el libro de los Hechos nos damos cuenta de que de principio a fin, se percibe una nota de triunfo a pesar de persecuciones y peligros que enfrentaban continuamente los primeros cristianos.

Triunfo seguro en Cristo

La segunda señal está ligada a la primera: “el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús”. Pablo lo dice de una manera contundente. No dice “a veces”, sino “siempre”.

Pablo deja perfectamente claro que el cristianismo verdadero implica lucha, dificultades y lágrimas, y aun cuando el momento del triunfo pueda incluso parecer un fracaso total nuestro triunfo siempre está asegurado. La lucha puede ser desesperada, pero siempre culmina en el logro completo de los objetivos que Dios nos ha trazado. Incluso la oposición que encontramos no es un obstáculo definitivo, sino parte del proceso que Dios usa para llevarnos a la victoria.

Una vida que deja huella

La tercera señal es esta: “y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento”. El cristiano auténtico es como una fragancia que se esparce. Su vida deja una impresión inolvidable, un impacto que nunca pasa desapercibido. Ese impacto puede producir ya sea rechazo y endurecimiento (muerte para muerte), o bien conduce hacia la fe y la vida (vida para vida). Cuando tu vida refleja el cristianismo verdadero, las personas que te rodean no permanecen iguales. Algunos se alejarán más de Cristo, otros se acercarán más a Él. Pero todos serán confrontados con la realidad del Evangelio.

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