La Pascua – Éxodo 12:1-28

Estudio sobre el libro de Éxodo por el A.I. José Antonio Velázquez
Iglesia Nacional Presbiteriana Berith
Cd. de México

Transcripción…

Lectura Éxodo 12:1-28

1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:
2 Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero en los meses del año.
3 Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
4 Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero.
5 El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
6 Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes.
7 Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.
8 Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán.
9 Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas.
10 Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.
11 Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová.
12 Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.
13 Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.
14 Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.
15 Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.
16 El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer.
17 Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua.
18 En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde.
19 Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel.
20 Ninguna cosa leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura.
21 Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua.
22 Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
23 Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
24 Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
25 Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito.
26 Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?,
27 vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró.
28 Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón.

Después de haber sufrido 9 plagas vemos ahora una nación devastada por estás pues acabaron con las cosechas y el ganado, fuentes económicas que le daban a Egipto la grandeza de imperio que fue y que le permitió un tiempo hospedar y proteger al pueblo de Dios.

Hoy no queda nada y a pesar de esto y que tanto israelitas como egipcios han visto la grandeza de Dios, Faraón sigue en su soberbia y terquedad de no dejar salir al pueblo de Israel, cabe recordar que Dios ha permitido esto pues es necesario para mostrar sus maravillas a propios y extraños. En este capítulo vemos cómo Dios da instrucciones precisas de cómo van a celebrar la fiesta de la Pascua y da el verdadero sentido del rescate del pueblo de Israel, pues Dios requiere de su primogénito, su pueblo, y lo rescata de la esclavitud de Egipto para su propio servicio.

Cuando Él reclama a todo primogénito que está en Egipto da su gracia a los primogénitos israelitas apartándolos de la muerte para servirle a Él como una nación libre.

Dios da instrucciones precisas de cómo se debe celebrar la Pascua teniendo está dos sentidos: El carácter de sacramento y el de sacrificio; el sacrificio que se lleva a cabo del cordero cuya sangre es utilizada para pintar los dinteles de las puertas, dándonos una enseñanza previa de lo que ha de ser la salvación por la sangre de Cristo, sacrificio que hace la expiación de pecados.

Y la Cena de la Pascua que es una cena en comunión con Dios, dando el Señor instrucciones que ninguno de los huesos del animal fuese quebrado, en un sentido de unión del pueblo de Israel así como al Cordero de Dios en su sacrificio, ninguno de sus huesos serían quebrados.

El pan sin levadura, que en su inicio fue preparado para comerse en la premura de la salida de Egipto, simboliza el nacimiento a una nueva vida, ya que el pan sin levadura significa una nueva vida sin pecado siendo la levadura representante de este.

Después de que Moisés y Aarón dan los detalles e instrucciones a los ancianos de Israel las reciben con jubilo y las llevan a cabo con fe, pues sin fe no tendrían validez.

Dios da la instrucción de que a partir de los días que están viviendo, se comience el año.

Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero en los meses del año Ex.11-2
Pues para ellos es el comienzo de una nueva era.

En el décimo día debían apartar un cordero de un año, sin mancha, sin defecto y al décimo catorce debían sacrificarlo sin quebrar ninguno de sus huesos.

El cordero debía ser asado en su totalidad sin ningún condimento y consumido sin dejar nada, si el animal era muy grande o la familia muy pequeña debía ser compartido con la familia más cercana, con la sangre se pintarían los dinteles de las puertas, pues el ángel de la muerte va a arrasar con todo primogénito, debería hacerlo con los primogénitos israelitas pues son tan pecadores cómo los egipcios, es ahí precisamente donde vemos la gracia de Dios sobre sus escogidos, el ángel de la muerte pasaría por encima de la sangre salvadora y esto nos lleva a la sangre redentora de Cristo por cuyo derramamiento somos salvos.

El pueblo de Israel a partir de su liberación festejará la fiesta de la Pascua que es una cena con el Señor, recordando su liberación de la esclavitud y la gracia redentora por la sangre del cordero, hoy esa cena se sigue llevando ha cabo y es la cena que tenemos en la Iglesia recordando el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, el cordero perfecto, sin pecado, que fue ofrecido una sola vez y para siempre por la expiación de nuestros pecados y que nos manda hacer en conmemoración suya hasta que Él venga de nuevo y tengamos el privilegio de cenar en su presencia. Así como levantó al pueblo de Israel de la muerte, también a nosotros nos ha levantado de la muerte eterna.

Dios dejó está celebración como un recordatorio permanente de lo que Él hizo y hace por su pueblo, sus elegidos, y da la responsabilidad a los padres de hacerlo saber a los hijos de generación a generación para que conozcan de su grandeza y de su amor.

Celebremos con pasión, gratitud y amor la cena con el Señor, recordando que este sacrificio divino nos libera de la esclavitud del pecado y nos da la Fe salvadora que es en Cristo Jesús.

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