Sociedad Femenil Lidia – 8 de junio, 2022
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Sociedad Femenil Lidia
Miércoles 8 Junio de 2022
“Génesis un Análisis Profundo del Texto”
Sesión 15
Génesis 3 “La Caída” (segunda parte)
En la sesión 14 terminamos con los versículos 4 y 5 que dicen: “4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y en la reunión anterior vimos que pecado, no sólo es la desobediencia, o “querer ser como Dios”, sino que pecado es cualquier cosa que va en contra de la voluntad de Dios, nuestras acciones, actitudes o pensamientos que vayan en contra de la voluntad de Dios, son pecado.
Hoy nos enfocaremos en el texto de Génesis 3:6 a 3:15
v. 6 “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
Como acabamos de recordar, el pecado de Eva y Adam, no fue la desobediencia sino el hacer algo en contra de la voluntad de Dios, la voluntad de Dios era “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” y ambos se rebelaron contra la voluntad de Dios y comieron, a pesar de la advertencia, es decir no creyeron la palabra de Dios, no tuvieron temor de Dios.
v. 7 “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.”
v. 8 “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.”
Del texto del versículo 8 se desprende que el “Adam” cuando fue creado estaba en comunión con Dios, Dios se paseaba en el huerto con ellos, pero ahora el pecado los aleja de Dios, rompe la comunión con Dios y en vez de estar atentos a la voz de Dios y venir al encuentro de su creador cuando se paseaba por el huerto, ahora se escondieron de la presencia de Dios entre los árboles.
Dios siempre nos va a buscar, Dios busca a sus hijos y busca la reconciliación y restaurar la comunión con sus hijos, dice el versículo 9:
“Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”
Y la reacción del ser humano pecador, que sabe que ha actuado en contra de la voluntad de Dios, es alejarse de Él, en vez de buscarle; como leemos en el versículo 10:
“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”
En el versículo 11 vemos que Dios le hace una pregunta retórica a “El Adam”, puesto que Dios lo sabe todo, pero el hacer la pregunta era para que “El Adam” hiciera conciencia de su pecado, de su actuación. en contra de la voluntad de Dios.
“Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
En el versículo 12 encontramos la tendencia que tiene el ser humano de evadir su responsabilidad delante de Dios, de encontrar “motivos” que “justifican” su pecado e incluso de encontrar en otro el culpable/responsable de su pecado.
“Y el hombre respondió: la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.”
Dice Adam “la mujer que me diste por compañera”, derivando la responsabilidad de su actuar en contra de la voluntad de Dios, en “otra persona” e incluso en Dios mismo “me diste”, ya vimos en la sesión anterior que Dios le dice a Caín y nos enseña que el Ser humano puede dominar el pecado, enseñorearse sobre él, superar la tentación de rebelarse en contra de la voluntad de Dios.
En el evangelio de Juan Nuestro Señor Jesús nos enseña que el Espíritu Santo nos convence de pecado, es decir no podemos decir que no nos damos cuenta de nuestro pecado, porque el Espíritu Santo nos hace ver cuando nos alejamos de la voluntad de Dios y esto nos da la oportunidad de arrepentirnos y volver al camino del Señor,
Juan 16:4-8
4Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. 5Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? 6Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. 7Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
Continuando con nuestro texto en el versículo 13 leemos:
13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
La respuesta que da Eva a Dios es sólo una excusa para justificar su actitud de rebeldía a la voluntad de Dios, no puede haber engaño cuando conocemos la voluntad de Dios y tenemos el firme propósito de andar en los caminos del Señor, cuando estamos firmes en el conocimiento de la Palabra de Dios, tenemos dominio sobre el pecado y no somos víctimas de engaño, y hoy en día, como ya mencionamos tenemos al Espíritu Santo que nos convence de pecado, de justicia y de juicio; es decir nos guía para hacer la voluntad de Dios.
Y es aquí donde viene la promesa de Dios del juicio para el adversario y la redención del “Adam”:
14Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
La simiente de la mujer, Dios mismo hecho carne, herirá al adversario y le vencerá y el adversario herirá a la simiente de la mujer en el calcañar, esto es el prototipo de Nuestro Señor Jesús que vino a morir por nuestro pecado.
En conclusión el ser humano es capaz de dominar el pecado y hacer la voluntad de Dios, y hacemos la voluntad de Dios, no por miedo a la muerte eterna, sino por amor a Dios, como Nuestro Señor Jesús nos enseñó:
Juan 14:21
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi padre y yo le amaré y me manifestaré a él.
1 Juan 5:3
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
Elaboró:
Noemi Mendoza